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"Eso" no es un parlamento

La noticia de que el Senado se convierta en una torre (alta) de Babel me ha caído como una jarra de agua fría, y he necesitado un día entero para comprender la razón de mi inquietud.
No era porque se hablen cuatro lenguas además de la común: respeto cada una de ella y reivindico el derecho de todos a expresarse en la que quieran, sea cual sea, nunca menos ni más que el castellano. Tampoco porque lo hiciesen en Madrid, territorio monolíngüe: a fin de cuentas, la ubicación de la capital es anecdótica y la situación de esta no puede condicionar lo que se hable, o cómo se hable, en una institución nacional.
Seguí pensando a qué podía deberse mi cabreo: ¿el gasto? ¿Que cada sesión de pleno nos cueste lo que un obrero tardará media vida en tributar? Cómo se le explica eso a un trabajador, que sus impuestos se emplean en traducciones inútiles para personas que se entienden. Oír a los políticos decir que el gasto sólo es una milésima parte del presupuesto del Senado (lo que refuerza mi idea de que la institución en sí merece suprimirse o, por lo menos, replantearse) o que hoy somos más libres, sea cual sea su sentido de libertad. Todo esto puede chocarme, pero si bien prefiero, por cuestiones prácticas, que los políticos se expresen en castellano en cualquier institución nacional, defiendo todavía más que si quieren, puedan hacerlo en las lenguas co-oficiales. Lo que debe ser contra lo que querría que fuese. Tener derecho a salirte del margen y, a la vez, aceptar que más conviene, por comunicación y ahorro, escribir recto y de corrido.
He necesitado reflexionarlo más para descubrir por fin el motivo de mi indignación, lo que me molesta de este Senado plurilíngüe: no es un sentimiento contra las otras lenguas ni un deseo de austeridad, qué va. La razón es otra. Es que en realidad, no creo que esos intérpretes sirvan de nada. Y entonces lo he visto todo muy claro. Nuestros senadores, en la ola de la mediocridad, hacen lo que el resto de parlamentarios de esta querida España: no van al hemiciclo a hablar, escuchar y entretanto debatir. Qué va. Esos tragaperras van a la sala única y exclusivamente para apretar un botón. Se preparan un discurso que sólo escuchan unos pocos, jamás los opositores, y no modifican ni una línea aunque el político de enfrente les haya formulado una cuestión: la réplica ya está redactada desde dos días atrás en la sede del partido, oh milagro, cuando ni siquiera podían saber qué les iba a decir el otro porque-eso-en-política-no-importa. Este político tampoco espera que lo hagan, porque su discurso, sí sí, se mantendrá igualmente inalterable sea cual sea el transcurso de la votación o las sabias palabras del más listo de los oradores. Ninguno improvisa. Ninguno interactúa. Ninguno, en definitiva, parlamenta, lo que se esperaría por definición de cualquier parlamento en funciones. Para semejante teatrillo orquestado no necesito intérpretes. Nadie se pondrá los cascos si no es para escuchar la Cope o la Ser. Esto es, en definitiva, lo que me ha indignado de nuestro Senado de babel: no que se hablen todas las lenguas, sino que se tomen tantas molestias cuando nadie va allí para escuchar. No se merecen ningún respeto, porque ellos no se lo tienen a la democracia, ni a la confianza que los españoles depositan con su voto, ni mucho menos a la institución. A la mierda, foder, a la merda, itzali eman.

5 comentarios:

Nerea Pozo dijo...

yo creo que es una de las mil chorradas mas que se han sacado de la manga para desviar temas importantes y supongo que como las anteriores acabara quitándose mas adelante... pero bueno aquí parece que las cosas se hacen siempre así y NADIE aprende... (Lo hago porque yo lo valgo , se da a conocer , se lia ... reculo.)x bucle infinito.

Estelwen Ancálimë dijo...

Y aunque fueran para escuchar. Es que da lo mismo. Es de auténticos gilipollas gastar dinero en aparatos de traducción simultánea cuando todos los que van ahí se entienden perfectamente en un mismo idioma. Es un despilfarro, una gilipollez, y una burla a todos los españoles a los que desangran con sus impuestos. La autovía Huesca-Lérida, por poner un ejemplo, lleva años con las obras paralizadas a la altura del tramo Huesca-Barbastro porque dicen que no hay presupuesto para acabarlas más deprisa. ¿Y sí que hay presupuesto para unos aparatdos de traducción absolutamente innecesarios? Que no jodan, hombre. Ni siquiera en el supuesto de que sobrase el dinero deberían gastarlo en esas mamonadas. Si les sobra presupuesto, que lo envién al tercer mundo para pagar vacunas y alimento a millones de niños que se mueren de hambre, y cuyas vidas, creo, son infinitamente más importantes para la Humanidad que unos aparatos de traducción simultánea.

Y, por cierto, si tanto les interesa a los senadores entenderse entre sí hablando en las lenguas co-oficiales de España, que se vayan a una academia y aprendan idiomas. Incluso pagados por el Estado, oiga; que pagar a unos cuantos profesores de catalán, valenciano, gallego y euskera siempre va a ser más barato que los dichosos aparatitos, además de aliviar un poco el escandaloso paro que tenemos en este país. Es que no hay vergüenza.

Anónimo dijo...

Esto va a todos: interpretación, intérprete, aparatos de interpretación simultánea (que por cierto, solo son un par de cascos con micro y la grabadora que separe el sonido. No creo que se hayan puesto a hacer cabinas insonorizadas). Estudio traducción e interpretación, aspiro a ser intérprete, e insisto muchísimo en el matiz: traducción, escrito; intérprete, hablado.

Estelwen, el equipo no escucha, procesa y reformula solo: hay un profesional de la interpretación detrás de cada grabación. Nuestro gremio precisamente no necesita que le ayuden a conseguir empleo porque, francamente, por el momento se encuentra trabajo con relativa facilidad (si aquí o en un pueblo de Francia, es otro asunto). Así que no estarán pagando a unos profesores, pero sí a unos intérpretes. Reconozco que el profesor saldría más barato, claro. Un intérprete de conferencias no entra en cabina por menos de 360 euros la hora, establecida la tarifa mínima para todos los intérpretes para que nadie acepte menos de lo que vale su trabajo. Tampoco más.

Y en cuanto a lo del parlamento... No, nunca ha sido un parlamento. Ahora tenemos a ocho almas cándidas interpretando estupideces (si lo hacen como en la ONU, dos intérpretes por conferencia para supervisar), pero el parlamento ni ha ganado en libertad ni narices. España da muchísima pena.

Lo siento por los que ocupen esos puestos de trabajo. Yo no lo aceptaría ni regalado, lo consideraría un insulto a mi inteligencia. Hacer un trabajo bien remunerado está bien, pero que tenga sentido. Yo quiero interpretar donde la comunicación sea imposible en un solo idioma y ser un puente entre voces e ideas. No ser el blanco de las críticas de medio país por un trabajo absurdo e innecesario.

Anónimo dijo...

Luthienblack (o sea, ahora Estelwen), ya que has hablado del valenciano como idioma, añade tambié mi "andalúh". Siguiendo los mismos criterios, mi "andalúh" es un idioma distinto al castellano. Fonéticamente y por no hablar la de palabras que sólo usamos nosotros.

Alena dijo...

Caja misteriosa pulsada.
Como ordene mi khalesi dejo comentario para saludar: Hao!