Para no afinar, canto con demasiada frecuencia. Supongo que tiene una explicación científica: es poner el cerebro en stand by y mi tirolés interior entra en acción, da igual lo que esté haciendo. Canto sin darme cuenta (la gente que me rodea, sin embargo, lo sufre mucho) y tengo una capacidad asombrosa para que se me peguen las canciones que acaban de sonar, aunque ni siquiera les estuviese prestando atención. Es curioso, porque a pesar de mi capacidad extraordinaria para cantar sin darme cuenta e impregnarme de lo que suene cerca, soy incapaz de aprenderme dos versos seguidos de una canción. Esa es la segunda parte de la maldición de mi tirolés interior: que no ha memorizado una canción en su vida. Ni cinco palabras juntas. Es imposible. Por más esfuerzo que ponga. Las canciones de mi cabeza son adaptaciones más libres que el concepto de Rajoy de la democracia.
Mi tirolés interior, aparte de imitar (y destrozar) las canciones que suenan cerca, tiene predilección por una selección exquisita de temas. A poco que se me conozca, es muy fácil oírme cantar El ciclo de la vida (mi tirolés interior se curra mucho los coros africanos. Es que tengo una vocación frustrada con el suajili), Noam Chomsky de Astrud o Al vent de Raimon (esta es muy curiosa, porque mi tirolés sólo la canta cuando se dan dos circunstancias: paseo por Tribunal y L.O. está cerca. He conseguido que odie el tema con toda su alma). Sin embargo, hay un podio clarísimo de los temas que más canto cuando desconecto el cerebro, y se mantiene inalterable desde hace años. No hay ninguna razón lógica para esta selección y no consigo quitármelas de la cabeza. Es como una enfermedad. Lástima que ni por esas me aprendo la letra.
Nunca debí enamorarme de Camela
No me gusta Camela. No los conozco de nada. Y ni siquiera me sé el verso principal de la canción (mi tirolés canta «Nunca quise enamorarme» en vez de «debí» y no hay modo de hacerle cambiar de opinión). Es subconsciente tiene túneles extrañísimos, y a mí me encantaría saber quién fue el demonio que me pegó esta canción.
Smelly Cat de Phoebe Buffay
Es la canción que tarareo desde hace más años sin conseguir quitarme de la cabeza. Hay personas que van al psiquiatra por menos, estoy seguro. Creo que Phoebe es buenamente culpable de mi gusto por las canciones tontas.
Con las manos en la masa de Vainica Doble
Pero el puesto número uno, la canción con la que más he mortificado a los seres humanos que me rodean en los últimos años, la que mejor me he llegado a aprender (pero todavía me falta, a pesar de que mi tirolés la canta varias veces al día) es sin duda Con las manos en la masa de Vainica Doble. No hace falta decir que no vi el programa de cocina que popularizó el tema, porque ni siquiera había nacido: lo conocí mucho después. La canción por lo menos me gusta, aunque la tengo un poco machacada. Da igual: mi tirolés no respeta ni eso. Si alguna vez vais por el metro de Madrid y escucháis los primeros versos de esta canción (o una adaptación libre; para el caso es lo mismo), cuidado: ando cerca y pego canciones.
4 comentarios:
Confieso que no le puse play a ninguna canción. No sé cuál de todas es más bizarra, aunque me inclino por la primera. Eso es tener personalidad.
Ahora, la de Astrud es única ¡Qué temazo!, yo no sé cómo ni cuándo la encontré, pero el caso es que mi concepción sobre Noam Chomsky, cambió rotundamente. Ya no es lo mismo sentarme a leer “Lenguaje o Pensamiento”, ya ni siquiera es lo mismo pensar en él como un anarquista.
Me siento identificada con esta manía: yo tiendo a hacer lo mismo inconscientemente, la última canción que se me pegó fue esta: http://www.youtube.com/watch?v=ZNfUjOTlLag y no me la sacaba de la cabeza... el ritmito de la canción seguía aturdiendome y obligándome a cantarla.
Cualquier friendmaníaco que se precie de serlo canta "Smelly Cat" en cualquiera de sus versiones. Yo voy más lejos y también le doy de vez en cuando a otras canciones de Phoebe ("En el prado la vaca hace muuuuu, en el prado la vaca hace muuuuu, el granjero le machaca la cabeza y de ahí sale la hamburguesa"). Así que si encuentras un psiquiatra que cure lo tuyo, pasa el nombre. Curando a frikis de Friends se puede hacer de oro.
Nada. Tú canta y desgañítate a gusto, que dicen que quien canta, su mal espanta. Si mi madre puede cantar "Asturias, patria querida" a grito pelado en la cocina, pardiez que tú puedes cantar Camela.
Yo soy muy Phoebe sin pretenderlo, así me siento muy identificada con esta entrada. "Tirolés interior", es buenísimo!
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