Puedo haber sido mejor o peor "creador", pero siempre he intentado ser original. Desde muy pequeño se me metió en la cabeza que tenía que crear cosas distintas, y me molestaba ver plagios en cualquier lugar. Uno de los recuerdos que tengo de más pequeño es cuando descubrí un plagio de Miqué Beltrán, dibujante valenciano de Marco Antonio y Cleopatra, a otra viñeta de Quique y Flupi. Era tremendamente obvia, una burda copia, pero no hacía la más mínima mención a Hergé (lo que hubiese podido convertirlo en un homenaje, pero no fue el caso). Ya entonces me molestaban mucho estas cosas.
También recuerdo el que creo que fue el primer relato que enseñé a mi familia, siendo muy pequeño, y que se titulaba Cámara 703 (u otro número de tres cifras) y era la historia de un cámara de televisión al que premían con un viaje a una isla exótica cuando baja en escaleras por el rascacielos de su empresa, después de averiarse el ascensor (no por bajar andando; bajando andando era como descubría el concurso). El relato tenía la estructura de una novela abreviada a tres páginas, lo que convertía el relato en algo infumable, pero recuerdo que me molestó mucho que mis hermanos dijesen que la había copiado. No decían de dónde, pero sí decían que a mí no se me hubiese ocurrido un personaje cámara de televisión. Como todavía no he visto un personaje similar en ningún sitio, tengo que pensar que realmente fue una idea original. Me molestó muchísimo que me acusasen de copiar, cuando ni siquiera decían el origen. Pero tenía que haberlo copiado, eso decían.
A la inversa también tengo recuerdos. En mi segundo colegio, cuando dibujé un comic larguillo (para mí) de un marciano llamado Bug (el mismo del que luego dibujé
estas tiras cómicas). El dibujo del protagonista era muy simple, pero por lo menos era mío. Qué rabia me dio cuando fui a casa de un compañero de clase a hacer un trabajo, y descubrí que había copiado mi personaje y lo tenía copiado en el corcho. Era una mezcla de impotencia y vergüenza ajena.
Me gustan las parodias, y he escrito más de una. En cierto modo S.F.I. es una parodia de la Divina Comedia, aunque a muy grandes rasgos (prácticamente irreconocibles). Escribo continuos homenajes pero la cosa está en que se note que son homenajes, porque si no pierde el sentido. Lo que jamás me consiento es un plagio. Y vale que pueda haber plagios inconscientes, puedo creérmelo (y me puede pasar, Dios no lo quiera) pero me parece horripilante y (justamente) enjuiciable la gente que plagia a sabiendas, como si nada, y todavía tienen los huevos de hacerse llamar escritores. Lo veo profundamente miserable e inmoral.
Porque se ven continuos plagios, en todos los ámbitos artísticos. Un creador que plagia no crea, símplemente manipula algo ya creado. Le quita toda la parte intelectual al proyecto y lo deja en una simple transformación de algo ajeno. Es asqueroso. Por eso me sorprendo de que haya gentuza que después de demostrarse sus plagios, todavía publiquen y se consideren famosos. En un mundo movido por mí, hubiesen quedado en la sombra. Pero supongo que los plagios no importan a todos por igual, y a algunos les vale cualquier cosa aunque el autor original sea otro...