La emperatriz de Lavapiés
viernes, 30 de abril de 2010
Tres buenas razones (egoístas) para donar sangre
martes, 27 de abril de 2010
Ni solidaridad ni tonterías, voy a proponer este cartel a los centros de transfusión de sangre para que se disparen las donaciones.
Velo
jueves, 22 de abril de 2010
Yo lo siento, pero no puedo ir con la corriente. Me apena que las musulmanas que deseen llevar velo en las escuelas españolas, no puedan hacerlo porque se las trata como quien quiere llevar una gorra con visera rosa fucsia a lo choni. Es lo mismo para algunos en este país que se las da de cristiano un día y laico al otro, que si el 25 de diciembre no va a clase es por la sagrada Navidad pero que si el musulmán pide respeto por sus fiestas, entonces comparamos sus festivos con la final de la Copa del Rey: un capricho pueril, a fin de cuentas, que si no vas a trabajar atente a las consecuencias.
Tres películas buenas que he visto últimamente
El escritor.
Diario de un vagabundo neoyorquino llamado Portièr
lunes, 19 de abril de 2010
Aquí empieza:
12 de Junio de 2005 o yo que sé, que no miro los periódicos: Mi gran amigo Ferran Adrià* me ha propuesto escribir un diario donde cuente mis experiencias en Nueva Llorc. Yo lo escribo así, con LL y C, porque si lo escribo como el jamón me entra hambre. Soy un pobre vagabundo de mierda que no tiene qué llevarse a la boca, salvo chinches de colchones abandonados y la mugre de las ruedas de los coches. De vez en cuando y si hay luna llena, me hago un festín lamiendo las compresas usadas que encuentro en los cubos de basura metálicos, esos tan conocidos de esta nuestra ciudad. Nueva Llorc, que ya lo he dicho.
Me llaman Portièr, pero en realidad soy Encarnito Juliojosé Chinarro de Córdoba. Nací hace sesenta y tres (¿lo he escrito mal? Nunca he sabido escribir bien los números. A la pregunta de porqué no uso números árabes, muy lógica, no responderé. Si no os habéis preguntado porqué sólo lamo compresas en luna llena, no tendriáis que haberos preguntado esto). Sigo: nací hace sesenta y tres primaveras en Valencia y por aquel entonces era el portero de una finca de la ciudad, en la placa de la Virgen, donde vivían los Tadeo, los Herrero, los Yúster, Fuertes, Sanchís, Reyna y Cester. No sé para qué repito sus nombres, supongo que para convencerme de que no he perdido la chaveta. Ya sé que se escribe con "b", pero tú eres tú y yo soy yo.
Ya me puede merecer la pena escribir este blog, porque estoy usando el último rollo de papel higiénico que me quedaba. Total: si sólo lo usaba para sonarme los mocos invernales, no pasará nada. Los vagabundos no cagamos, ¿cómo, si no comemos?
Hala, a tomar por culo. Ya os contaré en la próxima aventura, bueno, ya te contaré a tí, Ferrán Adrià, lo que me pasa en Nueva Llorc. Tú eres un hombre decente y me sacarás de la indigencia, estoy seguro. Te envío este primer escrito por burofax, que en Nueva Lloc se nos ha caído la conexión de Wi-Fi y vamos todos echando pis por las bocas de incendios. A la siguiente te cuento la vez que subí a las Torres Gemelas, cuando me fui de fiesta al Bronx y me violaron cuatro negros y dos chinas o esa de cuando Marilyn Monroe me pidió fuego y le toqué una teta.
Te quiere y aprecia,
Portiér.
* Nota de Pablo: Reconozco que he mentido un poco. Le he hecho creer que soy Fernan Adrià para que se crea que le recompensaré con una cena suculenta. Pobre capullo.
14 de Junio de 2008: La puta. Mémterao que estamos a 2008. Mala suerte, porque yo creía que estábamos más atrás en el pasado. 2005, o algo así. Digo la puta porque este nuevo dato en mi vida tendrá consecuencias negativas. Es que Pathy la Vagabundo de la 66th-4th me pidió que la encerrase en un contenedor abandonado hasta año nuevo, para superar su récord de dos semanas comiendo moho en un espacio de metro y medio cuadrado. Pues ya se habrá muerto la cerda, porque lleva tres años encerrada la muy jodida. Qué afán de protagonismo.
Dejando de lado mi desliz quiero contarte algo sensacional, mi amigo Adrià. ¡Hoy he ido de excursión al Bronx! Me acompañaban dos compis del gremio, Red-tooth (porque siempre tiene los dientes rojos, consecuencia de las encías sangrantes, consecuencia a su vez de mascar latas de Coca-Cola) y Rody-the-Cool. Rody-the-Cool es negro, así que estaba como en su salsa. Red-Tooth y yo andábamos más moscas, por lo que nos pudiese pasar, pero los negracas de pistola en el culo y zapatillas de aire se apartaban de nuestro camino, como si llevásemos la peste. ¡Cerdos de mierda, se creerán más limpios que yo!
Al final nos hemos relacionado con ellos y todo. Yo soy un seguidor ferviente de la política de los Eéuú y les he preguntado a quién pensaban votar.
-¡Disculpad! ¡Había olvidado que los negros no entráis en el sufragio universal!
Un chistecico para romper el hielo, qué humos tienen algunos. El tal Sam Brown me ha mirado con ojos de guillotina, y eso que no hecho bromas del color caca de su piel.
-¡Que no hablaba en serio, water-melons! ¿A quién votaréis?
A Obama, lógicamente. Esa era la respuesta lógica. Claro que no.
- Yo votaré a McCain.
- Y yo.
- Et je.
- I jo -tienen a un afro-catalán-americano, se llama Marc y baila una versión muy rara de hiphop-sardana.
- Yo yo.
- ¡Pero estúpidos! ¡Obama es negro! ¡Es cosa, como vosotros!
- ¡Mentiroso! McCain es el negro.
Todos señalan un cartel publicitario al fondo de la pista de basquet. Alguien le ha echado buena mano al Photoshop para que McCain sea negro. Menuda jugarreta para ganarse el voto "de color" (sí, ahora me ha dado por los eufemismos. Después me follaré a tu madre).
Aunque no te lo vayas a de creer, amigo Adrià, también hay cosas la mar de cultras en el Bronx. No todo es tiros y banjo, también hay coca y éxtasis. Muchos no saben que es estadio de los Yanquis -ese deporte tan engorroso de una pelotita, carreras y un bate pesa'o- está en el Bronx. Si hasta tienen su propio jardín botánico y zoo, claro que las guías turísticas que me encuentro en la basura omiten el hecho de que el 90% de la plantación del jardín es marihuana y que la mitad de animales del zoo se encuentran en fase de rehabilitación, después de que en 2004 pillasen a los chimpancés pasando droga al resto de animales.
Otro día te hablo de otros lugares de Nueva Llorc. Es una pasada de ciudad, de verdad. Cuídate, amigo Ferrán.
25 de Junio de 2008: Cocinero cocinero, perdóneme que no le haya escrito antes. Verás, es que el papel escasea cada día más en Nueva Llorc. El alcalde, que es un mafioso de no te menees, ha establecido la ley seca. No seca de alcohol, no: más bien seca de tinta. Y en eso estamos los neollorquinos, a base de reciclar las Páginas Amarillas y cualquier cosa para poder escribir. En McDonalds han empezado a entregar las facturas en hojas de lechuga, para que te hagas una idea aproximaited de cómo está la cosa. Jodida no, peor.
Hoy te escribo porque tengo algo muy interesante que contarte: el día del atentado de las Torres Gemelas o mejor, también conocido como el Día-en-que-los-Judíos-sacaron-
Pues eso, que me hago la picha un lío y no sé por dónde iba: estaba yo en la Torre Gemela A, la de la no-antena, cagando limpio cuando me dí cuenta de que no había papel. No es que lo necesitase para limpiarme el culo, porque yo apenas cago colillas de cigarros que me trago mientras duermo, pero siempre viene bien para trueques en los callejones de la Gran Manzana. Así que ni harto ni perezoso me salí de la cabina retretteeeerrr cuando escuché un "capachupú" que pa' qué. El moro que estaba echando el pis salió por patas y por descuido se cayó al vacío, que el avión había de colosionona'o en nuestra planta, between others. Yo, que soy más avispa'o que el pederasta de la Abeja Maya, me fui corriendo a ver si había algún muerto al que le pudiese pillar la cartera.
Y anda si los había.
En cinco minutejos me enbolsillé la friolera de trece dólares o como dicen por aquí, thirteen turkeys. Con eso podía pagar a Nancy la Mellada para que me hiciese una felación en Nochebuena, cuando hubiese algo que celebrar. Había humo por todas partes pero ni que mis pulmones no fuesen resistentes a todo, después de tantos años viviendo en las calles. Conseguí bajar a la calle y me metí rápidamente en la Torre Gemela #2, que tiene una antena muy larga que hace lucecillas como si de un árbol de navidad anoréxico se tratara.
Subí hasta arriba y de nuevo, cuando estaba haciendo de vientre (tres colillas de Lucky Strike y dos de Marboro) de nuevo "capachupú", todo a tomar por culo y el morro del avión metido hasta los grifos del año. Conste que el piloto todavía seguía vivo en ese momento, cantando algo en árabe. Salió de la cabina y echó un meo en eso que llegaban los bomberos también a la segunda torre.
-Hello.
-Shal'am Malequú.
Malequú su padre, pero no era momento de discusiones. Ademón, yo no sabía todavía que era un terrorítico de esos de la CNN. Me urgía más ir a buscar dinero entre las víctimas y aunque no encontré ni dos turkeies, al menos me pude llevar un fajito de post-its con forma de corazón que luego pude cambiar por una cuchara de plástico del Starbucks gracias a unas duras negociaciones.
Cuando me encontraron los bomberos yo tenía la cara cubierta de hollín y como ellos no socorren a los negros, pues me dejaron estar. Bajé a la calle por mi propio pie y por el camino me eché unas risas con la Muerte, que se estaba poniendo las botas con tanto cadáver.
-Ya se me han ocurrido los primeros chistes -me dijo emocionada, mientras balanceaba su guadaña y se golpeaba la túnica negra con su mano huesada. Huelga decir que la Muerte siempre ha tenido muy buen rollito con los vagabundos. Será que nos considera muy próximos a ella, como a los sidosos-. A ver qué te parece éste, Portièr: ¿en qué se parecen las Torres Gemelas a la lasagna?
Ay, me meaba de la risa con sus ocurrencias. A ver si nos volvemos a ver la Muerte y yo, que tiene una chispa que no la acercas a la gasolinera ni en broma.
Por la noche, en mi Bread Box del callejón Stinks Alley, sólo se oían ambulancias p'arriba y p'abajo. Esos días todavía no pegaba el frío, por lo que los vagabundos manteníamos las distancias pudientemente y sin mariconeos. En eso estaba Tim Burtong y nos contó lo del Pentágono. Que había sido el constructor el Pocero, que no había hecho planos decentes de la reforma y se le había venido abajo todo un la'o del edificio. Pues yo me quedo más tranquilo, para qué te voy a engañar, amigo Adrià.
Y eso fue lo que pasó el 11 de Marzo de vete tú a saber qué año. Digan lo que digan, fueron los judíos. Prueba de ello es que exactamente nueve meses después en los hospitales maternales sólo había judías echando retoños de entre sus entrañas. Todas ellas con una sonrisita en los labios. Cuando la matrona les preguntaba por la casualidad del boom judio-monstruoso-natalicio, todas respondían lo mismo:
-Es que había mucho que celebrar.
Las matronas, pobres mujeres incultas, no sacaban bien las cuentas. "Debió ser el Hanuká". El circunscidor no dio a basto en tres semanas.
23 de Agosto de 2008: Dios mío. Oh, my God. ¿Dónde he estado todo este tiempo? ¿Qué narices me ha pasado? ¿Por qué siento como si no hubiese pasado el tiempo, y sin embargo el calendario luminoso del Trade Center marca claramente la última semana de Agosto?
He tenido una temporada muy mala, mi amigo Adrià. Le dije a tu secretario, cuando me llamó a preguntarme qué me pasaba que no escribía, y le dije que estaba de gonorreas en el Bronx. Era mentira, pero bueno, siempre es más emocionante enfermarse de gonorrea que de anginas, o de diarrea. Al menos por cómo la contraes. En realidad estaba con el mono. Sí, amigo, Adriá. Portièrtiene un mono.
Se llama Pirulí. Pirulí el Mono. Lo conocí en el zoológico del Bronx, ese que es un poco más gitano que el del Central Park, he hicimos migas desde el primer momento. Pirulí tiene un trauma sexual porque sus cuidadores le llaman Maddie, que es nombre de hembra, y él tiene pirulí y por lo tanto de hembra ná. Así que eso: si el hábito no hace al monje, el pirulí sí hace al macho. Por esa razón las pasa canutas cada vez que le dicen “Maddie, come here!” o “Maddie, suck my banana”. Le llevan de entierro en entierro al pobre Pirulí.
Rescaté a Pirulí hace unas cuantas semanas, cuando el zoo estaba a punto de estrenar la atracción “Kiss Maddie, she is a Lady!”, que preveía su final psicológico. Intuí lo mal que lo estaba pasando y con mis hierros del carrito logré sacarlo sin levantar sospechas: a fin de cuenta se trata del zoo del Bronx, ahí con tal de que no entres pistolas les da igual el metal que pase por la puerta. Salí del zoo con Pirulí de la mano y nos fuimos los dos en busca de una nueva vida. Nueva York es así, tiene estos giros inesperados. A mis años quién me iba a decir que iba a hacer un nuevo amigo.
Sin embargo lo pasé muy mal porque Pirulí estaba muy afectado por tantos años de Maddie en su vida. Si bien él se sentía macho, tenía serias dudas para reconocer a las hembras. De modo que una noche, sin quererlo ni beberlo, Pirulí intentó violarme en un callejón del barrio, justo cuando acababa de preparar un cubo de basura para calentarnos (siempre hay que hacer fuego en Nueva York: da igual que sea mitad de Agosto. Los vagabundos tenemos que mantener un prestigio de pirados). Pirulí, en un momento de Maddie, me dejó abandonado en el suelo y se marchó a la fuga. Cuando me desperté estaba en el hospital y los médicos, blancos asustados por trabajar en tierra de negros, negaban con la cabeza al ver el análisis del semen de la violación. Según supe después, aparecí en el NEW YORKER como “Pervertido abandona a chimpancé después de coito anal”. Y eso que ni siquiera me tocó, sólo me golpeó en la cabeza al no dejarme vencer.
Y claro, he cogido todas las enfermedades de un mono. La tisis chimpacina, la viruela monosa, los mocos de orangután. Diez enfermedades seguidas, en riguroso orden alfabético. Las enfermedades serán perniciosas, pero nadie les negará un irrefutable respeto por el abecedario.
Mi compañero de habitación es un latino al que no le he dicho que soy español, no sea que me de la murga como piñatas, nachos y cancioncitas del rey David. Su familia viene a verle todos los días, pero sólo lo hacen cuando cae el sol y las enfermeras cambian de turno, porque como ninguno tiene papeles tienen que hacerlo de incógnito. Ya he conocido a Daniela Salvadora, José Salvador, Manuel Salvador, Isabela Salvadora y Andrés Salvador. Ni qué decir que todos se apellidan Sánchez. Qué escoria de nombres. No saben que para triunfar en Nueva York se necesita algo más artístico, da igual a lo que te dediques. Ya seas ejecutivo, cocinero o pintor, necesitas un toque sibarita hasta en tu onomástica. Por eso yo me decanté por Portièr al llegar a la Gran Manzana. Dime tú, amigo Adrià, qué hubiese hecho yo con mi nombre de mierda. Ferrán Sánchez. No hubiese vendido ni tampones en medio de una convención feminista.
A mi compañero de habitación sólo le oigo hablar de una cosa: los musicales de Broadway. Dice en sueños que su ilusión es cantar sobre esas tablas, ante un público inculto y adulador. Que desencaje las notas que sean, los aplausos no cesen ni de milagro. Cuando una enfermera también latina le ha preguntado si quiere ir a ver ‘El Fantasma de la Ópera’, la celebrísima ópera, él ha respondido tajante:
- Y un cojoncito voy a ver yo eso –todo con su acento mexicano, por supuesto-. Nada de mariconadas de lágrima fácil -¿o ha dicho fásil, como si fuese lo mismo?-. Yo he venido para debutar en Wicked, en El Rey León o Avenue Q. Eso sí son musicales. Divertidos, originales y que puedan entender turistas. Por ejemplo, qué se yo, valencianos.
Yo estaba alucinando, evidentemente, porque soy valenciano (aunque ya no muy turista). Lo que pasa es que como no quiero que sepa que hablo español, me he hecho el estadounidense y para eso me he metido en el clásico papel de neoyorquino antipático:
- SHUT UP, SHIT OF LATIN!
¿Quién podría sospechar de mí?
Por lo menos estoy de acuerdo con su opinión. El Fantasma de la Ópera es para un público que pretende ser más exigente, que con mucho gorgorito se da por satisfecho y que sin embargo no ha entendido ni una mierda de la auténtica mierda que es el musical. Sin embargo hay otros que no tienen tantas pretensiones. Qué sé yo: El Rey León, o Wicked, o Avenue Q. Recuerdo que cuando fui a ver esta última meé bilis de la risa (bilis porque no tengo otro líquido que mear, después de una semana sin probar líquidos).
Bueno, amigo Adriá. En seguida te vuelvo a escribir para ponerte al día de las aventuras de Nueva York. A primeras te recomiendo que leas ‘Caperucita en Manhattan’, que no es una peli porno si no un libro para jóvenes de espíritu. Al menos te meterá el canguillo de venir, ya que andas pensando en abrir tu Bulli en la ciudad. Yo sabes que te esperaré, con tal de que me dejes probar un pedazo de tu delantal. Me he humillado por cosas peores.
El Día Mundial de los Termos Personalizados
jueves, 15 de abril de 2010
Garzón
martes, 13 de abril de 2010
El juez Garzón me entra mal por una razón primordial: su obsesión por ser protagonista, que le lleva a querer estar en todos los frega'os. ¿Servicio a la justicia? Permitidme que lo dude. O un 40% servicio a la justicia por un 60% de populismo. No me gusta la gente que quiere salir en la tele día sí día también. Por eso digo que Garzón me cae mal de entrada, pero hay más. Mucho más.
Creencias erróneas (iv)
viernes, 9 de abril de 2010
Es falso que haya existido alguna vez, ni siquiera por media hora, una norma de la RAE que prohibiese -ni mucho menos desaconsejase- el uso de tildes en las mayúsculas. Jamás existió ninguna regla parecida, ni de lejos, y la RAE siempre ha insistido en la obligatoriedad de la acentuación, sin excepción ni gaitas. ¡Cómo nos engañaron en el colegio...!
La problemática de los ricos
jueves, 8 de abril de 2010
Algo que me retuerce el estómago, y me recuerda mis días en HarryLatino: "JK Rowling no va a sacar más libros porque como es rica, ya no le hace falta...". Las personas que decían esto, que pretendían describir una mujer avariciosa e indiferente ante los demás, lo único que hacían -y siguen haciendo- es describirse a sí mismos: personas que de tener dinero, no pegarán un palo al agua. Personas convencidas de que todos los demás actuarían igual.
Cine en 3D
He leído este artículo de elpais.com y me ha parecido muy interesante. Sólo he ido a ver una película -como película; no me refiero a los documentales que proyectan en L'Hemisfèric- en tres dimensiones, UP!, y me sentí completamente estafado. Es increíble el poco volumen que le sacaron a una cinta en la que había una casa volando, y para colmo, las gafas me robaron mucha definición de imagen, que era lo único que podía destacar de un filme tan malo. Ahora veo que los especialistas dan la razón, y que no es lo mismo hecho para 3D que convertido en 3D. También me han convencido para ver Alicia en dos dimensiones. Esta vez no voy a caer.