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Se suponía que a los treinta estaría en la sabana africana, entre jirafas, leones y elefantes, pero las cosas no salen como uno planeó.
Sino mucho mejor.

Cien viñetas de #Libreros


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¡Felices fiestas y MultiCósmico 2017!

Ilustración de Luján.

Regalos


Voy a hacer un spoiler navideño: esta noche, en la cena de mi pandilla de Primaria, mi amigo invisible tendrá un libro, concretamente un cómic. También lo tendrá mañana mi sobrino segundo veinticinco años más joven, aunque en su caso será un libro de dinosaurios adecuado a su edad. No es ninguna sorpresa que suelo regalar libros.
A los que tenéis hijos o sobrinos, os pregunto si tendrán libros por Navidad o respondéis que no. Creedme que os lo he preguntado a unos cuantos, y la mayoría respondéis o bien que ya tienen muchos regalos, o que no han pedido ninguno. Es que no les gusta leer, vaya.
Pero ignoráis que está científicamente demostrado que no hay un solo niño en el mundo al que no le guste leer: solamente es que no han encontrado todavía su libro. Un libro es... No voy a decir todo lo maravilloso que es un libro, pero basta decir que cualquier cosa divertida y flipante que imaginéis, cabría en la imaginación de un lector con un libro delante. Por eso es imposible que uno no encuentre su libro preferido, incluso si no le gustaba leer de antes.
Sí, muchas veces cuesta dar con el libro correcto. A veces imponemos nuestros propios gustos a los de los niños. Pero si en un día tan especial como Navidad o Reyes no hay sitio para la literatura, si el niño no cuenta con lectura entre los demás entretenimientos, el libro acabará marginado a la lectura de clase, y de ahí os quedará irremediablemente un niño al que no le guste leer. Un niño que, por desgracia, viajará mucho menos, soñará más corto, un niño que no vivirá vidas de los demás como lo hace un lector.
A veces no se acierta a la primera. Hay que escuchar sus gustos, pensar con un libro que sea un anzuelo (¿le gusta el fútbol? ¿Los animales? ¿Los videojuegos? ¿La danza? Hay libros relacionados), y regalárselo como algo extraordinario, no como una imposición. Preguntad a los libreros. Dejaos aconsejar. No importa si el libro no es una maravilla: a veces ese libro es la puerta a otros mejores, el billete de ida a una pasión lectora sin vuelta.
Si queréis que los niños lean, regaladles (por lo menos) un libro por Navidad. Si no ponéis la lectura en valor, ellos nunca la apreciarán.


Esta entrada fue publicada primero en facebook el 23 de diciembre de 2016.