La favorita para el Oscar a Mejor película se titula The Artist y es cine mudo en blanco y negro. No, no han rescatado un rollo inédito de la cisterna del váter de Welles, es que el cineasta Michel Hazanavicius lo ha decidido así en pleno siglo XXI. Los cien minutos de metraje, lejos de hundir a su productora en la ruina, son la apuesta más inesperada de los críticos para este 2011.
Hace ochenta años, los blogs se preguntaban: ¿Estamos preparados para el cine sonoro? Hoy la pregunta es otra. Después de que los diálogos se hayan convertido en una parte tan circunstancial del séptimo arte ¿seremos capaces de soportar una película muda, o nos estresaremos de tanta música de orquesta?
La de The Artist, cuento menos, es una apuesta interesante. Aun cuando todavía no he visto la película, no creo que volver a ciertas técnicas del pasado sea en absoluto un retroceso. El color ¿es un avance o un cambio? ¿Acaso no es posible contener más emociones en un blanco y negro que en los almacenes de Pantone? Lo mismo se puede decir de los diálogos. Quizá The Artist sea la prueba que necesitábamos (o un toque de atención, después de casi un siglo de «establishment dialogal») de que una imagen vale más que mil palabras. Habrá que verla para juzgar.
En verdad, el estreno de The Artist me ha hecho pensar en la literatura actual y la que se nos viene. Con unos lectores electrónicos cada vez más desarrollados, no faltarán los editores que quieren llenar los libros de accesorios tecnológicos: escenas con sonidos ambiente, descripciones con fotos, diálogos con voz real. Si a eso se le suman unos niños cada vez más acostumbrados a lo digital, todo apunta a que las próximas generaciones verán el papel como un simple gasto medioambiental. Al final, en el 2099, y cuando la novela transmedia sea tan normal que la llamarán solamente «novela» y a lo de antes «novela sin extras», un escritor publicará un libro como los de ahora, sin aplicaciones ni descargas aparte ni gaitas. Y un blog del futuro quizá escriba: «Dicen que es la novela del año. ¡En blanco y negro, al modo antiguo!» Nosotros sabemos que hoy se pueden escribir historias que no superen las de dentro de cien años ni con todos los gadgets del futuro. ¿Cómo somos tan ingenuos de pensar que con el color y el sonido no pasa lo mismo?
La de The Artist, cuento menos, es una apuesta interesante. Aun cuando todavía no he visto la película, no creo que volver a ciertas técnicas del pasado sea en absoluto un retroceso. El color ¿es un avance o un cambio? ¿Acaso no es posible contener más emociones en un blanco y negro que en los almacenes de Pantone? Lo mismo se puede decir de los diálogos. Quizá The Artist sea la prueba que necesitábamos (o un toque de atención, después de casi un siglo de «establishment dialogal») de que una imagen vale más que mil palabras. Habrá que verla para juzgar.
En verdad, el estreno de The Artist me ha hecho pensar en la literatura actual y la que se nos viene. Con unos lectores electrónicos cada vez más desarrollados, no faltarán los editores que quieren llenar los libros de accesorios tecnológicos: escenas con sonidos ambiente, descripciones con fotos, diálogos con voz real. Si a eso se le suman unos niños cada vez más acostumbrados a lo digital, todo apunta a que las próximas generaciones verán el papel como un simple gasto medioambiental. Al final, en el 2099, y cuando la novela transmedia sea tan normal que la llamarán solamente «novela» y a lo de antes «novela sin extras», un escritor publicará un libro como los de ahora, sin aplicaciones ni descargas aparte ni gaitas. Y un blog del futuro quizá escriba: «Dicen que es la novela del año. ¡En blanco y negro, al modo antiguo!» Nosotros sabemos que hoy se pueden escribir historias que no superen las de dentro de cien años ni con todos los gadgets del futuro. ¿Cómo somos tan ingenuos de pensar que con el color y el sonido no pasa lo mismo?
7 comentarios:
Una muy interesante reflexion. Aunque el hecho de que esta peli francesa se haya rodado en Hollywood, sea un homenaje al cine norteamericano clásico, y en ella salgan un par de actores secundarios americanos muy conocidos, han ayudado bastante para entrar en la quiniela de los Oscars.
En realidad no importa mucho que una peli sea en 3D o 4D, o lo que sea, si la historia y los personajes no son interesantes. Hay que volver a lo básico, el poder de una buena historia. Y eso, en parte sí se ha perdido en gran parte del cine de hoy en día, en aras de unos tremebundos efectos especiales.
Doraemon
Yo sí que he visto la película (porque la pre-estrenaron en un festival en los cines Renoir) y te puedo asegurar que no se hace pesada en absoluto.
Supongo que las razones por las que hizo en Blanco y Negro era porque quería que el espectador se sintiera como si estuviera viendo una película hecha en los años 20; y con esto me estoy refiriendo al formato de proyección, que no es panorámico. Lo digo porque eso es una diferencia con esta película y otras que se han hecho en blanco y negro que tienen el formato del resto de películas de su época.
El hecho de que fuese silente y en blanco y negro igual puede hacer echar para atrás a algunos pero les animo a que se lacen a la piscina porque si rechazamos las películas con esta estética nos estaríamos perdiendo grandes obras de arte.
Estoy seguro de que nadie saldrá decepcionado: Tiene mucho humor, hay grandes actrices y actores y nos cuenta una historia conmovedora.
Espero que muchos lectores de este blog vayáis a verla.
No hay que tener miedo a los avances porque eso no significa que vayamos a renunciar a todo lo anterior; de hecho, estoy seguro de que muchos de esos cambios hagan evolucionar al cine en su narrativa o en otros aspectos que ahora mismo no podemos intuir.
Que se haya ahora arte suprematista no impide que podamos realizar pinturas figurativas: y os pondré un ejemplo más cercano: Esta semana se estrena en España 'Misión: Imposible. Protocolo Fantasma' y 'The Artist'. ¿No veis que son prácticamente todo lo contrario? Tenemos la suerte de vivir en una época en la que podemos hacer las cosas de muchas maneras diferentes, así que hay que aprovecharla.
Bueno, tampoco es tan raro eso de que no haya diálogo. Mira Wall·e, por ejemplo. Vale, hay una parte en la que sí se habla (los humanos lo hacen), pero cuando llega esa parte ya te has tragado un 90% de la peli en la que el diálogo puede reducirse a unos pocos "Wall·eeeeeee" y "Evaaaaaaaa".
Lo que sí ya es un reto mayor, es que sea cine mudo. En el cine mudo no es que no tengas diálogo, es que no tienes efectos de sonido (puedes tener música, banda sonora, pero si se cae un objeto al suelo, no suena). Esto que puede parecer una tontería, a mí me parece un reto mayor que no tener diálogos. Tú puedes tragarte escenas y escenas de acción super intensas con poco o nulo diálogo, pero porque están totalmente apoyadas en el sonido: gritos, disparos, puñetazos, ruido de coches, explosiones, o simplemente pasos y ruido ambiente de ciudad. Si vuelves a ver la misma escena sin sonido alguno, o incluso si pudieras ponerle la banda sonora pero no los efectos de sonido, no te parecería ni la mitad de real.
Ahí es donde veo yo el reto.
Cierto, yo quiero ver esta peli ♥ no soy muy fan del cine clásico, pero me da gracia el cine mudo :3. De verdad ahora no me imagino una novela "con extras" es algo que no me gustaría, se supone que aunque una historia esta escrita una mínimo debería tener el derecho a imaginarse los ambientes y los personajes... las novelas del futuro no me gustan (?) sería como ver una película :(
Pues a mi me encanta ;) correre a verla apenas llegue a Colombia.
Y la gente que no joda con doblajes inmundos porque no tiene jaja!
@Liz, cierto, qué gran ventaja: por una vez no nos inundarán los debates absurdos sobre doblaje castellano vs. doblaje latino xDD
La película es maravillosa.
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