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Mis favoritos de 2010

Repaso de 2010 con lo mejor que me llevo en cada materia. No todo son novedades del año, sino descubrimientos personales entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. Hay de todo, novedades y clásicos.


Literatura: apenas recuerdo los últimos libros que he leído este año, con dos excepciones que justifican su medalla salemita de 2010: Grandes esperanzas de Dickens y los dos primeros de La materia oscura de Philip Pullman (que en realidad fueron relectura. La relectura del tercero la dejo para 2011). Seguro que me dejo en el tintero algún gran título, pero si no lo recuerdo, es porque no me marcó tanto. Los tres títulos que os digo me parecen soberbios. Me gustaron mucho otros como La mujer del viajero en el tiempo (Niffenneger) o La gruta de las Escorias (Bordons), pero vamos, no es lo mismo.

Música: el año pasado tenía muy claro que mi disco de 2009 era Pastora RMX ED, pero en 2010 no lo tengo tan claro. He comprado muchísimos discos y todos me parecen muy buenos, pero si se trata de elegir uno porque es muy redondo, me quedo con Cuando el destino nos alcance de Lori Meyers, que encima es de este año. Otros discazos son el último de Arcade Fire, MGMT, el doble de Joe Crepúsculo y un largo etcétera.
Si se trata de elegir un concierto, lo tengo más claro: el de Hola A Todo El Mundo en Neu! Club, que para colmo, ha sido el más barato al que he asistido este año. Un lujo.
Y si me limito a escoger una canción, me quedo indudablemente con El fantasma de la transición (de Triángulo de amor bizarro) en la versión que canta Sr. Chinarro con música de (otra vez) Hola A Todo El Mundo. Eso sí: el disco de HATEM no está entre los finalistas de mis favoritos del año, no os penséis que soy tan fácil.


Cine: con lo poco aficionado que soy a la gran pantalla, poco que decir. Aluciné con la animación de La bella durmiente y El secreto de Kells, aunque el argumento de las dos es bien flojo. Me he sorprendido con películas españolas como Mamá cumple cien años o La escopeta nacional. Muy interesantes.

Del blog me quedo con dos entradas: la trilogía de Un año en Madrid (¡es que le dediqué mucho tiempo!) y El día que disparé a mi padre. Me divertí mucho preparando la inocentada del 28, y la nueva sección de Visto en librería tiene mucho por sacar, pero son otro tipo de entradas. ¿Y vosotros? ¿Cuáles han sido vuestros mejores descubrimientos en cualquier materia de 2010?

Crónicas Salemitas ahora es Fotolog [inocentada]

Menos texto y más imagen, eso es lo que pedisteis como compromiso salemita a partir de la entrada número mil. Y yo, que me debo a vosotros, he decidido dar un giro de ciento ochenta grados al blog para abrir el Fotolog salemita. A partir de hoy me fotografiaré cada día sacando morritos frente al espejo del baño. ¡Yo, que no dejaba verme de ningún modo!

Visita
www.fotolog.com/el_croni

P.D.: Fue una broma del día de los inocentes. El fotolog ha sido borrado para no dejar pruebas de la vergüenza.

En realidad

En realidad, esta es mi postal navideña de 2010. Espero que os guste, porque es el dibujo del año al que dedico más tiempo. Huelga decir que no soy dibujante profesional, así que todos los defectos son excusables.

Feliz navidad 2006

Trasteando en mi antigua habitación de Valencia he encontrado la caja en la que guardo todos los borradores de Bajo el paraguas y la postal navideña que dibujé en 2006, con Marga y Leticia como protagonistas. La postal de cada año es una imagen de la última novela que he terminado, aunque la odie y no quiera volver a verla. Es un rito extraño.

Lo dicho. ¡Feliz navidad! Da igual que sea 2006 o 2010.

Tres motivos por los que prefiero a Benedicto XVI antes que al papa viajero

Que a Benedicto XVI lo han tildado de extrema derecha desde el primer día, y ya es hora de que abramos los ojos. No digo que el actual pontífice sea la fiesta de santo padre, pero no caigamos en el error de creer que Juan Pablo II era mejor sólo porque tuviese más carisma o le encantase besar el suelo, porque entonces estaremos pecando de borregos (y el pecado, en estas esferas, gusta bien poco). Al anterior papa se le atribuye el gran mérito de contribuir a la caída de la Unión Soviética (mérito tan cuestionable como el papel del Rey en la Transición. Suena muy bien de entradilla en un biopic aunque los argumentos son etéreos), pero ¿qué reformas progresistas hizo el polaquísimo en el seno de la Iglesia? Dios y Virgen santísima, vuestro silencio me corta las ganas de rezar.
Benedicto XVI, muy lejos de estar en la ola de las reformas, cuenta con tres grandes avances que ya querría Juan Pablo II para sí:

  1. el uso condicionado del condón (condicionado, pero lo más lejos que ha llegado un papa al respecto).
  2. la admisión de curas anglicanos casados (que obliga a abrir el debate en el Vaticano. No puedes dejar que unos curas católicos tengan mujer y otros no. Hay que rediscutirlo).
  3. la persecución (muy relativa, pero radicalmente opuesta a la de su predecesor) de pederastas como el fundador de cierta orden. Juan Pablo II le hacía la ola cada vez que ese lo visitaba en la Ciudad eterna. Benedicto XVI, aunque se le cuelgue el sambenito (también justo, pero no tanto) de no perseguir lo suficiente a los curas pederastas, fue quien inició como cardenal el proceso contra este crápula mexicano.
Benedicto XVI sigue siendo un carca de tomo y lomo, pero ha dado tres pasos importantes que Juan Pablo II no dio ni cuando le funcionaban las piernas. No sería mi compañero ideal de parchís, pero si hay que elegir un papa progresista entre los dos, tengo claro que me quedo con Benedicto. El otro fue el papa del márketing, y de líderes así ya sabemos mucho en España. En su día me caía muy bien, pero ahora comparo los progresos de uno en treinta años y los del otro en cinco, y las diferencias son de echarse las manos a la cabeza.


Posdata: más de uno habrá advertido que no sigo las pautas de la nueva ortografía de la RAE en según qué mayúsculas. Tranquilos que lo he hecho a conciencia.

Si me condenan a no crear (o la necesidad psicológica del escritor)

Una pequeña introducción: Irán ha condenado al cineasta Jafar Panahi a seis años de cárcel, además de prohibirle viajar al extranjero, conceder entrevistas, realizar películas y escribir guiones. La sentencia es una barbaridad por sí misma, sobre todo cuando la acusación se basa en propaganda contra el gobierno iraní, pero el último punto y medio me parecen especialmente escalofriantes. Simplifiquémoslo en que las autoridades le han prohibido escribir. Tremendo.
La pena baila entre lo absurdo y cruel. Incluso si admitimos que los escritos del señor Panahi suponen un grave riesgo para el régimen de Ahmadineyad, algo que debería considerarse una buena noticia, el hecho de negarle no el derecho, sino el don de creación, es una tortura psicológica. Nadie puede meterse en la cabeza de una persona para comprobar que sus pensamientos están en orden, pero sí pueden negarle la posibilidad de sacar cualquier idea de su cerebro y hacen que plasmarla en un papel se convierta en razón para enchironar. Me pregunto si no será que las autoridades iraníes ya han apresado a este hombre en su propia mente, deseosos de que todos esos embriones creativos se pudran en el cerebro y lo dañen desde el interior.
Es un tema interesante: ¿dónde se satisface la creación, en la mente o en el papel? ¿Se puede dar por terminada una obra que no ha salido de la cabeza? ¿Por qué el creador tiene esa necesidad imperiosa de verter su historia en unos folios, si muchas veces no se toma la molestia de enseñársela a nadie? ¿Es que no la considera hecha del todo hasta que no está depositada en un lugar que pueda sobrevivir su muerte?
Muchos escritores dicen que escriben para vivir. Que si nadie los leyese seguirían haciéndolo, aunque fuesen los últimos seres humanos sobre la faz de la tierra. Casi se trata de una cuestión de salud mental. Escribir para no enloquecer. No basta con imaginar y crear entre las paredes redondas del cráneo: parece que una obra no se hace realidad hasta que no la sacas de la cabeza. No tiene nada que ver con quién la leerá después porque eso, dice la mayoría, es lo secundario (o incluso prescindible).
Por eso la pena del director de cine Jafar Panahi es triplemente cruel. Porque no sólo lo encierran en una celda, quién sabe con qué ratalefantes. Es que también lo enclaustran en su propia cabeza prohibiéndole consumir el acto de crear, y esa pena, que pasará desapercibida para miles de lectores de los diarios, es un cepo psicológico. Puedo imaginar cuántos escritores preferirían como pena la cárcel antes que la prohibición de crear. No los culpo.

Sentimientos que no pueden esperar a la última viñeta

Hagámosle un favor al mundo y no esperemos al final de la historia para decir ciertas cosas si no queremos que sea eso, el final.

El próximo presidente de España

Lo que al principio parecía un rumor de pasillos, empieza a parecer realidad: Rubalcaba será el próximo candidato del PSOE a la presidencia española, allá por 2012 y si esto no se ha caído antes. Zapatero podría repetir, que en España no hay máximos de reelecciones, pero pocos piensan que quiera presentarse otra vez.
A fecha de hoy, cuando el partido del gobierno ha tocado fondo en intención de voto (24'1%, nunca antes tan bajo), hablar de su candidato a presidente no tiene ni la mitad de gancho. Que me entiendan: si hoy fuesen las elecciones, el PSOE, ya sea con Zapatero, Rubalcaba o Chacón, no tienen la más mínima posibilidad de mantener su presencia en la Moncloa. El PP, el partido con menos capacidad para sacar provecho político de la crisis, conseguirá la presidencia sólo gracias a los errores del ejecutivo actual. No es que el PP vaya a ganar; es que el PSOE va a perder, y el PP es el único en este país bipartidista con suficiente peso para erigirse gobernante.
A mí es que Rubalcaba no me gusta. Lo aborrezco por ser un fantasma del pasado, una reliquia de aquel gobierno de Felipe González que los jóvenes sólo veremos para cuando Cuéntame alcance el año 1982. Será un personaje de ficción más que un recuerdo de los primeros años de la democracia. No digo que no tenga capacidad para gobernar (ni tampoco que esto sea requisito para ser presidente. No hay más que ver a Zapatero, que si bien no ha sido tan mal presidente, sus pactos con los nacionalistas de la primera legislatura nos van a pasar factura hasta el final), pero me pregunto si no habrá otro nombre para suceder al señorito de León. Chacón, no sé. ¿No era tan fascinante su embarazo como ministra de Defensa? ¿Por qué el PSOE se llena tanto la boca con igualdad y sin embargo es mucho más reticente que el PP a la hora de nombrar mujeres para cabezas de listas en ayuntamientos, comunidades autónomas o la mismísima presidencia?
A menos que intervenga el Dios Todopoderoso, y, Él mismo debe estar de rebote con los laicistas de la izquierda, el candidato a la presidencia que elija el PSOE será el candidato de la derrota y váyase-usted-de-aquí-que-es-nuestro-turno-en-la-Moncloa. De modo que el PSOE no está eligiendo a su candidato a la presidencia, sino al candidato a la oposición, y en ese caso no me parece tan mala la elección de Rubalcaba. Como opositor puede ser mucho mejor que cualquier otro de la cantera socialista. Y de ese modo, los verdaderos futuros candidatos, léase Chacón o cualquier socialista de nueva generación, se estarían reservando para cuando el PSOE tenga un mínimo de posibilidad, en las elecciones de 2016 o 2020.
Este es un análisis actual a un año y medio de elecciones. En este tiempo pueden ocurrir mil cosas y el PSOE remontar cien veces. Quizá llegue el día que Rubalcaba tenga verdaderas posibilidades de ganar y, a lo mejor, de llegar este día, el PSOE prefiera otro candidato para conservar la presidencia. Rubalcaba de oposición, pero nunca de presidente. Con el misterio que gira en torno al sucesor de Zapatero, es posible que el papel de Rubalcaba no sea más que el de cabeza de lista de unas elecciones perdidas, y que se marche a casa para jubilarse un segundo después de anunciarse los resultados.
Porque si asumimos que el PP va a ganar en 2012, lo interesante está en conocer su candidato. Hoy sigue siendo Rajoy, pero hay una convención del partido antes de las elecciones y de ahí saldrá el nombre definitivo. En la última elección, la de Valencia, algunos como Aguirre estuvieron exageradamente serenos, como buitres que esperan el momento de saltar. ¿Está esperando Aguirre este momento, cuando el PP puede ganar de verdad, para proclamarse candidata? Dudo que Gallardón lo haga alguna vez, por más que los votantes lo pidan: no cuenta con el apoyo de los militantes, y eso es como una sentencia a muerte. ¿Hay más nombres en el PP? Ninguno que despunte visiblemente. Lo que se cuece en la sede de Génova es más secreto que cualquier movimiento en Ferraz. No pongo la mano en el fuego a que Rajoy vaya a salir presidente, pero teniendo en cuenta que tienen las elecciones ganadas de antemano, sólo se quedará fuera de la candidatura si otro lo saca antes. Aguirre se frota las manos con fricción. No sé cuántos años más podrá esperar para cumplir con la penúltima de sus ambiciones: ser la primera presidenta de España. La pregunta es si será la próxima.

100% aleatorio (tercera edición)

En 2007 y 2008 publiqué dos listas con canciones aleatorias de mi iPod. La edición de 2009 se me pasó por completo, y a la de 2010 llego por los pelos. Es curioso ver cómo cambia mi lista de reproducción con los años. Esto es lo que ha sonado hoy cuando mi mp3 ha jugado con el azar:

  1. Looking for love, The Carpenters.
  2. Prefiero no, La Casa Azul.
  3. Ya, ya sé, Zenit.
  4. Not fair, Lily Allen.
  5. Una mañana, Facto Delafé y las Flores Azules.
  6. Te amaré, Nino Bravo.
  7. Un día en el mundo, Vetusta Morla.
  8. Guyamas Sonora, Beirut.
  9. Teddy Picker, Arctic Monkeys.
  10. Una paloma atraviesa el fuego, Joe Crepúsculo.
Estaba preocupado porque con 1639 canciones en el iPod, estaba convencido de que la selección aleatoria iba a ser menos personal. La primera creo que no la he escuchado jamás entera y la tercera es una reminiscencia de la adolescencia. El resto casi podría haberlas descargado hoy.
Para terminar, una recomendación musical: Bailando de Astrud. Va directa a la lista de CrónicasSalemitas.com en Spotify. Vosotros, mientras tanto, animaos a hacer vuestra propia lista aleatoria de diez en los comentarios. Quizá os resulte curioso verla dentro de un año.

El día que disparé a mi padre



Aquella mañana en el bosque, cuando disparé a mi padre con la escopeta, quise morir. El problema de pensar todo el tiempo es que acabo poniendo en tela de juicio hasta mi propia existencia. Creo que nuestra personalidad no viene determinada por la educación ni el ambiente, sino más bien por un puñado de acontecimientos clave que marcaron el rumbo de nuestras vidas en su fase más inicial. A partir de ahí ya somos. Y a medida que pasan los años, nuestra actitud ante todas las experiencias estará determinada por el carácter que se moldeó con esos momentos claves de la infancia. Los golpes son los que nos hacen, nada de la rutina. La rutina se sobrelleva con esa personalidad forjada a base de palos. En el trabajo de averiguar todos los acontecimientos de mi infancia que determinaron quién soy, aquellos instantes culpables de mis obsesiones y flaquezas, de lo que me hace humano y deplorable, sólo consigo rescatar un puñado de recuerdos. Todos, sin excepción, componen el puzzle de mi personalidad y significaron para mí mucho más que asistir a este colegio o elegir entre esgrima o pintura. Algunos de estos hitos duraron unos minutos. Otros fueron cosa de años. El momento en que apunté con la escopeta y disparé a mi padre a la cabeza duró una milésima de segundo, pero su efecto impregnó mi futuro para siempre como la pólvora hace con la ropa. Se convirtió en una cruz hasta la muerte. Era invierno, con todo lo invierno que puede ser el interior de España, y hacía frío, tanto que no podía contar las capas de ropa que me cubrían. Tenía doce años y acompañaba a mi padre a una cacería, una pasión que él llamaba deporte. Yo no sabía qué pensar. Había practicado tiro con latas y me había ganado algo de experiencia. Me movía más el interés de satisfacer a mi padre que mi propia motivación, pero tampoco quiero mentir y decir que ya entonces repudiaba la caza. En ese momento me era indiferente. Era una actividad con la que pasar el tiempo, como cuando leía o dibujaba. Sólo que en ésta había que matar y yo no había reparado en eso. Tampoco tardaría en advertirlo, pero de la forma más siniestra. Aquel mañana de sábado cogimos el coche hasta una finca lejana en la que nunca antes había estado. Unos conocidos habían invitado a mi padre a la cacería, y yo iba en calidad de futura promesa de la cinegética. Era, en realidad, su trofeo antes del tiempo de disparar. Los demás tendrían que esperar a matar algo para presumir, pero él me tenía a mí, su benjamín cazador, con una escopetilla al hombro dispuesto a ser el primero en derribar una bestia. Era el cuadro familiar que todos deseaban en sus familias, el orgullo de un hijo dispuesto a continuar con tal ancestral tradición. Dejamos los coches en un llano y nos cubrimos con chubasqueros especiales. No bastaba con despistar la lluvia, no; también había que camuflar a la Muerte. El grupo estaba compuesto por una decena de cazadores, sus perros y yo. A excepción de los animales, todos cargábamos nuestras armas al hombro y guardábamos los cartuchos en una tira de cinturón. La mía era una escopetilla, ligera pero capaz de matar. Alguno también llevaba cervezas y algo de comida, no fuese que la sangre atrajese el hambre, y el ambiente era de buen humor. Me preguntaban cuántas veces había ido de caza. Yo decía que casi era mi primera vez, y ellos sonreían porque lo que decía era bonito, un futuro cazador, qué puede haber más puro y hermoso y noble en este mundo de humanos. Los hombres hablaban de fútbol y de las piezas de la última vez. Tres perdices, trece, que qué barbaridad y quién las va a desplumar. Ninguno de ellos iba a hacerlo, por descontado, pero a quién le importan los preparativos de la cocina cuando el placer no está en comer sino en matar. Los diez hombres tenían lo mismo en mente. Al rato de andar nos paramos entre los árboles. A quien no calló le mandaron silencio, y ahí esperamos los once junto a los perros, como si se pudiesen estar quietos, a que pasase algo interesante. Pasó media hora y un jabalí cruzó corriendo nuestro campo de visión antes de que nadie pudiese matarlo. Los hombres se frustraron y decidieron continuar con la caminata. Yo me dedicaba a mirar, ilusionado con derribar mi primera pieza. El jabalí hubiese sido un estreno estupendo, pero tampoco le hacía ascos a un zorro, o a una liebre, o lo que fuese que se interpusiese en mi camino; no quería regresar a casa con las manos vacías bajo ninguna circunstancia. Seguimos el paseo por el bosque, con los perros corriendo y saltando a nuestro alrededor, mientras nosotros aguardábamos el Momento. Solo que mi Momento no sería el mismo Momento que el del resto. Ellos lo vivieron de una forma y yo de otra. Y lo que ocurrió me sigue atormentando cada vez que lo recuerdo. De repente, una bandada de perdices que estaban unos pasos por delante advirtieron nuestra presencia y alzaron el vuelo. El ajetreo pilló a los cazadores por sorpresa mientras los perros ladraban de ansiedad, no fuese que los dejasen sin premio. Entonces yo, que estaba en la segunda línea de tiro, levanté mi escopetilla y apunté en dirección a las aves, y me congratulé de ser el más rápido, y disparé sin advertir que en mi campo de tiro, entre mi mirilla y las perdices, estaba la nuca de mi santo padre. Claro que para entonces yo ya había disparado y la suerte de mi destino estaba echada por los siglos de los siglos amén. El mundo se congeló para abofetearme. Comprendí demasiado tarde mi error. Vi lo que estaba por ocurrir, y observé a mi padre muerto. Vi tanto en tan poco tiempo que no sé cómo un segundo antes no advertí lo que estaba a punto de hacer. De todos los perdigones que puede contener un cartucho de escopetilla, todos, sin excepción, pasaron junto a mi padre sin tocarlo. No importó el rumbo desviado de los proyectiles, porque esa vez decidieron renunciar a la línea recta que los lanzaba contra mi progenitor. Él estaba a cuatro metros de mí y ni siquiera se giró para comprobar quién había dado el disparo, pero ahí estaba yo, muerto como al que dan muerte, en silencio, inerte en esa realidad mientras vivía nítidamente cada mundo paralelo en el que me convertía en el asesino de mi padre, el parricida de la escopeta, el huérfano que lo metió en la tumba. El cazador que iba a mi lado se arrojó sobre mí y desvió la escopetilla, humeante, contra el suelo. Su rostro estaba enrojecido y me gritó unas palabras que nunca podré olvidar: «Has podido matar a tu padre», no sin antes insultarme y acusarme, no sin razón, de loco. Hay que escuchar esa sentencia dicha de corazón, parricida, para comprender la magnitud del incidente. No era un despiste cualquiera como quien olvida cerrar el gas o el que rompe el freno del coche. Si lo hubiese matado esa vez, escopeta en mano, jamás me habría convencido de mi inocencia. En una cacería nadie mata por casualidad. Te cargas alegremente tres liebres y dos perdices y pretendes convencerme de que lo otro fue un error. Ni yo mismo lo habría creído jamás. El parricidio es algo imposible de olvidar, y quien está a un milímetro de cometer uno, en el contexto más sospechoso de todos con un arma de fuego apuntando su objetivo, no puede enterrar jamás las pruebas del que pudo ser su último encuentro. Con papá. No podría haber sido peor.
Pero él siguió caminando con el resto, quejándose de las perdices que acababan de perder.
No volví a disparar en toda la mañana (de hecho, no lo he vuelto a hacer nunca más) pero las consecuencias de ese Momento que tanto pesa en mi vida no tienen que ver con mi aversión por las armas ni la caza. Que también. Se trata más del valor de las personas y nuestra absoluta fragilidad. De lo finitos que somos, en el sentido de fin. Pero sobre todo, es una cuestión de culpabilidad. De sentirme casi igual que si lo hubiese hecho, matarlo, y vivir esa tormenta interna desde aquella mañana hasta el día del juicio final. No puedo culparme sólo de lo que hago, sino de lo que podría haber hecho, porque si no se hizo no fue por mi gracia sino por la de la física de la trayectoria, también conocida como puntería-de-ciego-en-la-oscuridad. Yo maté a mi padre en cien de mis ciento una realidades. No se puede olvidar tanto así por así.
Hoy he llamado a mi padre para preguntarle la fecha de aquella ocasión que lo acompañé a cazar. Mi padre apunta todo, no sea que la memoria o el tiempo o mi cartucho lo borre sin avisar. Jamás me atreví a hablar de esto con él porque sentía la vergüenza del asesino, da igual que yo no quisiese herirlo y, sin embargo, él lo ha recordado todo por mí: «¿El día que casi me matas?» Hay secretos que nunca han sido tales, y cargas que jamás tendríamos que sujetar. Algunas preguntas se clavan más que los disparos. Pero a mí me persigue el fantasma de un muerto que yo no maté.

MIL ENTRADAS DE CRÓNICAS SALEMITAS

Déu, esta es la entrada número mil de Crónicas Salemitas, tres años y medio después desde su inauguración. Os dije que esta entrada la haríais vosotros. Así tenía que ser.

Un buen video para empezar. ¡Gracias, Freshwater! :-)

Julio Urízar hace su particular homenaje desde Guatemala. Qué gusto de jirafa, ¡muchas gracias!

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La sevillana Fany se arranca a escribir unas palabras muy emotivas. Qué placer tener lectores así.

Pues me he animado finalmente a escribir porque sigo el blog casi desde sus comienzos! que ya que estamos te digo que me gustaba màs  el dibujo anterior, aunque siempre admiraré tus dibujos porque yo soy absolutamente pesima en lo que a dibujar se refiere y todo me parece una obra de arte :P 
Conocí el blog, al igual que te conocí a ti, a través de Harrylatino y si tengo que decir algo que me haya influido de él para mi vida es que me animó a crear mi propio blog. Pensé que si yo, una chica sevillana que no te conoce de nada, ponía el link de Crónicas Salemitas entre mis favoritos porque realmente me apetece leerlo podría haber algún despistado que también leyera el mío, que le hiciera pensar, o simplemente le gustara algo de lo que escribo.

Ese blog ha cambiado mucho, igual que yo, pero te entiendo cuando le dedicas tiempo porque se termina convirtiendo en una parte de ti :D

He de decir que mis entradas favoritas son las personales (lo que me pude reir con los dibujos que hiciste en el ascensor, me encantaron) ya que nos acerca a ti y creo que todos tus lectores lo agradecen. También me influyó mucho cuando publicaste la Guía Secreta de Harry Potter ya que soy escritora aficionada y me animó ver que salía al mercado. Era como decir "anda, lo mismo también lo puedo hacer yo algún día"

No suelo comentar sino leer los comentarios que me gusta más pero el debate que más me ha marcado y en el que si participé fue cuando hiciste la entrada sobre el drogadicto (supongo que la recordarás porque no hace mucho), me indigné muchisimo, borré mil veces el comentario para no pasarme, y de hecho cuando lo escribí no leí más sobre esa entrada. Pensé en dejar de leer el blog incluso, pero no lo hice. Y eso me ha hecho darme cuenta de que realmente me aporta algo, y que para ello no tengo que estar siempre de acuerdo con lo que dices.
Por último, las entradas sobre política me gustan porque me ayudan a entender cosas que o bien por desconocimiento o por falta de tiempo para leer sobre ello no termino de comprender y así puedo opinar con más argumentos!



Pity Parker me saca los colores desde Argentina.

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No iba a faltar la poesía en la entrada mil. ¡Muchas gracias, ichirinnohana_is!

Ana Ryder se atreve hasta con las manualidades. ¿No es maravillosa? Y su homenaje también.

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Rubén Mato coge el teclado para escribir una desgracia para mí: un elogio. Esta vez no lo tendré en cuenta para mal. Muchas gracias :)
Para desgracia de Cronista, a quien sé que le entretiene y agrada más recibir críticas que halagos, de Crónicas Salemitas tengo más de lo segundo que de lo primero.
Hace ya un tiempo que por diferentes razones ya no leo entradas del blog tan a menudo como solía hacerlo. Esto me lleva a recordar cuándo me ‘enganché’ a este entretenida bitácora, las razones por las que lo hice y, ahora que me paro a pensar, todo aquello que leí y que realmente cambió determinadas cosas en mi vida (en moderada proporción, hacer crecer el ego de periodistas, escritores o abogados debería ser un delito penado).
En diciembre hará dos años que empecé a leer a Cronista por aquí. Llegué al blog, como tantos otros, con curiosidad por aquel misterioso ‘alguien’ de Harrylatino que tanto sabía sobre el mundo de Potter y la tan sagaz manera tenía de escribir. Le di una oportunidad. Leí la primera entrada que leí por banda (no la recuerdo) y, como digo, me enganchó.
De hecho, ahora que lo pienso más detenidamente, hay pocas cosas en internet que me hayan enganchado tanto como las cosas que escribió aquí Cronista, u otros sitios a los que haya cogido tanto cariño. Vuelvo ahora a finales de 2008 en el archivo de las Crónicas y rememoro las primeras entradas que leí. Sobre el nacionalismo catalán; a principios de 2009 sobre las elecciones gallegas y vascas…
Estas entradas, que se me presentaban escritas un tono picante y atrevido, me obligaron en más de una ocasión a cerrar los puños y luego reflexionar (para, finalmente, comentar xD). Sin embargo, he de admitir que las entradas que más me fascinaban eran aquellas en las que Cronista nos contaba algo sobre su vida. Sobre un viaje a Nueva York, sobre un cambio de residencia a Madrid (Yo todavía lo leía cuando estaba en Valencia!) y lo contento que estaba por ello. También aquellas entradas en las que parecía más triste, o pesimista, o ‘chulo’. O esas otras en las que hablaba de experiencias de su infancia (como los libros de su vida). Sin olvidar las viñetas (que me encantan, y hay una que me gusta especialmente y no está en el blog).
 Pero supongo que es lógico. Os pasará con todos aquellos que leáis y que os gusten. Los lectores encontramos en las almas de esos pobres desgraciados que invierten con sus plumas algún tiempo en hacernos un poco más felices un atractivo sin igual. De hecho, me atrevería a decir que son una gran fuente de inspiración.
Fue Cronicas Salemitas la que un día me impulsó a abrir mi Libreta Grisácea. Un despropósito de Blog que nadie lee pero que a mí me sirve de mucho. Fueron algunas de las entradas de Cronista las que fundamentaron otras de La Libreta, y sobre todo fueron algunos de los demasiado pocos (nunca son suficientes) relatos escritos por él los que un día me animaron a coger mi ordenador e intentar escribir alguna cosa con sentido que viviera más que yo y, a poder ser, que tocara la vida de alguien.
Todavía estoy en ello. Pero algo es algo.
Me considero afortunado, y lo digo así de alto, de que la casualidad, internet y otras circunstancias nos hubieran reunido un día en Madrid. A pesar de lo que él me había asegurado, todavía lo considero uno de los personajes más curiosos e interesantes con los que he coincidido tanto en mi vida personal como profesional y, sin ánimo de tirarme flores, sobre todo gracias a la segunda he conocido a bastantes personajes. Supongo que lo que más me sorprendió de todo fue su sencillez. O ver cómo era capaz de reconocer en su tono de voz el “estilo” de lo que leía en el Blog. O el amplio espectro de temas de conversación que parecía tener. O el detalle que tuvo al firmarme su libro.
Siento no poder regalar a Crónicas Salemitas el mejor regalo que se le puede hacer a un escritor: una crítica. En su defecto concluyo que me lo paso bien leyéndole, y que tengo la esperanza de reengancharme de nuevo. Entretanto, espero que Croni me perdone por no hacerle ninguna crítica. Pero entre que soy un buenazo y, por encima, gallego…


Eduard Sola dice "No es un blog, soy yo. Por un blog capaz de hacerte." Y yo no sé qué decir para agradecérselo.

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Helena escribe un poema y me reta al mismo tiempo. Lo acepto, ¿eh? Pero será más adelante ;)
Andrés felicita la entrada mil con un recuerdo al fanfiction El juicio de Kirtash. ¡No sé cómo voy a salir de esta! Gracias, caballero.


Rocy escribe una carta abierta para esta entrada mil. ¡Muchas gracias!
Llegar a 1000 entradas en un blog no es tarea fácil. Debe gustarte escribir, compartir tus propias opiniones con más bloggeros, que ellos también puedan dejarte su opinión…
Creo que otros factores para llegar a una cifra tan elevada es que el blog interese, que leyendo una, dos o equis entradas te haga volver otra vez para ver que hay nuevo, y que cuando el autor se está hasta casi una semana sin dar señales de vida, dejarle comentarios para que escriba. Otra señal sería ver que una entrada se llena de hasta treinta comentarios, bien para dejar recomendaciones sobre libros, música, pelis, series, etc. o bien por una entrada con una opinión que, quizá, mucha gente comparta, pero no se atreva a decirlo en voz alta.
Todo esto, y más, lo reúne el blog, por eso cuando llegué a él a principios del 2008 ya no me pude marchar, y aunque ahora no deje tantos comentarios como antaño por falta de tiempo, yo sigo viniendo y leyendo, porque me gusta ver los distintos puntos de vista que puede haber de un mismo hecho, o ver que no soy la única que piensa eso sobre un tema. Ha habido entradas en las que no he estado de acuerdo para nada, en otras en parte, y en otras comparto tu opinión palabra por palabra. Las que más me gustan han sido las de reflexiones, sobre todo a tu llegada a Madrid, o las viñetas de Un año en Madrid.
Seguiré viniendo, que no te quepa la menor duda. No sé cuánto tiempo tienes pensado mantenerlo, o quizá ni lo hayas pensando, solo esperas a ver como van surgiendo las cosas, y así, actuarás.
Y como este blog significa algo para mí, te he escrito estas palabras, porque no quería faltar en esta celebración.
¡Felices 1000 entradas! ^_^
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Uyulala, compañera de la revista El Templo, se anima con un cómic milenario. Hay que leerlo para comprenderlo ;) ¡Muchísimas gracias!


Para alucinante, el regalo de la mexicana Evelin.
De verdad que rogaba acabar antes de la entrada mil! Pero bueno, desde el día en que leí tu proyecto quise participar, pero no sabía de qué forma. No soy buena con los videos y tenía que ser algo que representara para mi, todo lo que he leído en tu blog.
Y fue por eso que me di a la tarea de checar tooooodas las entradas que has hecho hasta este día y seleccionar todas aquellas frases que me causaron gracia, me agradaron, e incluso algunas que no; pero creo que eso también es importante. Dicen que recordar es volver a vivir; y para mí fue más importante encontrar esas frases que forman parte de una variedad inmensa de temas; para mostrar todas las demás entradas que hacen especial el numero mil. Porque entrada a entrada se fue construyendo este momento, que personalmente se me hace genial.
¿Qué puedo decir? La hoja no me bastó y varias frases quedaron fuera (quizá debería escribir más pequeño). Fue hasta que chequé todo el material del blog que me di cuenta que lo he leído casi desde que inició, y aunque muchas veces no esté muy de acuerdo con lo que escribes, en realidad creo que haces interesante el leer el punto de vista de alguien más que quiere ser escuchado.
Y es por esto que te quiero felicitar, por tener un blog interesante, gracioso y bastante sólido. Son muchas las ocasiones en las que me has dejado pensando, y más aún en las que me has sacado una sonrisa. Fue por ello que me sentí con la responsabilidad de mandar algo, para hacerte notar que hay muchas personas a las que nos haces pasar un buen rato a menudo.

Alfonso Rodríguez escribe desde la fantástica ciudad de Montevideo. Jo, qué gusto de lectores.
Bueno, aquí estoy. La entrada nº 1000 ya está llegando y yo todavía no he escrito nada. Bravo por mi. Si no fuera por mi falta de imaginación,  recursos materiales o talento manual podría hacer un gran video de 15 minutos, un super fotomontaje o una viñeta muy ingeniosa. Pero no, simplemente se me pudo ocurrir este relato. Y ni siquiera es un relato tierno y conmovedor acerca de cómo descubrí este gran blog y cómo me ha influido en mi vida y bla bla bla… ya saben, todas esas cosas cursi que aparecen en las películas y demás. No, la verdad que mi relato no es así. La verdad es que ni siquiera me acuerdo bien la fecha en que llegué por primera vez a este lugar (sí, lo se, mi memoria es pésima, lo admito) Lo único que recuerdo es que un buen día estaba vagando por HarryLatino cuando decidí pasarme por tu club (que en ese momento jamás había entrado) a ver que tal era. Y cuando entré y me afilié pude ver no solo que era un club fantástico (siempre fue uno de mis preferidos, sinceramente) sino que además pude ver un link que me conducía a este blog tuyo de vos. Y desde ese momento quedé enganchado. Me encantaba conocer un lado tuyo fuera de HL, ese lugar en donde eras El Gran Cronista de Salem, envidiado por los hombres y codiciado por las mujeres (¿). Este blog me demostraba que, efectivamente, eras humano como todos los demás, por más que dentro de HL eso no siempre quedara claro. Pero sinceramente y fuera de bromas, más allá de eso lo que me llevó a quedarme fue la gran calidad de este blog, con tus viñetas (casi) siempre muy graciosas, las crónicas de tu vida diaria o tus opiniones siempre interesantes sobre cualquier cosa (aunque, bueno, las de política podrían ser obviadas, en la opinión de este modesto chico-sudamericano-sin-interés-en-la-política) Las Crónicas Salemitas es uno de los pocos blogs personales que sigo, ya que considero que es de los pocos blogs personales que realmente vale la pena seguir en la blogosfera. La verdad que tus entradas son por lo general muy buenas, y aunque no sea de comentar muy seguido, y aunque tu blog no ha sido una gran influencia en mi vida (lo siento, Croni, se cuánto te gustaría que fuera así, pero bueno, no siempre se gana :P) quiero que sepas que te leo siempre, y que espero que tus Crónicas Salemitas continúen durante mucho tiempo más.
¡Felicidades por tus primeras 1000 entradas, Cronista! ;)

Eli participa desde Venezuela y pone la velita a la fiesta y una camiseta que me encantaría tener.

Crónicas Salemitas tiene entradas que no ha comentado NADIE

Otra carta, esta vez de Vannezitha:
Querido Cronista:
No soy de participar en estas extrañas peticiones, además de que no soy nada buena redactando y que mal por que era mi deseo ser mejor, pero simplemente no pude resistirme a tantos posdatas y recordatorios, parece ser algo importante, como nunca llegare a una entrada numero mil, nunca lo sabré. Eso demuestra cuanto influye este blog en mi, bueno es una manera de verlo. De alguna manera extraña me gustaría ser parte de el aunque sea con una carta, mal escrita, que, considerando mi suerte llegue a ser ignorada. Es una manera de decir lo mucho que me gusta leerlo, no solo es entretenido, siento que ocupo mi tiempo en algo mas útil, de lo que normalmente hago; realmente lo disfruto aunque no siempre este de acuerdo contigo, pero es parte de la experiencia, al menos eso creo yo, estar en desacuerdo, encontrar opiniones diferentes a las mías, o, muy pocas veces opiniones que coinciden con las mías, es refrescante en cualquier sentido, en especial cuando uno no esta muy acostumbrado a escuchar comentarios inteligentes; no estoy diciendo que yo sea inteligente. Como sea, esto se trata del blog. El blog que se ha convertido en una página de frecuente visita, como dije, disfruto leerlo. Ya ni recuerdo como llego a mi, o mas bien como llegue yo a el, tal vez por querer saber mas del chico de la voz sexy, bueno descubrí mas, tal vez no del chico en si, pero de temas tan variado e igual de interesantes, desde música diferente, desconocida aunque sin mucha variedad hasta política española; de hecho todo esto ha sido parte de querer saber mas de la madre patria y su gente, incluso sacarlos de el estereotipo de racistas, buscar mas de lo que dicen los libros de historia, aunque también ayudo la incursión del canal TVE en el sistema de cable básico, pero es parte del fenómeno.

Seguir viendo esta como una pagina recurrente, incluso me inspiro para tratar de abrir un blog por mi cuenta, con resultados desastrosos claro. 
Se que he hablado tal vez demasiado de mi en este intento de carta, pero acaso no se trataba de saber como influyo en nuestras vidas, bueno de acuerdo con mis actuales temas de conversación, me parece que ha influido notablemente, incluso he llegado a imprimir entradas con las que no estaba de acuerdo para mi colección, con el fin de buscar inspiración y opiniones coherentes con que discutir esas ideas.
Espero con ansias el futuro de crónicas salemitas, que continúe igual de fresco y entretenido, y claro siempre bien escrito; lastima que nunca podre obtener tu libro, pero bueno siempre habrá otros, espero.

Mis mejores deseos

Vannezitha
Elena López participa desde la honorable ciudad de Valencia, y lo hace con un dibujo que me encanta. Ahora bien: lo de que Crónicas Salemitas no tiene precio es muy discutible. ¿Con quién hay que negociar? :-P


Enrique H. envía este poema desde Madrid. ¡Me encanta! Como curiosidad, unas horas después de que Enrique enviase su colaboración, me vio en un Starbucks de la Gran Vía. No todos los días le preguntan a uno "¿Has recibido mi poema?" en la cola de un café. ¡Gracias! :-D


Crónicas Salemitas tiene 4 míseros seguidores en Spotify.Vale, pillo la indirecta.

Y terminamos como empezamos, con un video. En esta fiesta tampoco podíamos renunciar al chocolate. HL Ecuador ha preparado un video que me ha hecho dar vueltas a la silla de la alegría. ¡Muchas gracias, salemitas!


Muchísimas gracias a todos, los que han participado y los que leen el blog a diario o cada tanto. Os estoy muy, muy agradecido. Si alguien todavía quiere participar, tiene los comentarios de esta entrada abiertos para hacerlo. Otra forma es darle al Me gusta en Facebook, retweetear la entrada o imprimírsela a la abuela. Ahora a por la entrada 2.000.

La entrada 999 es en realidad sobre todas las anteriores

La próxima entrada será la número mil y ya sabéis que esa la hacéis vosotros (ya he hecho novecientas noventa y nueve. Uno se merece un descanso). No quiero hacer de ésta como las notas que escribo en cada aniversario. Es casi un millar de artículos, que se dice pronto, y en este tiempo he evolucionado de mil maneras (y seguro que retrocedido en otros aspectos, pero prefiero no pensar en eso). Ahora jamás escribiría que he aprobado equis asignatura, por poner un ejemplo. Las viñetas tampoco son lo que eran: en sus orígenes, los protagonistas eran personajes inventados para la ocasión. Ahora siempre suelen ser historias personales conmigo como centro, aunque no siempre muy heroico.

El otro día pregunté a algunos seguidores de la página en Facebook cuáles son sus entradas favoritas. Algunas de las más mencionadas son Experimento de una escalera (i) y (ii)pero no son las que más me gustan. Sí coincido en otras: la trilogía de Un año en Madrid, de la que me siento muy orgulloso, la de 101 cosas sobre mí o el relato Navidad, tres entradas con las que pasé un muy buen rato haciéndolas. Para los masocas, he creado una lista en Spotify con todas las recomendaciones musicales desde la apertura del blog. Vais a subir al cielo del éxtasis o morir de sufrimiento.
Tengo planes para la próxima temporada del blog, porque es innegable que con la mil cerraré episodio. Ya he traído algunas novedades, como publicar una novela por capítulos, y me estoy planteando otros proyectos que quizá vean la luz. Eso sí: Crónicas Salemitas seguirá siendo lo mismo en esencia, que para algo ha funcionado. Estoy encantado de alcanzar la entrada número mil y que me sigan más lectores que con la primera.  No estarán haciéndose tan mal las cosas.

Quién merece una segunda oportunidad

En este mundo de imperfectos, nadie puede presumir de no haberse equivocado en la vida, de no haber hecho daño, de no mil miserias que componen las páginas negras de nuestras biografías. Conozco gente con un pasado más que cuestionable que ha sabido sobreponerse aprendiendo de los errores. Seguro que todos mis amigos, a los que quiero incondicionalmente, tienen sus propios episodios trágicos en los que se comportaron como auténticos hijos de puta y no por ello son malas personas. No necesito recurrir a extraños ni a mis amistades para ilustrar el asunto: yo he sido un cabrozano en demasiadas ocasiones. He vivido instantes de perfecto villano. Y ni me siento orgulloso, ni puedo poner la mano en el fuego a que no volveré a caer. Soy tan humano que sangro.
No tengo tantos años y sin embargo han sido suficientes para observar, aterrado, cómo algunos sentencian a seres humanos porque una vez cometieron un error. Les desean la muerte (conocen lo suficiente la ley como para no expresarlo verbalmente, pero contempla sus actos y dime si no los han matado ya de pensamiento. Eso sí es un crimental y no las mariconadas de George Orwell) y procuran que esa ejecución social se extienda a todos los que se cruzan en su camino. No les basta con eliminarlos de sus vidas: algunos se obsesionan con suprimirlos de las vidas de los demás.
A mí no me gusta quedarme con una versión. Primero distingo entre si se actuó con mala fe o si fue un error, pero incluso de ser lo primero, me niego a dar por zanjada la suerte de alguien. ¿Con qué derecho, si yo he tropezado tanto como el que más? ¿Acaso no existe la redención? Me siento muy orgulloso de haber confiado en personas a quienes otros habían arrojado a los leones. Hoy, y no dudo que muchos opinarán como yo, me puedo fiar más de ellos que de los que fueron sus jueces.
Gracias a Dios que existen las segundas oportunidades. Prefiero a alguien que se ha caído en un millar de ocasiones que aquel que no consintió un error. Dime tú quién es más persona, que a mí ya me han noqueado con la piedra.

***
Esta no es exactamente una entrada sobre la amistad, pero quiero reflexionar sobre ella en esta nota al margen. Hace unas semanas escuché a una persona infravalorar la amistad, burlándose de aquellos que dicen que los amigos se miden en los momentos difíciles. Según este talludito, eso no tiene nada que ver. A mí me dio mucha lástima escucharlo, porque el hombre pedía a gritos un amigo de verdad. No, no lo pedía: quien no conoce, no puede añorar. Ya sé que detestáis lo que pongo, pero por una vez, escuchad esta canción. Joe Crepúsculo, con Astrud, es mi último descubrimiento musical.

Queda una entrada para la mil, así que los interesados en el proyecto tendréis que daros prisa. Y ya podéis leer hasta el capítulo tres de Bajo el paraguas (y comentar, quien tenga tiempo).

La entrada que prometí de BONE y mi otra primera web

Hace tres años, cuando escribí sobre Superlópez, mi cómic nacional favorito, prometí otro artículo para Bone. No sé si admitir que fallé en mi compromiso con los lectores de finales de 2007 o mejor pongo cara de póquer, salgo por la tangente, digo que he estado demasiado ocupado escribiendo los casi mil artículos siguientes y me siento a escribir a tiempo para no faltar a mi palabra. Pues bien: ha llegado el momento de hablar de mi cómic de cabecera por excelencia.
Para quien no lo conozca, Bone es una aventura de fantasía épica dividida en nueve capítulos que Jeff Smith publicó entre 1991 y 2004. Tres de los protagonistas son bones, unas criaturas blancas llegadas de un mundo civilizado que caen sin pretenderlo a un mundo medieval, después de perderse por el desierto. Todo cuanto Fone y sus primos desean es regresar a Boneville, pero la situación en el valle se tuerce y ensombrece por la amenaza de una guerra legendaria que quedó pendiente unos años atrás. Los diseños de los bones son sencillísimos, pero contrastan con los geniales dibujos de los demás personajes. La historia es casi un guión de película Disney (los dibujos también lo podrían ser), o mejor dicho: cómo contaría Disney una historia de fantasía épica como la de El señor de los anillos si contase con los mejores guionistas y buena predisposición. La trama, aunque está muy bien planificada desde el principio hasta el final, va madurando capítulo a capítulo, aunque nunca pierde su esencia de obra maestra para todos los públicos. Bone pide a gritos una película de animación desde hace años y estoy seguro de que, tres dimensiones al margen, la veremos alguna vez. Es una maravilla de historia en 2D.
Admiro a Jeff Smith tanto como guionista como dibujante. Me enganché a Bone muchos años antes de que Astiberri lo editase en color, lo que ha sido una suerte para los lectores. Cuando yo lo leía, la editorial española era Dude Comics, publicaba los números en episodios individuales (un total de cincuenta y tres aunque, já, nunca fueron todos) con una regularidad tan nula que llegó el punto que ni siquiera terminaron con la saga. Así nos quedamos los fans, impacientes y sin desenlace para la historia. Tuve que comprar los últimos volúmenes en inglés vía amazon.com, todo fuese por no perderme el esperado final, pero mereció la pena. Es una saga de cómic soberbia. Y también sus cómics anexos, como Rose, que lo ilustró Charles Vess y es una auténtica joya. Estúpidas, estúpidas monstrarratas está bien, pero se queda en una broma sin historia.
Los fans de Bone nos quedamos huérfanos con el final de la saga. Jeff Smith inició su nuevo gran proyecto, Rasl, donde se reinventa a sí mismo y atrapa a un nuevo público mientras deja encantado al viejo. Mientras tanto, otras aventuras adicionales recuerdan la que fue su primera obra magna, y estoy impaciente por leer los próximos trabajos de los primos de Boneville. Admito que soy un fan de pura cepa, y ahora que ya tengo un cómic dedicado por Jeff Smith, creo que me importaría un poquito menos morirme.
Para quienes crean que ExpresoHogwarts fue mi primera web, no es así. Al mismo tiempo que nacía HP Valencia (que fue el primer nombre de Expreso, no iba yo a renunciar a mi identidad) creé DerenGard (aquí el diseño número dos, definitivamente más decente), el que incluso hoy, tantos años después, todavía puede presumir de ser el único sitio fan en castellano de Bone. Por más que pase el tiempo, sigo recomendando el cómic a todo aquel con quien me cruzo, sea o no lector de cómic habitual. Yo no lo soy, y volvería a caer en Bone una y otra vez. Tú que no tienes que esperar cada nueva entrega como agua de mayo, ni sufriste la desaparición de la primera editorial, no tienes excusa para perderte esta novelaza gráfica con todas sus letras.

Posdata: quedan tres entradas para el millar. Alerta. Últimos días para participar en el proyecto entrada número mil.

Ahora publico una historia en el blog

Desde hace tiempo tenía decidido publicar en el blog una de las novelas que escribí hace años y que no interesó a ninguna editorial. Soy muy consciente de las razones, pero sigo queriéndolas por factores sentimentales y también porque aprendí mucho con ellas. Cada vez que he dicho en el blog que he terminado una historia, sois muchos los que decís que queréis leerla; pues bien, ahora tenéis ocasión de hacerlo, y gratis, así que a ver si de verdad podéis soportar la experiencia. He decidido empezar con Bajo el paraguas, una historia que escribí hace cinco años. Cuando lo hice, quería trabajar mucho los diálogos y también las evoluciones psicológicas, de modo que dejé la acción, misterios y romances a un lado (algo que ahora no haría, pero c'est la vie). Esta es, básicamente, una historia sobre la amistad y la enemistad, y sobre dos mundos que se parecen muy poco pero que una lluvia morrocotuda obliga a unirse.
Después de Bajo el paraguas he escrito mucho más, así que quiero pensar que he mejorado en algo. Hoy no podría escribir algo parecido, pero entonces disfruté de la experiencia y me di casi por satisfecho: la historia de Marga y Leticia está tal y como la quería contar. Lo que he escrito antes y después no se parece en nada, pero igual que cuando leo, procuro que cada cosa que escriba sea todo lo distinta posible a la anterior. Muy especialmente, procuro que lo que escribo me llene, y me importa muy poco lo que demanda el mercado. Sí, sé con claridad que mis novelas son la antítesis de lo comercial (llevo varios años trabajando para el mercado editorial, así que sé qué se busca cuando se apuesta), pero me volvería loco si tuviese que escribir por demanda. Dejaría de divertirme en el acto.
No voy a insistir en mi defensa: he decidido publicar esta novela en el blog (si los comentarios me animan, ya sé cuál publicaré después. Y esa es más cañera) y me atengo a las consecuencias. Acepto muy bien las críticas, y seguramente muchas de ellas ya las vea yo con el paso del tiempo. Hoy publico el primer capítulo, Leticia. Pondré un nuevo capítulo cada tres días. No os pido que la leáis, pero si lo hacéis, sí os animo a dejar un comentario. Gracias.

El inesperado regreso de la i griega

La RAE se ha echado para atrás con el asunto de la ye y la i griega podrá seguir llamándose i griega. No han hecho lo mismo con la desaparecida tilde de guion, pero hay otras palabras que en determinadas zonas pronunciamos distinto a lo dictado (ruín en lugar de ruin, por citar un ejemplo) y eso no es razón para que dejemos de hacerlo como más nos plazca. La real academia insiste en que son recomendaciones y no normas, de modo que no vamos a liarla padre por lo que no pasa de un mero consejo. Incluso si son normas, no dejan de ser las suyas y nosotros somos libres, librísimos, de acatarlas. En lo particular, soy un ferviente seguidor de la RAE, pero en términos religiosos, tengo mis dudas de fe. Cualquier persona lingüísticamente sana debería hacer crítica de la lengua y anteponer el sentido común al diccionario. Después de todo, la RAE no tendría trabajo si siguiésemos a pies juntillas sus indicaciones.
Yo, con dos i griegas en mi nombre (en el segundo de pila y en el primer apellido), estaba abocado a la desesperación. En el caso de mi apellido todo el mundo lo escribe con i latina, de modo que me he pasado media vida presentándome como "Reyna con i griega", adelantándome a la errata que el que tengo enfrente está a punto de cometer. Con decir que uno de mis apodos entre profesores del colegio era "Reyna con i griega", ya os lo he dicho todo. Ahora seguro que entendéis la viñeta.

Posdata: en un ejercicio de broma privada, la anciana de la viñeta es la misma que la de la viñeta que inauguró este blog hace más de dos años.
Posdata dos: lo de los más de dos años de blog no es una broma, sino indirecta, para que participéis en el proyecto de la entrada número mil. Si alguien más quiere participar, le aviso que no queda mucho más de una semana. A mí particularmente me ha hecho mucho ilusión cada persona que se ha animado.