De vez en cuando (muy de vez en cuando, pero ocurre) alguien pregunta por qué en este blog se validan los comentarios. Por si no sabes qué significa eso, lo explico brevemente: quiere decir que cuando alguien opina en una entrada, el comentario no aparece público hasta que yo (C.) lo apruebo. El último que hizo esta observación fue un poco más allá: dijo que esto se podía considerar un tipo de censura previa. Y para terminar, agregó que no es muy distinto de lo que se hacía en el franquismo.
No es que el comentario me molestase ni tampoco que le dé la razón. Sin embargo, como defensor de la libertad de expresión que pretendo ser, tengo que admitir que el sistema de comentarios de Crónicas Salemitas puede llevar a una autocensura de los comentaristas. Es posible que alguien no se exprese de la misma forma cuando piensa que lo van a leer todos que si cree que el comentario sólo me va a llegar a mí. Quizá se corte y escriba una opinión descafeinada con el propósito de que pase la validación. Soy consciente de que esto puede ocurrir, aunque puedo afirmar que nadie me ha comentado nunca que se haya cortado en sus comentarios, y además, la autocensura se la impone cada uno a sí mismo. Yo jamás he censurado ninguna opinión. Os animo a que no lo hagáis vosotros.
¿Por qué, entonces, este blog valida los comentarios?
La primera razón es ridícula, pero la más poderosa: porque de ese modo, el autor de las entradas puede leer todas las opiniones a medida que van llegando. Otra opción sería que se me notificasen por e-mail, pero mi relación con el spam es bastante mala, y no quiero que vaya a peor. Aprobar para leer, tan simple como eso.
La segunda razón es evitar trols. ¿Cuántos comentarios insultantes pensáis que se han escrito entre los casi 12.000 que se han publicado desde 2007? Os lo digo a ojo: menos de diez. O de veinte, pero la proporción sigue siendo minúscula. La razón, aparte de que los lectores salemitas son la vichisuá de la blogosfera (vamos, que sois lo mejorcito), es obvia: como los trols tienen que pasar por la validación igual que el resto, se ahorran la molestia de escribir sus troladas. Podéis imaginar cómo cambiaría la proporción si los comentarios no se validasen, ¿verdad? Seguramente los comentarios trols se contarían por más de mil en todo este tiempo. Comparado con la miseria que se han producido con la situación actual, la validación de comentarios me sigue pareciendo un buen argumento a favor.
La tercera y última razón para validar comentarios es una garantía tanto para vosotros como para mí. Antes he hablado de la libertad de expresión, pero si bien es cierto que quiero que en este blog no falte, también hay que tener en cuenta que no cuento con las herramientas normales para combatir los excesos de la verborrea: me refiero a cuando una opinión se transforma en una injuria. Y esto no sólo puede ir contra mí: las subidas de tono se producen muy frecuentemente (más de la mitad de las ocasiones) entre los propios comentaristas. Si una persona suelta una barbaridad castigable en la calle, la justicia puede actuar contra él, pero ¿qué hago yo contra un comentarista que se pasa de la raya? ¿Tengo que ir a una comisaría, o testificar cuando otro denuncie? ¿Arriesgarme a que este blog se meta en problemas o pueda llegar a cerrar por culpa del comentario de un tercero? Ni la justicia se merece más casos, ni yo tengo tantas ganas. La validación nos ahorra malos tragos a todos.
Precisamente porque los comentarios se validan, también podéis escribir bajo anonimato. Hay otros blogs donde debes firmar con un nick, aquí ni siquiera eso. Como todo lo que se valida entra dentro de lo considerado libertad de expresión, no hace falta estampar la firma.
Uno podrá decir: ¿Y cómo sabemos que no estás borrando comentarios que no te gustan? Pero quien sea asiduo a los comentarios de este blog, sabrá que se han validado muchos que me acribillaban de todas las maneras. Me han cuestionado de todas las maneras y puesto a caldo por cada cosa que he hecho. Todo eso se ha validado, y para prueba la hemeroteca. Cuánta gente estaría convencida de que el suyo no iba a pasar y por supuesto, ha pasado. Ya lo digo: aquí hay libertad de expresión, y cuando más libre, más divertido. Tendré que leer (y por supuesto, los validaré) comentarios muy desagradables, que me atacan sin ningún tipo de razón (o a veces, sí, con mucha), pero es parte del juego al que me someto. Me gusta, qué le vamos a hacer. De censura nada. No dejéis de opinar.
La segunda razón es evitar trols. ¿Cuántos comentarios insultantes pensáis que se han escrito entre los casi 12.000 que se han publicado desde 2007? Os lo digo a ojo: menos de diez. O de veinte, pero la proporción sigue siendo minúscula. La razón, aparte de que los lectores salemitas son la vichisuá de la blogosfera (vamos, que sois lo mejorcito), es obvia: como los trols tienen que pasar por la validación igual que el resto, se ahorran la molestia de escribir sus troladas. Podéis imaginar cómo cambiaría la proporción si los comentarios no se validasen, ¿verdad? Seguramente los comentarios trols se contarían por más de mil en todo este tiempo. Comparado con la miseria que se han producido con la situación actual, la validación de comentarios me sigue pareciendo un buen argumento a favor.
La tercera y última razón para validar comentarios es una garantía tanto para vosotros como para mí. Antes he hablado de la libertad de expresión, pero si bien es cierto que quiero que en este blog no falte, también hay que tener en cuenta que no cuento con las herramientas normales para combatir los excesos de la verborrea: me refiero a cuando una opinión se transforma en una injuria. Y esto no sólo puede ir contra mí: las subidas de tono se producen muy frecuentemente (más de la mitad de las ocasiones) entre los propios comentaristas. Si una persona suelta una barbaridad castigable en la calle, la justicia puede actuar contra él, pero ¿qué hago yo contra un comentarista que se pasa de la raya? ¿Tengo que ir a una comisaría, o testificar cuando otro denuncie? ¿Arriesgarme a que este blog se meta en problemas o pueda llegar a cerrar por culpa del comentario de un tercero? Ni la justicia se merece más casos, ni yo tengo tantas ganas. La validación nos ahorra malos tragos a todos.
Precisamente porque los comentarios se validan, también podéis escribir bajo anonimato. Hay otros blogs donde debes firmar con un nick, aquí ni siquiera eso. Como todo lo que se valida entra dentro de lo considerado libertad de expresión, no hace falta estampar la firma.
Uno podrá decir: ¿Y cómo sabemos que no estás borrando comentarios que no te gustan? Pero quien sea asiduo a los comentarios de este blog, sabrá que se han validado muchos que me acribillaban de todas las maneras. Me han cuestionado de todas las maneras y puesto a caldo por cada cosa que he hecho. Todo eso se ha validado, y para prueba la hemeroteca. Cuánta gente estaría convencida de que el suyo no iba a pasar y por supuesto, ha pasado. Ya lo digo: aquí hay libertad de expresión, y cuando más libre, más divertido. Tendré que leer (y por supuesto, los validaré) comentarios muy desagradables, que me atacan sin ningún tipo de razón (o a veces, sí, con mucha), pero es parte del juego al que me someto. Me gusta, qué le vamos a hacer. De censura nada. No dejéis de opinar.
12 comentarios:
La validación de comentarios es habitual en la blogosfera. Y las razones son obvias. En cualquier caso, yo nunca me he sentido coaccionada a la hora de expresar mi parecer.
Opino para decir que echo de menos tus entradas sobre política.
La política está tan mal, Jose... Estoy muy pesimista al respecto. Además, noto que desde que vivo en Madrid hablo menos de política por la gente que veo, y eso repercute en lo que escribo en el blog. Hay cosas de las que me gustaría escribir, pero siempre pienso que interesan menos que las entradas sobre música.
Sinceramente, hace muchísimo tiempo que estoy hasta los ovarios de esa ridícula moda de comparar TODO aquello con lo que uno no está de acuerdo con el franquismo.
Que sí, que vale, que Franco era un señor muy malo, que se comía a los niños, daba sustos a las señoras embarazadas y llamaba a los timbres y se iba corriendo. Pero, joder, ¿por qué TODo el mundo tiene que saltar con eso de "mira, igual que en el franquismo" cada vez que otra persona dice o hace algo con lo que no está de acuerdo? Más que un movimiento político, habría que definirlo como un comodín.
Tú ni caso, Cro; los que se dedican a calificar de franquista algo tan razonable como la moderación de comentarios, son algo más que candidatos a troll (he visto chopocientas mil veces a los trolls ampararse en la libertad de expresión para justificar sus trolleadas, y calificar de "franquista" o de "fascista" a quienes trataban de borrar o moderar tus comentarios). Es tan de sentido común que moderes que ni siquiera tendrías que haber hecho una entrada para explicarlo. Y, oye, tu blog tus normas; al que no le guste que no entre.
¿Que coartas la libertad? Yo nunca me he cortado al escribir lo que pienso en los comentarios, incluso recuerdo una vez que dije una tontería como una casa, pero que pasó la validación, ante mi estupefacción. Yo estoy a favor de la validación de comentarios, si en blog hubiera comentarios con frecuencia la tendría.
A mi me gusta lo de validar los comentarios porque, francamente, si no los validase muchas veces ni me enteraría de qeu me habían dejado un comentario y soy una persona que me gusta contestar personalmente en la medida de lo posible.
Puedo haber personas que comenten en post antiguos y si no está puesta la validación te quedas sin leer esos comentarios y contestarlos.
Pochoncicos.
Estoy de acuerdo con lo de los franquistas, Estelwen (o sea, Luthienblack). Especialmente con los amantes de la tauramaquia que consideran como franquista/fascista que se pretenda abolir la "fiesta".
Un rotundo ¡Gracias!, por leer nuestros comentarios, es satisfactorio leerte y saberse leído, ya que lo más importante de dejar un comentario en un blog es la de compartir lo que piensas.
A favor de que se validen los comentarios.
Yo reconozco que me autocensuro, y es por seguridad personal, (sé que suena ridículo), ocurre que a veces manifiesto algo que no se me es permitido, no puedo decir barbaridades que me pasaran la cuenta, por más que las piense y no me arrepienta, me vuelvo a leer y no me convence, o sueno muy hiperventilada (que puede que realmente lo sea) o definitivamente mi comentario no es relevante. En pocas palabras es porque soy insegura, pero no por lo que piense el resto de mí.
Mi crítica al comentario del franquismo fue porque lo que expresaba el “anónimo” lo considere fuera de lugar, suena resentido y rebuscado, se nota que lo que manifiesta ese individuo sólo es por mala leche, no contribuye en nada, yo aplaudo a los que se animan a tildarte de ególatra con fundamentos; pero opiniones desatinadas, sacando a relucir rencillas que competen e involucran a gran parte de la población española no me parece, es lo mismo que hacer referencia a Pinochet con sus matanzas,a la dictadura argentina, son temas delicados que sólo dividen a la sociedad, ¡Con qué fin se realizan!.
Entiendo tus razones, yo antes también lo tenía y lo quité por el simple hecho de que me daba errores (porque mi blog pasa por etapas de tener errores en los que no me deja publicar y cosas de esas, "muy chulas" :S)
El caso es que haz lo que quieras con los comentarios y tu blog, porque es cierto lo que dices, en un blog que ha tenido un montón de comentarios que haya una decena de comentarios de trols, para nada lo empaña, pero yo tuve hace poco unos problemillas por comentar ese tema, y a veces es mejor hacer lo que tú haces y punto.
Además hay personas que demasiado rápido dicen payasadas, a mi también me llamaron una vez dictadora, tócate los pies...
Saludos y a seguir con tu blog!!!
En realidad no creo que por moderar los comentarios tengas menos trolls, cuanto más famoso es un blog más trolls va a tener haya moderación o no. Y a mí no me tira para atrás ver que se moderan, me da la misma pereza escribir el comentario tanto si se va a moderar como si no XD
No estoy seguro de que este comentario vaya aquí, pero aprovecho para decirte, que me encanta el blog y que sigas escribiendo, porque aunque no siempre comento, siempre te leo y me encanta. ¡Sigue así!
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