HarryLatino y yo [y el documental]
domingo, 31 de octubre de 2010
Sexo en Nueva York
viernes, 29 de octubre de 2010
No se puede tener un mínimo de cultura de televisión e ignorar Sexo en Nueva York. Sin embargo, mis prejuicios la clasificaban como una historia hembrista, exclusiva para público femenino, con el sexo como principio y final y nada más con lo que entretenernos. Me equivocaba: Sexo en Nueva York es una serie protagonizada por cuatro mujeres, sí, pero cuatro mujeres que quieren aspirar a lo máximo -y lo pueden conseguir- en un mundo donde los hombres, admitámoslo, hemos gobernado sin su permiso durante demasiado tiempo. La justa igualdad a la que nadie puede decir ni pío, vamos, y en cuanto al sexo, es un tema tratado con comicidad y sin -casi- vulgarismos, igual que las relaciones, tan importantes a lo largo de las seis temporadas. Tanto las relaciones entre ellas como con sus parejas están cuidadas al detalle. Uno puede emocionarse con los avances sin necesidad de ser mujer. Solamente es una historia humana.
Reconozco que la segunda mitad de la última temporada me ha tenido con los ojos húmedos todo el tiempo, pero es que ya veía el final. Los dos episodios del desenlace, sin embargo, tenían los guiones más flojos de toda la serie, lo cuál es para enviar a los guionistas al cuartelillo, porque una serie así no se merece unos diálogos tan insulsos, aunque la historia siguiese siendo buena. Un poco de espóilers: detestaba el personaje del ruso y lamento que haya salido tantos episodios. Tampoco entiendo el final de Samantha, es innecesario (y su pareja sólo podía aspirar a un cameo. Su interpretación durante taaaantos episodios empaña todo el final. ¿A quién se le ocurrió? Todo lo que lo rodea es un error). Sin embargo, me encantó el final de Miranda, Carrie y Charlotte. Después de tantos episodios, uno no puede evitar empatizar con sus finales y emocionarse como si estuviese en la misma mesa de su café de Nueva York.
Qué lástima que la serie haya terminado. Las películas ya las veré, pero con la serie he cerrado un círculo. Ahora tendré que buscar otra serie que me enganche, a poder ser de no más de veinticinco minutos el capítulo, y situarla en mi parnaso televisivo personal. ¿Alguna sugerencia para empezar?
PROYECTO ENTRADA N.º 1.000 (necesito tu colaboración. No ignores la entrada)
miércoles, 27 de octubre de 2010
Jopé, tengo que empezar a pensar en algo, porque en cuestión de un mes o dos Crónicas Salemitas alcanzará la entrada número mil desde su creación. A ver, focos, que hay que dar rigor al momento.
CASI MIL ARTÍCULOS.
Para participar: enviad vuestras participaciones a cronista.salem [arroba]
No sé cómo te atreves
martes, 26 de octubre de 2010
Los Planetas con La bien querida. Ya sé que las canciones que pongo en el blog son lo más impopular de Crónicas Salemitas, pero este tema refleja sorprendentemente bien mi vida reciente, y lo expresa mucho mejor de lo que lo podría hacer yo. Tomadlo como una entrada en verso.
Pis en el saco de dormir: los resultados
domingo, 24 de octubre de 2010
Hace meses descubrí que aquella cancioncilla de "Pepe se ha hecho pis en el saco de dormir" cambiaba radicalmente de región a región. Lo comprobé con Valencia, Santander y Palencia, pero después de escribir aquella entrada, muchos aportasteis vuestras particulares versiones de la canción. A continuación reúno la compilación total, por si un día llegan los alienígenas y quieren estudiar nuestro comportamiento sociolingüístico. Es interesante porque los que sois de la misma ciudad coincidís con las mismas versiones, lo que demuestra que son rimas muy locales, pero una vez se sale de la población, no hay coherencia con las poblaciones más próximas (aunque sí puede hacerla con una población que está en la otra punta del país, lo cuál enrede más las cosas). También es curioso que existan versiones tan parecidas y a la vez tan distintas con América Latina, o que se cambie plaza por casa, o san Juan por don Juan. Es un caso perfecto de transformación geográfica de la música. ¿Cómo se habrá extendido esta canción, y cuándo? Podría ser de hace siglos, aunque es evidente que versiones como la del Cola Cao son más modernas. Sin embargo, no hay otro modo de explicar su extensión por toda España y América, además de su evolución. Qué interesante es la lengua.
Nota para los extraterrestres: Menganito se puede sustituir por cualquier nombre.
Asturias (España): Menganito robó pan en la casa de san Juan.
Barcelona (España): Menganito se hizo pis en el saco de dormir.
Canarias (España): Menganito se hizo pis en el saco de dormir / Menganito se hizo caca en una lata.
Castellón (España): Menganito se ha cagao en el bote de Cola Cao.
Cataluña (España): Menganito se ha hecho pis en el centro de París.
Chile: Menganito le robó la manzana al profesor.
Colombia: Menganito se robó un pan en la esquina de su casa.
Galicia (Huelva): Menganito se hizo pis en el saco de dormir.
Granada: (Huelva) Menganito robó pan en la casa de san Juan.
Huelva (España): Menganito robó pan en la casa de san Juan.
Madrid (España: Menganito se hizo pis en el saco de dormir / Menganito robó un pan en la fiesta de san Juan.
Málaga (España): Menganito robó un pan en la fiesta de san Juan.
México: Menganito se llevó las galletas sin decir.
Murcia (España): Menganito robó pan en la plaza de San Juan.
Palencia (España): Menganito fue a llamar a la puerta de San Juan.
Puerto Rico: Menganito se comió el pan en la casa de don Juan.
Santander (España): Menganito robó un pan en la fiesta de san Juan.
Sevilla (España): Menganito le robó veinte duros al profesor.
Valencia (España): Menganito se hizo pis en el saco de dormir.
Valladolid (España): Menganito se ha meao en el saco de dormir.
Valparaíso (Chile): Menganito le robó el sombrero al profesor.
Zaragoza (España): Menganito se ha cagao en un bote de Cola Cao.
Seguro que todavía faltan cancioncillas por agregar. Si tu versión no está en la lista, anímate a escribirla en los comentarios.
Mi tarde con los monjes tibetanos
viernes, 22 de octubre de 2010
En estos días de principios de curso, uno puede asistir en Madrid a todo tipo de clases inaugurales de forma libre y gratuita, de esas de "ven a verlo sin compromiso". Me resisto a que los días pasen sin ser recordados para siempre, de modo que pensé en actividades que pudiese hacer para mi máxima satisfacción. Lo de estudiar valenciano en la capital de España puede parecer un pelín friki y surrealista, aunque no puede ser peor que suajili, opción que he tenido que descartar por cuestión de tiempo. Barajé la posibilidad de volver a ir a clases de pintura (más de diez años después de la última vez) aunque soportar los humos de algunos artistas es un arte del que no puedo presumir, de modo que también me rajé con esto. A lo que no he renunciado esta vez, después de años esperando el momento, es a visitar un centro budista y participar en un curso de meditación y relajación.
La primera vez que fui hasta allí me tuve que ir porque no veía el centro por ninguna parte. Fue mi primera desilusión, aunque si hubiese sido listo como para sacar el móvil y buscar al instante en internet, sabría que el centro no está en ningún bajo comercial, como esperaríamos de cualquier iglesia o mezquita. Está en un quinto piso, discreta e imperceptible.
Para cuando descubrí la auténtica ubicación, temía que fuese demasiado tarde para apuntarme a la clase inaugural. Menos mal que escribí, porque me dijeron, con toda la amabilidad de oriente, que todavía estaba a tiempo de ir. No necesitaba más, sólo confirmar mi asistencia para "avisar al maestro".
Hasta el último minuto no supe lo que iba a hacer. Por mucho que me guste ir a mi aire, detesto entrar solo a sitios desconocidos. Ni qué decir de ir al cine o a un restaurante, caray. Son experiencias por las que yo no paso, pero tenía que hacerme de tripas corazón y ser un poco valiente por una vez en la vida. Así que fui.
Llegué demasiado pronto, de modo que hice una parada en la cafetería de la manzana de al lado. Allí, haciendo tiempo leyendo el periódico sobre la barra, bebiendo a sorbos largos un café apenas azucarado, me sentí mayor como no lo había sentido nunca. Aunque uno tenga muy claro lo lejos que dejó la adolescencia, hay golpes de efecto que son como bofetadas. Momentos en los que uno se da cuenta de lo parecido que es a su padre y dice bueno, podría ser peor. El paso de los años que pasa por todos.
Si no me había costado entrar a tomarme un café, lo de entrar a un centro budista debía ser pan comido. Me acerqué al portal, llamé al telefonillo (por cierto: el otro día oí una niña en Córdoba llamarlo "teleportillo". Me hizo gracia) y subí andando varios pisos. Dentro había el ajetreo de media tarde, pero mi consuelo era que hubiese más cabecitas locas estrenándose esa tarde. Se me acercó un responsable de la congregación (con ropa occidental muy elegante, y yo que había intentado ir lo más cutre posible para no desentonar. Mierda de prejuicios) y me invitó a entrar al templo. Eso sí: primero quitándome los zapatos.
Me alegré de haber tenido una sospecha al respecto, porque cinco minutos antes de salir de cada me cambió de calcetines porque tenían un agujero. Estaba satisfecho con mi gran visión cuando me quité el suéter y advertí la camiseta que llevaba: una de La rebelión de Atlas, un libro muy polémico que defiende apasionadamente el individualismo, y que no sé si pegaba mucho en un ambiente budista de buen rollo. Demonios: yo cuidándome de no desentonar con la ropa y no me doy cuenta de que voy con una camiseta con un mensaje ideológico claro.
Dentro de la sala, llámese templo, todos los cojines se dirigían hacia una pared repleta de figuras de Buda, retratos del Dalai Lama y más cosas que no podía reconocer con muy educación bien avenida de presunto cristiano. Nos dijeron que eligiésemos las posturas con la que nos sintiésemos más cómodos y yo, culo inquieto, intenté dar con la menos mala. Nos preguntó si estábamos relajados, a lo que recordé el café que me había tomado cinco minutos atrás y murmuré algo que no se parece a ¡maldición!. Estaba interesado sobre todo en la gente de mi alrededor, gente que seguro que son tildados de excéntricos o esnobs por acercarse a un centro budista y todo lo que buscan es una experiencia nueva y sacar algo en positivo, si acaso aprender. No era gente más rara que yo. Y todos íbamos con los mismos conocimientos inexistentes, lo que era de agradecer.
Por fin entró el maestro a la sala, un español con el pelo rapado al cero, gafitas a lo Gandhi y la vestimenta típica naranja de los monjes budistas. No es un disfraz: es su ropa. Uno tiene que cambiar el chip cuando va a un sitio así.
El hombre se sentó sobre un cojín y nos explicó en qué consistía eso de la meditación y relajación. Su voz invitaba a lo segundo, y con semejante calma, uno no podía menos que meditar. Nos enseñó una técnica de relajación con nombre sánscrito, aunque yo fracasé desde el minuto cero. Mi pierna derecha se había dormido al poco de sentarme sobre el cojín y con semejante incomodidad era imposible relajar el resto del cuerpo. Lo cómico llegó después, cuando otra novata se despertó después de pegarse una siesta involuntaria. Tuve que morderme los labios para no reír.
En qué consiste la meditación y relajación oriental es algo interesante que no está de más conocer, sobre todo si puede ayudarnos en nuestro día a día. Me intriga en qué puede mejorar nuestras vidas la sabiduría oriental. Vivimos demasiado encerrados en nosotros mismos, ahogados en nuestros propios prejuicios inmovilistas, y a veces la solución no está en un centro budista ni en la Swajilian master class, sino en lanzarnos a dar un paso y probar lo que nos ofrece el mundo y nunca nos atrevimos. Aunque a veces hagamos el ridículo.
Lo pueril del canon o cómo beneficia la noticia a los derechos de autor
jueves, 21 de octubre de 2010
Entro a la prensa digital esperando cualquier nuevo eco de los cambios ministeriales cuando un titular me saca los ojos de sus cuencas: El tribunal de la Unión Europea declara ilegal el canon digital y de los CD. El canon, el archiconocido canon, ese impuesto revolucionario que nos han cobrado los artistas de turno en calidad de compensación por vete tú a saber qué. Una barbaridad por dos motivos principales:
- El canon se impone en productos que se pueden utilizar para uso privado pero no hace distinción. Se supone que en España existe la presunción de inocencia, pero aquí se nos culpa de un delito y se nos obliga a pagar la correspondiente compensación antes incluso de preguntar. Les da igual que la fotocopiadora sea para fotocopiar novelas con copyright que escrituras notariales. Ellos sacan pasta de todo.
- El canon es todavía más grave de lo que parece porque el dinero está destinado a la SGAE, una sociedad privada. Ya me parecería mal que existiese el canon por el motivo primero, aunque el beneficiario fuese un departamento del Ministerio de Cultura, pero el asunto cobra dimensiones desproporcionadas y demenciales cuando encima descubres que nuestro impuesto injustísimo ni siquiera se administra desde las arcas públicas, sino desde una entidad particular. Es amargar más el mal chiste.
Caspar David Friedrich
miércoles, 20 de octubre de 2010
Adoro todo lo que hace este pintor. Es increíble la fuerza que pueden tener unos paisajes aparentemente estáticos y figuras que dan la espalda al que mira y sin embargo expresan más que muchos rostros. Yo mientras aquí, pintando monigotes. Acabo de abandonar mi plan de hacerme retratista a euro en el Retiro.
Ideas de después de irse a dormir
martes, 19 de octubre de 2010
Siempre que estoy escribiendo en serio, es decir, que la novela ya va lo suficientemente encauzada como para creer a ciencia cierta que la voy a terminar (no me ocurre con más de una cuarta parte de las cosas que empiezo, así que es un acontecimiento personal) me asalta la duda de qué es lo próximo que voy a escribir. Miro en el cajón y tengo unas cuantas opciones para seguir, proyectos que llevan años planeados pero que están esperando su momento de maduración, y entonces me asalta el pánico de que todo lo que me quede por escribir sean precisamente las ideas que tuve en el pasado, y que el futuro no me reserve ningún proyecto nuevo más. Vamos: el miedo a que se me acaben las ideas y sólo escriba las que surgieron tiempo atrás. Siempre que avanzo lo suficiente con una novela ocurre la misma situación.
Pero entonces, a la una y media de la mañana, enciendo la lamparita de la mesa de noche porque acaba de suceder. Sólo tengo que estirar el brazo para coger un cuaderno y un bolígrafo, colocados estratégicamente para tomar notas después de irme a dormir, y volcar sobre el papel todo lo que ha aparecido en mi cabeza de pronto, sin avisar, cuando ya creía que no volvería a tener ideas. Apunto hasta la última idea, por descabellada que sea, con una caligrafía que demuestra que escribo sobre el colchón. Es igual. Vale la satisfacción de vivir siempre el mismo miedo porque después siempre llega el mismo impulso creativo de puro placer.
Zapatero dueño de España
lunes, 18 de octubre de 2010
Pongo por delante que el Estados de las autonomías me parece tan legítimo como el centralismo o la corriente independentista. Yo tengo muy clara mi opinión, pero no me atrevo a anteponerla a ninguna otra. Lo que no puedo respetar, porque es anteponer el interés personal al de más de cuarenta y seis millones de personas, es que Zapatero utilice el mapa de España y lo reinterprete sólo para mantener su culo pegado a la silla de la Moncloa. Por un lado su apoyo a las políticas de Montilla en Cataluña, tan controvertidas por culpa (estoy casi seguro, pero a estas alturas sólo me juego los garbanzos) de los socios del tripartito, y ahora en las tierras vascas, donde mira tú por dónde, acaba de prometer transferir competencias autonómicas que antes no soltaba ni cayéndosele los platos al suelo.
Yo no cuestiono que la transmisión de esas competencias sea lógica y legítima (no es de lo que quiero escribir, al menos), sino que Zapatero utilice privilegios tan importantes y propiedad del Estado, que es de todos y no suyo, a golpe de oportunismo. Si los vascos merecían estas competencias desde hace tiempo, que se las hubiesen concedido entonces. Y si entonces no se les concedió por no considerarse justo o equitativo, entonces no es de recibo que lo hagan hoy sólo para que Zapatero, que a fin de cuentas no es ni el primero ni último de los cuarenta y seis millones de españolitos, mantenga la presidencia, que a duras penas soportaría hasta 2012 de no ser por los pactos.
Cuando Zapatero ganó sus segundas elecciones y renunció a los pactos tan dañinos de la anterior legislatura, lo felicité por valiente y responsable con el país. Ahora tenemos de nuevo al penoso Zapatero de pactos de la primera legislatura, el mismo que nunca hubiese ganado sin un 11M, con la diferencia de que hoy gobierna además con una crisis de la que no nos saca. Existió un Zapatero malo en una época decente. Luego tuvimos un Zapatero decente en una época horrible. A partir de ahora se combina lo peor de los dos.
El fantasma de la transición
sábado, 16 de octubre de 2010
Escucho esta canción (Sr. Chinarro + Hola a todo el mundo) y os juro que no me explico cómo no le puede gustar a todo el mundo. Si alguna vez me eligen presidente de escalera, éste es el tema que debería sonar antes de mi discurso.
Reconozco que sigo recomendando música en mi blog más por autoterapia que por lo que os pueda interesar. Tengo asumido que la música que me gusta a mí sólo gusta a un grupo reducidísimo de los lectores, al tercero de los cuatro gatos. Lamento no conectar con vuestros gustos. En fin, qué se le va a hacer.