Para lo que es, claramente, una peli coñazo monumental. La culpa es de la canción, Just like honey, que mola mogollón. La peli es Lost in translation, por si alguien no se quiere espoilear.
Lo que un inculto de cine llama buenísima escena final
martes, 31 de agosto de 2010
Un año en Madrid, el desenlace: El fantasma de las vidas futuras (en cómic)
lunes, 30 de agosto de 2010
Hoy se cumple mi primer año en Madrid. Para recordarlo, he dibujado un cómic muy sencillo. A continuación está la última entrega, pero si no habéis leído las anteriores, aquí está El fantasma de la vida pasada y El fantasma de la vida presente. Ahora toca el final.
Un año en Madrid, segunda parte: El fantasma de la vida presente (en cómic)
domingo, 29 de agosto de 2010
Si no lo has hecho, lee la primera parte, El fantasma de la vida pasada, antes de seguir con ésta.
Un año en Madrid, primera parte: El fantasma de la vida pasada (en cómic)
sábado, 28 de agosto de 2010
Ando renostálgico porque el lunes cumplo un año de mi llegada a Madrid. Para el resto es nada, pero para mí significó un cambio crucial. Con estas tres entregas pretendo reflexionar sobre lo que podría haber pasado, lo que ha pasado en realidad y lo que pasará en un hipotético futuro. Cada día una parte, y empezamos con El fantasma de la vida pasada.
Sigue con la segunda parte, El fantasma de la vida presente.
Una historia que le sucedió a mi amigo Pastant
jueves, 26 de agosto de 2010
Los nombres y lugares que aparecen en la siguiente historia no son reales. Los he cambiado con el propósito de distraer, vamos, para que no reconozcáis a los protagonistas (en el hipotético caso de que uno de ellos viviese en la puerta de al lado). Lo que sí es verdad es que esto le sucedió a un amigo mío, al que llamaremos Pastant, no hace demasiado tiempo. Es una historia de primerísima mano.
La mecánica de los sueños
miércoles, 25 de agosto de 2010
De entrada, no sé por qué en Madrid tengo tantos problemas para recordar los sueños, cuando en Valencia raro era el día que no recordaba por lo menos uno (y mi récord está en acordarme de tres o cinco. Qué chiste de memoria si no me acuerdo del propio récord). En estos últimos meses vuelvo a levantarme recordando lo que he soñado, y el otro día tuve un sueño especialmente peculiar: se cumplía el veinte aniversario del rodaje de Míster Bean (la efeméride era pura cortesía onírica, desde luego) y mi hermana mayor y yo visitábamos el piso en que se rodó (aquí adivino el origen del subconsciente: unos días antes había visitado unos patios particulares donde se rodó Volver. Supongo que mi cabeza hizo asociación de ideas).
Una vez allí, los vecinos se volvían locos y nos intentaban matar a toda costa: mi hermana y yo les lanzábamos bolas de cañón y nos sacábamos el uno al otro de toda clase de apuros. Lo importante era evitar que entrasen a nuestra casa, que era un cuarto, y atrancábamos la puerta y ventana para evitar cualquier intromisión. Los vecinos, de hecho, se parecían mucho a los de La comunidad.
Lo interesante del cuento no es que parte de la pared de la casa fuese abatible para arrojar bolas de cañón, o que los inquilinos tendiesen la ropa en la escalera y no el patio (yo lo haría si pudiese: soy incapaz de tender la ropa a más de un piso de altura) sino una conversación que tenía yo con mi hermana. En ella, mi hermana me quería explicar algo y yo le decía que no se estaba explicando bien.
--¿No entiendes lo que te estoy diciendo?
--Entiendo perfectamente lo que estás diciendo --le decía yo, porque de verdad lo entendía-- pero insisto en que no te estás explicando bien. --Por el modo en que mi hermana se explicaba, podía adivinar lo que quería decir, pero del modo en que desarrollaba sus ideas sabía que cualquier persona entendería lo otro. Luego nos entendimos y seguimos con la batalla campal por proteger el cuarto de la escalera (por cierto, que mi antigua casa era un cuarto. ¿También será mi subconsciente que no quiere perder recuerdo de aquel hogar?).
Cuento todo esto porque me puse a pensar en el tema en cuanto me desperté. Si los sueños son entera creación de nuestra mente, ¿hasta qué punto podemos mantener una discusión en un sueño, si el interlocutor es una nuestra propia creación? ¿Es posible que cada voz de la conversación se genere en un lado distinto del cerebro, de modo que no nos podemos avecinar a lo que van a responder las personas con las que nos cruzamos? Si todo lo que decía mi hermana era un guión escrito en mi propia cabeza, ¿cómo es posible que los argumentos de mi hermana fuesen incorrectos -aunque la conclusión válida- si yo los podía ofrecer mejor, por qué no los elaboraba en limpio antes de decírmelos a mí? En definitiva: ¿es posible tener la razón y equivocarse a la vez, una por cada interlocutor del sueño? ¿Cómo se explica?
Claro que para entender la respuesta tendría que estudiar neurología, y en fin, en mi escala de prioridades prefiero terminar con la tercera temporada de Sexo en Nueva York. Después Dios dirá.
Se busca compañero de piso
Una mezquita para provocar a los neoyorquinos
domingo, 22 de agosto de 2010
No me cabe en la cabeza la posibilidad de que prohiban la construcción de una mezquita en la zona cero del World Trade Center de Nueva York. Dicen que es una provocación a todos los afectados del 11-S, pero no voy a dedicar más de un párrafo a explicar lo que es sentido común. Los aviones los estrellaron terroristas, no musulmanes. Culpar a los musulmanes de los atentados es una locura radical. Que los musulmanes no puedan profesar su religión porque ofenden es una barbaridad en sí misma. Quien no lo entienda, quien confunda unos con otros, tiene que ser por fuerza un poquito subnormal. O eso o una mala persona terrible para quitar derechos a quienes no han hecho nada, o para culparlos de un crimen de semejante magnitud. Mira, sólo he escrito un párrafo del tema.
Tráiler de El secreto de Kells
Los diseños de esta película me parecen alucinantes. Llevo tiempo queriendo verla.
La altura de las circunstancias
miércoles, 18 de agosto de 2010
El diario Bauríntimo
lunes, 16 de agosto de 2010
Que mis amigos no sean unos lectores empedernidos no significa que no sean unos frikis de cojones. Todos desarrollamos nuestros lados chungos, y si no que se lo digan a mi grupo de secundaria, cuyo caso raya lo enfermizo. Os ubico:
Unos amigos sienten una pasión desbordante por un profesor de su carrera al que, por cuestiones de seguridad, llamaremos José Ángel Baurí. En primero de carrera apuntaban todas sus frases míticas e imitaban sus movimientos (incluso en la discoteca Pachá lo hacían, razón por la cuál tuve que huir de Valencia y pedir asilo político en Madrid. Vale, admito que no volver a Pachá no fue nada dramático), y lo trataban como una especie de dios. La cosa fue a peor en segundo de carrera, cuando crearon hasta una wikipedia (con su dominio y todo) que recogía todo el material relacionado con el profesor: su infancia, sus momentazos, las películas inspiradas en él, sus supuestos amantes y hasta un sinfín de artículos de copyleft que no sé si os harían gracia u os pondrían los pelos de punta. Creo que la cosa está medio medio.
Su wikipedia incluía una sección de relatos, y ahí que entré yo a participar con mi versión de la historia, un diario secreto escrito por el mismo profesor Baurí, llamado "El diario Bauríntimo", y narraba la juventud de este famoso ingeniero de caminos, haciendo especial incapié en la relación con su padre y el romance con la tal Maribel (a la que dedicó un libro y mis amigos se estrujaron los sesos por averiguar su identidad: ¿madre, amiga, amante?). Juro que me obligaron a escribirlo. Me dijeron que la democracia de grupo se había terminado si no escribía el diario hasta el final, así que allí que fui. Aquí la primera entrada:
31 de Marzo de 1970
Querido diario:Villareal ha amanecido triste. Hoy siento que mi vida es una miseria y es todo culpa de papá, que no acepta mi decisión irrevocable. ¡Tendrías que haberle visto en la cena! Estábamos papá, mamá, Carmela, Antonio y Daniel Alberto alrededor de la mesa, esperando a que Carmela bendijese los alimentos. Entonces mamá, que es buena pero muy tonta, dijo:
— Angelín —así me llama siempre—: ¿sabes ya qué vas a estudiar?
Y ahí me ha entrado el pánico. Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano. Tengo dieciocho años, era de esperar. Antonio no quiso estudiar y le obligaron, así que yo no iba a ser menos. Carmela está de novia y las novias no estudian, eso lo sabe todo el mundo.
— José Ángel, tu madre te ha hecho una pregunta.
Ahora es mi padre el que se dirige a mí. Lo paso mal. Trago saliva. ¿Por qué coño Carmela no se pone a bendecir y terminamos con esto?
— Sí, ya lo he oído... —me atrevo a responder.
Me quedo callado, naturalmente. Vaya situación, ¡esto es una auténtica castaña!
— Si has oído la pregunta, responde.
Mi padre se muestra especialmente inflexible en las cenas. Ya podrían haber sacado el temita en el desayuno, ya... pero a la buena (pero tonta) de mi madre se le ocurre decirlo en la cena.
— Pues... había pensado...
— ¿Sí? —preguntan todos impacientes.
— ... se me había ocurrido estudiar... habíapensadoestudiarcaminosybu
Mi respuesta es inteligible. El hecho no pasa inadvertido en mi familia.
— ¿Se puede saber qué has dicho?
Mi padre se está enfadando. No, espera. Ya se ha enfadado. Creo que no le hace preguntar: sospecha qué es lo que me propongo.
— He dicho que quiero estudiar... ingeniería de caminos.
Silencio sepulcral en el comedor.
— Carmela, Antonio: llevaos a Daniel Alberto a su habitación.
Mi madre está aterrada. No quiere que nadie presencie esa escena. Mis tres hermanos salen a toda prisa de la habitación.
— Caminos —repite mi padre, como si la simple palabra le produjese urticaria—. Ca-mi-nos.
Asiento acobardado. No me atrevo a mirarle a los ojos. Oígo como se levanta enfurecido y la silla golpea contra el suelo. Mi padre se encoge en un rincón y le oigo llorar. Este momento iba a llegar tarde o temprano, siempre lo he sabido. Nada me sorprende, pero estoy aterrado.
— ¡MI HIJO, INGENIERO DE CAMINOS! —brama mi padre, y en esas se le hincha la vena del cuello—. ¡EN MI PROPIA CASA!
— Cariño, no creo que tengas que...
Mi padre mira a mi madre y levanta el dedo amenazante. Ella calla en el acto
— Papá... no será tan grave...
— ¡MALDITA DESCENDENCIA! ¡CRÍA CUERVOS Y TE SACARÁN LOS OJOS! —nunca le he visto tan enfadado—. Mi hijo, ingeniero de caminos. ¡Qué vergüenza! A mí, un prestigioso arquitecto. Dios será Dios, pero no Arquitecto. ¡MALDITA SEA!
Hoy no voy a poder dormir. Mi padre se ha ido gritando a su habitación y no le he vuelto a ver desde entonces. Pero ya está bien, lo he dicho. No tendré que vivir con más mentiras. Mis padres ya conocen mi sueño: quiero ser Ingeniero de Caminos.
Toy Story 3 (o la confirmación del declive de Pixar)
domingo, 15 de agosto de 2010
Origen, sin embargo, está bastante bien. Cuanto más vueltas le das al guión más incongruente resulta todo, pero así, a secas, es digna de ver. Al final tendré que hacer caso y ver El caballero oscuro. Este director me ha picado la curiosidad.
Cinco cosas que no me gustan
viernes, 13 de agosto de 2010
- Los cumpleaños en verano.
- El exceso de confianza y las preguntas indiscretas.
- La gente que hace cosas malas porque se las han hecho a ellos primero.
- Los videoclips musicales incluyan audios que no son originales de la canción.
- Las puntas de los plátanos.
Una "novela gráfica" para el blog
jueves, 12 de agosto de 2010
Luego surgieron otros proyectos y me olvidé del tema por completo hasta ahora, cuando trasteando entre papeles, he encontrado el plan de la historia y "estudios" de los protagonistas y los escenarios. Mi intención era dividir el cómic en unos diez capítulos y publicar uno a uno en el blog, pero tuve miedo de tomarme el trabajo para que luego nadie lo leyese. No es lo mismo que publicar una simple viñeta; en La esfera hay una trama completa y hay que leerla de principio a fin. No vale llegar y leer el sexto capítulo sin leer los cinco primeros. Tampoco me animaba a ello para comprobar que luego nadie comentaba pero oye, tampoco es culpa de la gente si el cómic no da ganas de comentar.
El caso es que ahí sigue el proyecto, en un cajón, a la espera de que me anime a llevarlo a cabo. Supongo que lo haré alguna vez (igual que ese artículo de-sa-rro-lla-do sobre lo que yo entiendo por vida, y que todavía no he renunciado a escribir), y me ilusiona hacerlo para mi blog personal. A fin de cuentas es eso, un simple cómic amateur, sin pretensiones de nada, salvo la de entretener durante unos minutos y con un poco de suerte, provocar una reflexión. Ya veremos qué sale. La historia me gusta, y sólo he dibujado un cómic completo en mi vida y debía tener once años. Es hora de volverlo a hacer.
El personaje histórico por antonomasia
miércoles, 11 de agosto de 2010
Todos tenemos nuestras filias y fobias, incluso en lo que a personajes históricos se refiere. Los hay apasionados de Lincoln, de Marilyn Monroe o Stalin. A mí me atraen mucho algunas figuras como Margaret Thatchet, por ser la primera mujer el gobernar Reino Unido treinta años antes de que todavía sea titular algo así (señal de lo muy adelantados que estaban los británicos, y una vez más, la prueba de que los conservadores han sido pioneros con candidatas mujeres) y por mucho que hizo, el rey don Jaime I por cuestiones sentimentales (conquistó Valencia, ahí queda eso) o Nelson Mandela, una figura histórica en toda regla que todavía se sostiene en pie: hay pocos casos tan evidentes de injusticias absolutas, como se vio en Sudáfrica.
Sin embargo, mi personaje favorito es Napoleón Bonaparte. Es de esa clase de tipos inteligentes a los que me hubiese gustado conocer. Nadie dice que fuese perfecto, pero toda su vida fue interesantísima, desde el principio hasta el final. A ver si me animo a leer alguna biografía, que es un género que tengo apartadísimo (leí las de Roald Dahl y nada más. Es que Roald Dahl es sencillamente un genio). Pensé en llamar a mi hijo Napoleón (no me negaréis que como nombre completo es maravilloso. No todos los nombres son tan sonoros), pero creo que todos me matarían con eso de crear traumas. Pues vaya: mi segundo nombre es de emperador de Roma, y nunca me ha afectado. Fantasmas que ve el resto.
¿Y tú, tienes algún personaje histórico favorito?
Primarias en Madrid
martes, 10 de agosto de 2010
Desde siempre, las noticias locales de Madrid son nacionales, así que si las comento ahora, no es porque viva aquí; es porque el resto de españoles estamos obligados a conocerlas.
Queda casi un año para las elecciones autonómicas y municipales y en el PSOE de la Comunidad de Madrid todavía no saben quién va a representarlos. Hasta hace dos días creíamos que iba a ser Gómez, presidente del partido a nivel regional, pero Zapatero y Blanco no han parado hasta que la ministra de sanidad se ha apuntado al juego. De modo que este es el panorama actual: Jímenez y Gómez se verán las caras en unas elecciones primarias, a lo Hillary y Obama, para gusto de la oposición.
Partiendo del hecho de que me parece que Zapatero no ha obrado bien (¿le pides a alguien que deje el municipio donde ha triunfado como alcalde por un cargo que luego no le vas a dejar explotar? ¿Le hiciste renunciar a Parla para luego ahogarlo en su aspiración a presidente autonómico?) lo cierto es que cualquier celebración democrática es pues eso, para celebrarla. Que los candidatos no vengan preestablecidos, sino elegidos, y con eso me refiero a que haya más de un postulante al puesto. Trinidad Jiménez hace uso de un derecho al presentarse como candidata, y Gómez también garantiza el suyo manteniéndose en la lucha. Si en la Moncloa preferían que no ocurriese este final y que Gómez se apartase antes, están equivocados. Cualquiera sale reforzado de unas primarias, y en la lucha contra Aguirre, el que gane de los dos ya habrá hecho campaña antes de que la popular diga esta boca es mía. Independientemente de que gane o no, el PSOE de Madrid va a coger oxígeno con las primarias.
Estaría bien que esta moda se extendiese al resto de España, pero no hay manera. Cuánto me gustaría que apartasen a Camps antes de llegar a las elecciones. No quiero pasar por la vergüenza de verlo ganador. Si lo suyo no es delito, por lo menos es inmoral, y eso es igual de grave para algunos. Ya veremos. Primero tengo que decidir dónde voy a votar, y después de todas estas noticias, en la capital del Túria y del Manzanares, todavía no me he decidido.
Mis propósitos del nuevo curso (el cómic)
domingo, 8 de agosto de 2010
Los chinos que me odian
sábado, 7 de agosto de 2010
Madrid está lleno de establecimientos chinos, algo a lo que te acostumbras a las cinco horas de plantarte con tu maleta. Da igual el barrio que sea: no hay bloque sin su establecimiento de chinos, ya sea de comestibles, el todo a cien, el restaurante de rigor o las cada vez más típicas peluquerías. China está en Madrid para hacernos la vida más fácil a los madrileños.
Cuando te instalas en una nueva casa, es imprescindible presentarte al portero (si hay), a los vecinos de la misma planta (si hay) y a los chinos del local de abajo. Ahí no cabe el "si hay", porque hay locales de chinos en todas las manzanas por imperativo legal. Tarde o temprano los necesitarás, y más te vale tenerlos calados.
Los de mi antigua casa eran una pareja de chinos desagradables que se pasaban el tiempo discutiendo. También estaba la hija adolescente, un poco más centrada, que sin ser la alegría de la huerta sobresalía sobre los otros dos. Es que eran antipáticos hasta decir basta, hasta el punto de que una vez entré y dije 'hola', no respondieron, les pedí una cosa, no me respondieron, la encontré, fui a caja, pagué, pregunté lo que era, no me respondieron, pagué aproximado, me dieron las vueltas, dije adiós y tampoco respondieron. Eso sí: me miraron de mal humor desde el primer instante. Fue la última vez que me escucharon hablar. Nunca más volví a entrar a su establecimiento, aunque tuviese que irme a otra manzana a comprar donetes, papas o las palomitas para la sesión de peli nocturna. Todo con tal de no seguir colaborando en su negocio.
Creo que existe una explicación. Partiendo del hecho de que fueron antipáticos desde el primer día, dato compartido por toda la comunidad de vecinos, la cosa se complicó en dos ocasiones:
- La noche de Halloween, cuando bajé a comprar unas botellas de cerveza para los invitados. Yo me quería llevar las botellas en la mano y ellos insistían en meterlas en bolsa. Me negué de buen modo, porque no me gusta utilizar plásticos a lo tonto y no me importaba cargarlas en la mano durante un minuto. No entendí su cabreo por mi terquedad hasta que alguien me dijo que había pasado la hora de vender alcohol, y su interés con las bolsas era que nadie viese que estaban incumpliendo la ley.
- La vez -o veces, muchas veces- que les pedía tíquet de compra. Qué menos, cuando es obligatorio por ley. Les repateaba que se lo pidiese, pero yo no daba mi brazo a torcer. Supongo que esto empañó una relación que prometía ser próspera.
Las mejores portadas de libros
viernes, 6 de agosto de 2010
Suelo preferir las portadas sencillas a las complicadas. Me gustan las nuevas de Debolsillo, por ejemplo, que sin ilustraciones ambiciosas logran atrapar el ojo entre toda la marabunta de novedades de la librería. Especial mención a Cuentos de Dostoievski, aunque la editorial se ha cubierto de gloria (y de la nueva) con el retapado de sus cubiertas. Pásate por cualquier sección de bolsillo de una librería y disfruta con las elecciones de su departamento artístico. Para aplaudir hasta que salgan callos.
Si se trata de introducir una ilustración, no me gusta que sean demasiado complicadas. Siempre hay excepciones, por supuesto, pero cuando el dibujo es demasiado emperifollado me produce dolor. Si se trata de infantil o juvenil, me gusta que la imagen esté integrada con los elementos de texto de la cubierta, ya sea el título, autor o logo de la editorial. Ah, y algo que detesto: las frases promocionales en las tapas. Me repelen. Me da igual si es el último premio Nadal que si lo recomienda Stephenie Meyer. ¿No se supone que las fajas están para eso? ¿Por qué manchar la cubierta con información adicional?
Si tengo que elegir mi cubierta favorita, primero tengo que descartar. Las de Tobi Lolness me parecen maravillosas, igual que las estadounidenses de Harry Potter. Qué cosas, los jóvenes dan más pie a maravillas. No tiene nada que ver que sean libros que me encantan. No me entusiasma ninguna cubierta de Roald Dahl; Quentin Blake será un fantástico ilustrador, pero es un pésimo portadista. ¿Acaso no puede pasar? Eso sí: una composición puede obrar milagros, y si no atentos a los diseños catalanes para el mismo autor.
Pero no me entretengo más. El motivo de esta entrada, por más que haya dado giros de ciego, era para elegir mi portada favorita del mundo mundial. Y sé que es ésta, porque por más que pasan los años la sigo teniendo como mi referencia número uno. Se trata de Vida de Pi, de Yann Martel. El libro está bien, pero oh Dios mío, su portada es maravillosa. ¿Y tú, con qué cubierta te quedas? ¿Cuál es tu favorita? ¿Hay alguna que detestes con toda tu alma?
Pero qué aburrida es Ciudadano Kane
martes, 3 de agosto de 2010
Pongo por delante algo que no escondo: no me gusta el cine. Pensaba que me gustaba, pero no es así, me aburre y sólo aguanto las películas cuando las veo con alguien, porque si por mí fuese las quitaría a los cuarenta minutos. Como mucho. No tengo paciencia. Recuerdo cuando mi padre decía que todas las películas son demasiado largas y yo me reía, porque pensaba que era un comentario de viejo. Ahora me siento terrible por haber soltado una sola carcajada: he llegado a la misma conclusión antes de llegar a los treinta.
Como no me gusta el cine, tampoco pretendo dármelas de entendido -ni en esta ni en otras materias, pero mucho menos en ésta-. No sé cómo serán los planos de cojonudos -a mí no me impresionaron nada, pero bueno- ni las interpretaciones -que vinieron a aburrirme lo mismo-. La historia, a falta de conocer el final, me mantuvo en una permanente inducción al suicidio. No hay nada que me haga comprender por qué la película tiene tanto éxito, y por eso recurro a vosotros, cinéfilos comentaristas, para conocer las razones. Ya digo que no critico sin saber: es que en este caso no critico, sino que sólo doy mi impresión desde la ignorancia. Iluminadme. Hacedme comerme mis palabras. Porque lo que soy yo, he valorado un poquito más Distrito nueve y Nueve, las dos peores películas que vi en 2009: por muy insufribles que fueran, no eran peores que Kane. El único aspecto positivo que le encuentro a este clásico es hacerme valorar un mínimo las últimas bazofias comerciales. Un ignorante que soy yo.
Antología de mis súper-poderes #2: el vuelo
lunes, 2 de agosto de 2010
Después de explotar el súper-poder de la telepatía, le toca el turno al vuelo. Aunque claro, en mi caso, mejor hubiese sido dárselo a otra persona.