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Relato: De profesión, famosa

Estoy haciendo limpieza de habitación y he encontrado una barbaridad de relatos breves, género que apenas he tocado en los últimos años porque sinceramente, se me da fatal escribir historias autoconclusivas en un par de páginas. Ésta la presenté a un concurso de relatos de la semana cultural de mi ex-Universidad, y definitivamente no gané nada (tampoco les culpo). Luego me han contado lo amañado que estaban esos concursos, así que no volvería a tomarme las molestias. Bueno, aquí va. 9 de Mayo de 2005,


DE PROFESIÓN, FAMOSA

Jessica Bildán Romero nació en la primera plana de las revistas del corazón, o al menos eso es lo que le gustaba decir. Hija de un archiconocido torero andaluz y una cantante de coplas de cuestionable talento, se crió entre focos de televisión y micrófonos de radio. La niña heredó el desparpajo de su madre y la técnica del toreo de su padre, artes que nunca dudó en emplear a fondo para vivir en el objetivo de la cámara y esquivar aquellas preguntas que no le interesaba responder. Jessica adoraba ser la noticia: el primer suspenso, el primer beso, el primer desengaño amoroso... todo era noticia si se trataba de la pizpireta, simpática y graciosa Jessica Bildán. Y si por circunstancias de la vida lo que le acontecía no llegaba a los medios, ya se encargaba ella de que no quedase periodista sin informar ni fotógrafo para el que posar, cómo no, in fraganti.
Con unos progenitores tan ocupados en sus labores, no es de extrañar que la joven buscase en otros lugares la atención que no recibía en casa. Y dónde mejor que en las revistas del corazón. Cuando cumplió los dieciocho años tomó la decisión más importante de su vida: a qué se iba a dedicar. Mientras sus amiguitas se debatían entre la medicina y el derecho, ella no se lo pensó dos veces. Se replanteó sus días de famosilla esporádica y llegó a la conclusión de que tenía que trabajar en algo serio. Desde entonces, sería famosa profesional.
Jessica fue feliz por mucho tiempo. Hablasen bien o mal de ella, lo importante era que hablasen. ¡Qué grandes días aquellos! Las revistas del corazón dedicaron números especiales a su affaire con cierto futbolista inglés, y no quedó plató en España en el que no hubiese revelado lo más tenebroso de aquel accidente de coche en el que se rompió una uña del pie recién pintada. Hasta la prensa extranjera hizo eco de su generosa donación a Peluqueros Sin Fronteras. ¡Qué decir de los debates televisivos! Los programas en horario infantil se rifaban las intervenciones de la siempre interesante Jessica, donde declaraciones íntimas y duras acusaciones contra otros famosillos de turno acababan, tarde o temprano, en los Juzgados.
El día más feliz de su vida fue el de su quinta boda. Entonces, Jessica Bildán era tan popular que su enlace fue emitido por la televisión internacional y superó con dos puntos la audiencia de la final de la Copa del Rey. Con quién se casase era secundario - a fin de cuentas, la exclusiva del divorcio ya estaba vendida-. Lo importante era no ser nunca olvidada. Nunca.
Así fue la vida de la popular Jessica Bildán, siempre como ella quiso que fuese: un auténtico reportaje a todo color, donde los maridos, lloriqueos televisivos y embarazos sospechosamente interrumpidos se sucedían como fascículos de un coleccionable de kiosko.
Pero hasta a la flor más llamativa del jardín le llega su momento. A punto de cumplir los sesenta y tres años, Jessica, la que fuera la más querida de España, se convirtió en un juguete roto. Sus accidentes con el secador sólo ocupaban media columna en la sección de Crónicas, los romances ya no eran tomados en serio y qué decir de sus embarazos. Una estúpida reportera de Corazonadas se había atrevido a escribir que si Jessica Bildán hubiese tenido todos los hijos de los que había jurado abortar, tendría suficiente descendencia como para formar un escuadrón del ejército propio, con cocinero incluido. Y entre tanta desacreditación, la que fuera la reina del papel cuché fue perdiendo admiradores, y ningún programa pagaba ya por sus exclusivas.
Lo intentó todo. A fin de cuentas, prefería la muerte a caer en el olvido. ¡Ella, que su quinta boda fue un hito en la historia de la televisión! ¡La misma Jessica Bildán, que reconoció sus problemas con el alcohol para la revista Adiós y todavía no se había publicado un número del que se imprimiesen más ejemplares! Tenía que hacer algo, y hacerlo ya. Cogió el teléfono inalámbrico y llamó a un viejo periodista con el que había concertado varios montajes. Le propuso algo a lo que no se podía negar. Pero el reportero colgó enseguida, alegando que el mundo del corazón necesitaba sangre nueva. "Fuiste grande, querida, muy grande. Pero debes hacerte a la idea de que tú época ya pasó. Ahora se llevan más otros bombazos, como lo de hijos secretos y los transexuales. Cuestión de modas, querida".
¡No! ¿Es que el mundo se había vuelto loco, que no se interesaba por su vida? ¿Qué tenía que hacer para volver al candelero? Durante el mes siguiente ideó mil planes. Todos acabaron en el traste. Las cadenas de televisión no la invitaban ni gratis, y el programa Tomates casposos no hizo ni una sola mención a su persona cuando le embargaron la casa. ¿Era cierto que su fin había llegado?
Sólo quedaba una solución. Drástica, pero efectiva. Si no funcionaba eso, ya nada le devolvería a la palestra. A las ocho y media de la noche, Frida, la criada, cerró la puerta de la casa. Bajó a la calle malhumorada. Aborrecía a su jefa y su sueldo era una miseria. Pero tenía que hacer algo para traerse a sus niños de Armenia, y ese dinero, por poco que fuese le servía para ir tirando. Jessica esperó a encontrarse sola para llevar a cabo su plan, cuando la estúpida chacha no pudiese incordiarle.. Tres pastillas verdes, media docena de las blancas y una copa de coñas. Con eso sería más que suficiente. Se lo tragó todo seguido, saboreando con gusto la pócima del éxito. Para hacer tiempo encendió la televisión por última vez y puso uno de esos programas de cotilleos. A la mañana siguiente sólo se hablaría de su suicidio, y ella volvería a ocupar todas las portadas de las revistas del corazón. ¿Quién decía que Jessica Bildán había pasado de moda? Su naciomiento fue noticia. Su muerte no podía ser menos.
Jessica Bildán Romero dejó este mundo con una sonrisa en los labios, satisfecha consigo misma. Volvía a los medios. Quisiesen o no, tendrían que hablar de ella. Su plan iba a ser un auténtico éxito.
Cuando Frida encontró el cadáver doce horas después, ahogó un grito y corrió a llamar a la policía. Los ojos de una Jessica Bildán inerte no se separaban de la pantalla de la televisión, y sólo cuando un agente se atrevió a desenchufarla, la vieja gloria dejó este mundo para siempre. Su cuerpo fue llevado al tanatorio, y nadie veló por su alma. Pero el macabro plan de la aspirante a estrella funcionó. Su nombre, con los dos apellidos, volvió a aparecer en la prensa. Había hecho su sueño realidad, su muerte no había sido en balde. Bajo un anuncio de pañales ultra-absorventes, y entre dos artículos de opinión, una diminuta esquela de dos líneas rogaba que se rezase por su alma. Fue la criada quien la pagó, con lo poco que tenía ahorrado. Esas navidades no pudo traerse a sus hijos a España.

8 comentarios:

Nazaret dijo...

Lo raro es que llegase así a los 63...

No está mal, pero echo de menos algún dialoguillo.

Anónimo dijo...

una buena historia, es la vida de muchas personas lamentablemente.....

me gusta tu forma de escribir..mucho

hacia ya tiempo no te dejaba comentario, pero las entradas si que las leo

y muchas felicidades por ser el blog numero 9 de politica =)

saludos bye!

Claudia Saavedra

Anónimo dijo...

Me ha gustado, el relato.
El final me ha impactado por lo de la pobre criada.
Me han llamado la antención los guiños a distintos programas/revistas/... incluso me ha sacado una sonrisa lo de "Tomates casposos".

Rocy dijo...

Me ha gustado la historia^^ nada exagerada con lo que se puede ver en televisión.

Pero eso si, la única que me ha dado pena, la pobre criada.

Saludos.

Anónimo dijo...

es precioso...la pobre Frida me ha dado mucha pena...

Anónimo dijo...

Ya había leído este relato antes, hace tiempo, pero no me acordaba de lo mucho que me gustaba. Probablemente fue lo primero tuyo que leí =) . Espero que cuelgues algún relatillo más de los que tengas tirados por la habitación.

Saludos

ConfidentLinarola dijo...

Dios, eso fue… (buscando palabra…)
Espeluznante!
No me refiero al relato –porque, como escritor, soy fan tuya hace raaaaato-
Me refiero a la historia, el hecho de la criada pagándole dos líneas en la prensa… Me dejó helada. El hecho de que se suicide, bueno, lo vi venir y no me llegaba demasiado que digamos, pero ese final… No tengo nada mas q decir, que sin leer los demás, yo te hubiera dado el premio (ya se, que no soy naaaada imparcial pero que me importa!) Te lo mereces!
…“Esas navidades no pudo traerse a sus hijos a España” … me he conmovido mucho!
Bueno, tal vez es que hoy ando conmovida mucho, pero me da igual….

Anónimo dijo...

Wow, sencillamente, genial.
El final, inesperado.
¿Soy al único al que le dió un poco de lastima Jessica?
Quizás mas aún que Frida.

Suerte.