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Elecciones catalanas o el fin del tripartit + filtraciones embajadísticas

CiU ganó y se quedó a un aliento de la mayoría absoluta, pero el resultado es que Mas será el próximo presidente de Cataluña y el tripartito queda enterrado para siempre. El panorama político catalán de los próximos cuatro años es radicalmente opuesto al de las dos legislaturas anteriores, aunque en realidad, viene a ser el panorama político catalán normal. Habrá que ver cómo se despega Mas de Pujol, y si sabe templar sus ánimos nacionalistas. No porque estén mal o sean menos legítimos que los españoles, sino porque la mayoría catalana de hoy todavía se siente española, y no hay más que ver las encuestas del CIS. Si Mas admite que no promulgará un referéndum mientras no cambie la tendencia (porque sabe que hoy por hoy la independencia recibiría un claro "No"), debería aplicarse esas estadísticas a sus políticas identitarias. Gobernar para los catalanes no es gobernar para uno mismo.

En cualquier caso, lo que está claro es que Cataluña vira hoy a la derecha. Sube CiU y sube el PP, con unos resultados históricos que seguro que cuentan con desvío (por sorprendente que parezca, pero si no no salen las cuentas) del PSC. El partido nacionalista es el primero que derroca un gobierno desde el comienzo de la crisis, y tiene el papel de demostrar si la superación de la misma depende de una buena gestión (como lleva diciendo cada partido de la oposición desde 2008) o es un mal inevitable (como dicen los ejecutivos de turno). Mas se propone, además, conseguir un mejor concierto económico para Cataluña, algo en lo que le tengo que dar la razón. Y no porque me guste, claro: el federalismo y el socialismo me parecen incompatibles, y yo barro para casa. Ahora bien: comprendo que un partido de derechas y nacional se proponga este objetivo, y veo justo que se le conceda una situación económica tan ventajosa como la del mejor, en este caso País vasco y Navarra. España no será justa mientras existan esas diferencias de privilegios. O pringamos todos, o no pringa nadie, pero no hay justificación legítima para negar a los catalanes lo que ya tienen navarros y vascos. ¿Solidario? En absoluto. Pero objetivamente justo.

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Para quien acabe de despertarse, Wikileaks (que ya ha pasado a las páginas del periodismo del siglo XXI, ahí es nada) le ha filtrado a ciertos medios de comunicación internacionales (entre ellos, EL PAÍS) documentos secretos de las embajadas de Estados Unidos de todo el mundo. Documentos confidenciales, redactados en un lenguaje claro y sin doble interpretación, que ponen a algunos mandatarios de primer orden a caer de un burro. Estados Unidos no duda en mandar a sus embajadores a espiar a miembros de la ONU, recabar los trapos sucios de los primeros ministros y arrinconar hasta la asfixia a quien se le pone entre ceja y ceja. Estos documentos secretos tildan a la canciller alemana de "poco imaginativa" (no es tan grave), a Zapatero de "socialista romántico y trasnochado" (bueno, podría ser peor) y a Berlusconi de mujeriego empedernido, a lo que agregan que normal que se lleve tan bien con el ruso Putin porque él a fin de cuentas es de la misma calaña. Tremendo. También tienen para Sarkozy, Gadafi y cierto miembro de la realeza británica del que todavía no ha trascendido el nombre, pero que ahora mismo debe estar temblando en un rinconcito del Buckingham Palace. Estados Unidos lo va a tener muy difícil para maquillar lo que es una monstruosa filtración de su repugnante política internacional.
No me atrevo a juzgar a WikiLeaks por estas filtraciones. Los estadounidenses piden que se los considere terroristas, pero me cuesta comparar una cosa con la otra. Es periodismo de alta escala, y punto. No se han filtrado conversaciones privadas de teléfonos, sino comunicaciones del servicio de inteligencia estadounidense con embajadas de todo el mundo. El tono de muchos de los documentos no es nada profesional, pero eso no significa que no sean escritos profesionales. Sería ridículo que alguien tratase de defender que son comunicaciones personales, por muy coloquiales que sean algunas expresiones. Todo lo que está escrito es por un motivo, y es fortalecer la presencia de Estados Unidos alrededor del mundo y debilitar el resto de naciones. Seguramente todos los países compartan estas prácticas tan cuestionables, pero ni tienen el mismo poder que Estados Unidos, ni se les ha pillado. Ah, la filtración. Eso es lo que más duele.

Las crueldades del Antiguo Testamento

El Génesis puede ser un cuento fantástico, la historia de Moisés valer de guión cinematográfico y la del arca de Noé, bien nos sirve para concienciarnos miles de años después del peligro del cambio climático. Sin embargo, ni las mejores lecturas sirven para salvar lo que es un libro tenebroso, con un dios que pone los pelos de punta con cada una de sus crueldades. No entiendo la necesidad de los cristianos de hacer del Antiguo Testamento la mitad de su Biblia. El Nuevo Testamento está más actualizado y su dios, al contrario de como ocurre en el Antiguo, es impecable.
Esta contraposición de dioses, supuestamente el mismo, siempre me ha desconcertado. Un dios malísimo con uno majo, los dos unidos como si fuesen el mismo. Me sorprende la veneración por una divinidad que regala a Satanás el destino de sus más fervorosos creyentes como ocurre con Job; me indigna lo cabrito que puede ser al dejar a Moisés a un paso de la tierra prometida; tampoco me explico qué tiene de admirable un dios capaz de enviar las peores plagas a Egipto, aunque signifique la muerte de miles de personas. Ese dios es terrible y jamás lo podría respetar. Sus crueldades salpican todo el Antiguo Testamento de principio a fin, y hubiese sido mucho mejor si esta religión hubiese renunciado a él para dedicarse única y exclusivamente a las enseñanzas de Jesús. Pero vamos: la Iglesia hubiese ido mucho mejor de hacer mil cosas que ha obviado por el camino.
El Nuevo Testamento es, todavía hoy, cuando han pasado dos mil años, un texto repleto de sentido común y humanidad. Las enseñanzas de Jesús sirven igual para creyentes que agnósticos, y sus palabras deberían enseñarse el día de mañana aunque desaparezca la asignatura de Religión, igual que estudiamos el Quijote o las obras de Shakespeare. Jesús, sea o no el hijo de Dios, es un personaje real de la Historia y posiblemente uno de los más influyentes. Ninguno como él puede presumir de nacer, vivir y morir pobre, y sin embargo trascender por los siglos mucho más que los reyes más ricos.
Pero de todos los momentos de Jesús, yo me quedo con uno solo: el de Jesús y los mercaderes, cuando el joven de treinta y tres, Belén, tiene un ataque de ira al ver los puestos de mercado junto a la sinagoga. Es el único momento en que la máxima figura -humana- del cristianismo pierde los estribos y la toma con todo lo que se le cruza en su camino. Sí, Jesús tiene una actitud vergonzosa en ese momento, nada que ver con cuando dice, clavado en la cruz, "perdónalos padre porque no saben lo que hacen". ¿Por qué no perdonó él a los comerciantes? El Jesús del mercado actúa de manera irracional y no recurre ni un segundo al diálogo. Se comporta como un parias. Y ese momento, por encima de todos los otros, y gracias a que nunca se censuró, nos demuestra el Jesús más humano, el que puede equivocarse alguna vez, y nos lo acerca para plantarlo, con sus defectos, entre nosotros. Todos podemos perder la razón en alguna ocasión. Que Jesús lo haga lo hace más perfecto que si nunca perdiese la compostura. Es un personaje histórico absolutamente apasionante.
También me encanta cuando le ruega a Dios que acabe con su dolor, o cuando duda que los ángeles vayan a recogerlo tras arrojarse al suelo. Jesús tiene sus flaquezas y el Nuevo Testamento no oculta ninguna. Multiplicar los peces y los vinos es un acto innecesario de soberbia, igual que resucitar a Lázaro, pero su maravilla también reside en cada error. Con todo, sus enseñanzas y aciertos son muy superiores a los tropiezos. Jesús es y debe ser una figura clave en la formación de la moral. Las misas serían mucho más interesantes si el cura se dejase de homilías y convirtiese su discurso del domingo en un club de lectura al que todos estuviésemos invitados a participar. La Biblia merece un millón de reflexiones: el Antiguo Testamento por lo peor, y el Nuevo por todo lo que nos queda por aprender. Da igual que no seamos cristianos.

Posdata: el dibujo es Jesús enfadado con los mercaderes. Por si no se entiende, el dedo quiere decir se-os-vais-ya-de-aquí-que-este-sitio-pertenece-a-mi-padre. No recuerdo haber visto jamás un cuadro con esta escena tan maravillosa, así que he tenido que dibujar algo para ilustrar la entrada. Si el retratado fuese Alá, ya me habrían volado los sesos.

Posdata que no tiene nada que ver: me dicen que no dejé claro en qué consiste lo del proyecto entrada número mil. Pues bien: podéis participar con lo que queráis, ya sea una carta, dibujo, videoblog, canción, poema, cómic, retécera. El único requisito es que sea significativo para el blog (vamos: que no enviéis una foto de vuestra primera comunión aunque salgáis muy guapos. No sirve). Hay quien ha escrito una crítica del blog, otro que ha hecho un dibujo con lo que más le interesa (y poco más que agregar, porque han participado muy pocas personas). Quedan siete entradas para el millar, así que aprovechad estos últimos días si os interesa aportar vuestro granito de arena. Gracias por adelantado.

Posdata de relleno, total, qué más da una más: os recuerdo que si entráis a crónicassalemitas.com tenéis botones de 'Me gusta' para el Facebook y también para hacer retweets en Twitter. Así hacéis publicidad al blog y yo me puedo retirar al campo.

Por qué celebro acción de gracias

Es mi segundo año en Madrid y también el segundo que celebramos acción de gracias en nuestro piso compartido. Uno se podría preguntar por qué celebran acción de gracias (cuarto jueves de noviembre, somos rigurosos con la fecha) tres estudiantes españoles, pero oye: ¿desde cuándo se necesita una razón para celebrar algo? Nos gusta cocinar, comer bien y pasar una noche agradable con amigos. Las familias suelen hacer esto en navidad. Nosotros, que la pasamos con nuestras respectivas, pensamos que acción de gracias es el día perfecto para juntarnos de un modo especial los que ya pasamos todo el año juntos, más algunos invitados. Podría ser cualquier otro día del año, sí, pero con acción de gracias ya nos vienen las tradiciones hechas (si alguien quiere sugerir otra tradición, que no se la quede en la boca. Nos atrevemos con casi todo). Me parecía terrible vivir todos los días con seres queridos y separarme de ellos en las fechas de navidad. Con esta cena pretendemos compensar esas carencias de las que nadie nos alertó cuando entramos a compartir piso.

 
 

El ciego que no quiere ver es el más ciego, de toda la vida de Dios


Pincha aquí para participar. Luego dirás eso de "¡si lo hubieses dicho antes...!", pero quedan menos de diez entradas y apenas he recibido tres e-mails. Que sé que hay muchos más salemitas que esos, diantres. Aunque esos tres se han ganado el cielo de Salem.

Tres entradas en una (de política, tele y felicidad)

Quedan diez entradas para alcanzar la número mil y quiero daros tiempo para que participéis en el proyecto. Por eso voy a condensar tres asuntos distintos en una misma entrada. Por eso y porque no quiero escribir artículos como quien dispara con metralleta.

El primero es una protesta. He llegado a la conclusión (posiblemente más tarde que la mayoría, mucho más lista y analítica) de que cuando en un debate con dos frentes alguien argumenta algo parecido a "¡es una vergüenza que se dediquen a esto con todo lo que hay que hacer!", es básicamente porque el comentarista no tiene argumentos en contra. Esa frase, reordénese al gusto, la oímos a diario.
Sí, es posible que la prensa dedique más tiempo a asuntos triviales que a los que de verdad importan, pero en política, existen organismos y comisiones para todo. De modo que nadie se escandalice: los que se ocupan de esas, llamémoslas, leyes tontas, no son los mismos que se dedican a las que consideramos importantes. No hay que preocuparse, porque las comisiones de asuntos de máxima importancia seguirán dedicándose a asuntos de máxima importancia. Terminemos ya con ese argumento estúpido y atrevámonos a expresar nuestros auténticos prejuicios contra las reformas. Lo de las prioridades es una soberana gilipollez, la de quien no tiene más que su cabecita retrógrada para justificarse. ¿Qué sería del país sin esas pequeñas reformas? Si sólo se pudiesen hacer las grandes, estaríamos perdidos.

El segundo asunto es que ya tengo TDT, o televisión terrícola, como la llamé durante más de un año. He estado feliz sin ella durante medio año. Ahora alucino con la cantidad de canales que existen (¿LaSexta 3? No sabía ni que hubiese una segunda. O Butaca Latina, los canales de tele-venta, los del tarot... ¡qué mundo por descubrir!). Lo peor ha sido descubrir ciertos programas de auténtica telebasura aburrida: me animan a abandonar España (por los de Neox) pero ya sé a dónde no tengo que ir (esos Estados Unidos de MTV. Mi último recuerdo de la cadena era con música. No sé qué ha pasado desde la última vez). En fin: que para lo visto, mejor apagar el trasto y leer un libro. Qué pocas cosas interesantes que ver.

El tercero es una simple reflexión sobre la felicidad, a la que he dedicado tantos pensamientos. Hoy (que ya veremos mañana) respiro tranquilo pese a no ser feliz. Puedo decir que lo fui alguna vez, y eso debería sacarme por lo menos una sonrisa. Los hay que nunca la conocieron. Es una falta de consideración con ellos no ser ni un poquito agradecido con las felicidades pasadas.

Mis hijos los Idhúnez

Hace años, en la primera época de idhun.net (web para fans de Laura Gallego), creé una pareja de hermanos a cada cuál más friki que se llamaban los Idhúnez. Los dos se hacían la puñeta el uno al otro y rivalizaban por ser el más fanático del mundo de los tres soles y las tres lunas. Nunca les di nombre propio. Lo de "hermana mayor" y "hermano mediano" (porque también hay un hermano pequeño, aunque entonces era un bebé que apenas salió en alguna viñeta) era suficiente para identificarlos.
Ahora, en la nueva época de la web, y cuando han pasado cinco años de aquello, he decidido resucitarlos. Laura Gallego ha anunciado que está escribiendo Donde los árboles cantan, y claro, mi sangre friki ha empezado a hervir de la tensión. He sentido la necesidad de recuperar a esa pareja de hermanos, aunque esta vez no se quedan sólo con su afición a Idhún (como idhun.net se ha abierto al resto de la bibliografía de la valenciana, los Idhúnez también lo han hecho). Tampoco son igual que entonces: he querido que se note la media década que ha pasado por su vida, y dibujé una historieta paréntesis en la que explicaba brevemente que la hermana mayor ya ha terminado la carrera de Derecho y que el mediano es universitario (aunque no lo he dicho todavía, adelanto que estudia Filología hispana). El bebé de entonces ya no es un bebé, y su juego en las viñetas va a ser distinto. Me gusta pensar que los personajes también crecen y que sus vidas sufren cambios, aunque a mí, como dibujante aficionado, me han creado un conflicto: si hoy dibujase a los Idhúnez desde cero, serían completamente distintos. Mis diseños de hace cinco años han limitado muchísimo los dibujos actuales.
Por si alguien tiene curiosidad, aquí están las viñetas de los Idhúnez. Y para darle un poco de emoción, a continuación publico una historieta inédita: la vez que me encontré en el metro (el de Madrid, aunque los Idhúnez, igual que yo, son de Valencia) a la hermana mayor.

Visto en librería (i)

Cuando uno se fija bien en lo que llega a una librería, puede llevarse sorpresas traumáticas. Algunos editores lo prueban todo para vender; la cosa es hasta donde se puede llegar. Hoy os traigo la primera edición de esperpentos del mercado editorial.
Empiezo con el formato "Los libros que se llevan", de Debolsillo. Consiste en un libro de bolsillo de toda la vida pero con solapas a modo de asas. Así puedes llevarlo como un bolso (¿soy el único que piensa que es más incómodo llevar el libro de esa forma, con un papel-cartón que pesa sobre la piel, que de una manera normal? ¿El único beneficio es ponérselo fácil a los viandantes, como yo, que no pararán hasta que sepan qué libro lees?). El formato no sólo afecta a las solapas: la portada está apaisada en vez de vertical, todo sea para que los demás no tengan que girar la cabeza cuando lo llevas de paseo. Una idea soberbia, en resumen.


Sin pulso me he quedado también después de ver dos nuevas ediciones de Cumbres borrascosas y Orgullo y prejuicio. El nuevo gancho comercial es para mear y no echar gota: "Los libros preferidos de Bella y Edward", protas de Crepúsculo. El diseño de las cubiertas también es crepuscular, no vaya uno a confundirse con los clásicos.


La última maravilla del día es obra de la colección de clásicos de Penguin. Se trata de la versión en inglés de La pequeña Dorrit, obra del reconocidísimo Charles Dickens. Pues bien: ahora sus libros se promocionan con un fascinante "Visto en televisión". Para ver algunas cosas, es preferible estar muerto. Lo próximo será una edición de El Quijote con una frase promocional que diga "El libro de la película". Apagáramos.

De momento abril, de La bien querida

Otra canción que no vais a escuchar.

Que cada uno elija su círculo del averno

Una de las cosas más interesantes de La divina comedia de Dante es el plano que crea del infierno. Es tan bueno que la Iglesia debería considerarlo canon católico. Con una distribución tan clara es imposible llevarse sorpresas después de muerto. Yo ya peco en vistas al círculo que más me apetece.

Las tribulaciones del señor X

Qué gran personalidad estuvo detrás del 23-F será un eterno misterio. La identidad del señor X, máximo artífice del GAL, me temo que no. Sea cual sea la respuesta auténtica, la sociedad en general ya sacó sus conclusiones y no quiere indagar más. Tampoco muchos políticos, para qué engañarnos.
Para los que no están tan metidos en la historia de España, el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) fueron "agrupaciones armadas parapoliciales que practicaron lo que se ha denominado terrorismo de Estado o "guerra sucia" contra el grupo terrorista ETA y su entorno, durante la década de 1980" (Wiki). Si hablas un poco del asunto con la gente de la calle, la mayoría opina que el entonces presidente del gobierno, Felipe González, sabía más de lo que quería admitir. Lo más escalofriante de todo es la conclusión que sacan tantos españoles: "El GAL hubiese estado bien si no hubiesen sido chapuzas matando a gente inocente". De lo que saco una conclusión: la gente encuentra fantástica la idea de un GAL eficiente, que sólo mata etarras y no derrama ni una gota de sangre extra.
ETA ha sido el asunto más peliagudo con el que han tenido que luchar todos los presidentes de nuestra democracia, y en cierto modo, todos han caído en las mismas tentativas y sus errores. En todo este tiempo, sólo una vez se traspasó la frontera de lo legal (o eso quiero pensar) y se cayó en el terrorismo de Estado, con un GAL que mataba a sangre fría y ni siquiera estaba bien organizado. Se mataron inocentes y eso sentó muy mal en la opinión pública. Si a esto se le suma todo el folloncito de la corrupción, no es de extrañar que los socialistas saliesen poco después de la Moncloa.
Durante años creí que el error del GAL estaba en su desorganización. Dios, si hay etarras tan orgullosos que se pasean impunemente por las calles, ¿por qué la policía fue tan inepta de matar a inocentes en vez de a esos desalmaos? ETA podría acabarse mañana mismo si el presidente del gobierno se lo propusiese. No necesitaría más que un par de órdenes bien dadas y un equipo despiadado dispuesto a trabajar a la sombra de la ley. En dos días, la cúpula estaría decapitada. En una semana, no existiría ni el refuerzo de después. Las cunetas de las tierras vacas serían un parque temático de viejas glorias del abertzalismo radical.
Pero no. El GAL no fue un error porque se matase a gente inocente; el GAL fue un error de principio a fin porque era ilegal y no hay más que decir. Ilegal e inmoral, por si fuese poco. Quiero vivir el fin de ETA (aunque como el resto de españoles, necesitaré cinco años para creerme que la cosa va en serio) pero no quiero que sea de cualquier manera. No quiero un Estado terrorista. Quiero un Estado capaz de ganar aun cuando el contrincante no respeta las reglas del juego, unas reglas no españolistas, unas reglas comunes a cualquier orden jurídico internacional. Aunque parezca que no se puede, se hará. Y si no se hace dentro de diez años, tendremos que tener paciencia. El señor X sería hoy un hombre mayor cascado por la edad, a quien el éxtasis del viejo poder le hace olvidar las consecuencias de pregonar sus crímenes. El señor X puede limpiar su conciencia como quiera, pero vivió el franquismo y no puede olvidar el mal que puede hacer un tentáculo del Estado en manos del mal. Sí, es verdad que hoy no vivimos la misma ETA que aquella época, pero ya entonces existía la ley. Que el señor X descanse tranquilo esta noche, que ya no es él quien tiene que mandar. Lo que me preocupa es que sus compañeros de batallitas de entonces, cómplices de aquel terrorismo de Estado, todavía tengan ocasión de gobernar.

Pssss... No te olvides del Proyecto entrada n.º 1.000

Quedan pocas semanas (así, a ojo) para alcanzar las mil entradas, y os recuerdo que podéis participar en el Proyecto entrada n.º 1.000. Podéis participar con escritos, ilustraciones, viñetas, videos, fotos o lo que sea, siempre y cuando sea algo relacionado con el blog (y no valen fotos de vuestra boda diciendo "Ese día nos acordamos mucho de ti." Hay que currárselo un poco. No mucho, pero un poco). Espero vuestras colaboraciones (que por ahora ha participado poquísima gente, ¡con la de salemitas que meten caña cuando me salgo un renglón!). Más info aquí.
Podéis retwittear o darle al 'Me gusta' en esta entrada para que más salemitas se enteren. Menuda cara se me quedará como sea un fiasco.

Era verano y se me ocurrió hacer de traductor

Después de traducir La Enciclopedia (Steve Vander Ark, Ediciones B) respeto más que nunca la profesión del traductor. Fueron unos meses de trabajo muy duro y gratificante. Ahora llega a las librerías para pegar fuerte en las navidades.

 

Amigos que leen mi blog

Qué le voy a hacer si en ocasiones me repito. Lo único que le pido a Dios es un poco de retroalimentación.

Clásicos y novedades recientes

Hace unas pocas semanas, un amiga de primaria me pidió que le recomendase una novedad literaria. Incluso me dijo el último título -también novedad- que había leído, todo para hacérmelo más fácil. Y yo no supe qué recomendarle. Primero porque jamás le recomendaría un libro a un amigo sin haberlo leído primero. Segundo, porque me di cuenta de algo que me había pasado desapercibido hasta entonces: que yo apenas leo novedad.
Cuando no supe qué recomendarle a mi amiga me sentí con las pilas descargadas, como si fallase en algo en lo que se me presumiese bueno. Pero mi amiga fue clara: quería una novedad, y yo no podía dársela. Podía recomendarle muchos títulos de años anteriores, pero no una novedad. No sin haberla leído antes.
Atribuí aquello a esta época hasta que el otro día pensé en los próximos libros que voy a leer. La lista no respondía a ningún criterio salvo a mi estado de ánimo, ya bastante subjetivo, pero bueno, ahí estaban las propuestas: los títulos eran de Dickens, Saramago, Vargas Llosa, Steinbeck, Calvino, Tolstoi y Chesterton. Cuando los vi juntos, me di cuenta que sólo vive uno de los autores, Vargas Llosa, y seguro que no estaría en la lista no de ser porque siento curiosidad por el Nobel. Todos los demás muertos, clásicos desde hace tiempo. Había un título más en la lista que rompe (¡gracias a Dios!) con toda la sintonía: la novela juvenil Percy Jackson I. El ladrón del rayo, de Riordan. El libro tiene cinco años y es lo más novedad que quiero comprar.
Para ser justos, hay otros títulos de juvenil actuales que leo con mucho gusto, pero no los compro porque me los prestan amigos o nos los envían a los redactores de El Templo de las Mil Puertas. La narrativa juvenil es un tema aparte, pero en lo que se refiere a adultos, estoy muy desapegado con la narrativa actual. Quizá podría sentir curiosidad con el último de éste o aquel, pero no se ha dado el caso. No les doy prioridad. Y no será por falta de buenos títulos, seguro, sino porque lo que sé de ellos no me ha conseguido capturar (y buena culpa de ello la tiene que evito las sinopsis como la peste). En fin, me temo que los próximos libros que me regalen no van a ser de rabiosa actualidad, pero pienso disfrutarlos de todas formas. Mientras tanto recomendadme algún libro publicado en 2010, a ver si así puedo reconciliarme con el siglo XXI.

Carta a los Reyes Magos

Ya he contado alguna vez que todos los años escribo la carta a los Reyes Magos por imperativo familiar. Bueno, en realidad es una norma de casa que me encanta, así que no me pienso quejar. Y no es porque tenga ningún pequeño en casa: yo soy el benjamín con veintitrés. Mi hermana mayor, de treinta y pocos, hace lo mismo.

A la gente le llama mucho la atención esta costumbre, pero es que los hay a los que les tienes que explicar todo: si un foráneo nunca entenderá las fallas, tampoco voy a poder convencerlo yo de esta otra tradición. Las costumbres no son racionales, son sólo cosas bonitas que hacemos porque sí. Y la carta a los Reyes Magos viene a ser igual: no la escribo con ánimo de lista de bodas, sino porque sirve para mantener una ilusión que a todos nos gusta, es una excusa para escribir (que me encanta) y encima, saca a flote todo mi yo nostálgico, porque es algo que sólo se hace una vez al año y cuando juntas todas las cartas de toda la vida (y espero hacerlo algún día, aunque sólo las escriba para mí) podrás ver mejor que en muchos experimentos o fotos tomadas en nochebuena tu evolución de caligrafía e incluso personalidad. No es lo mismo una carta a los Reyes Magos con siete años que con diecisiete ni veintisiete, pero verlas todas juntas es algo que todavía no he hecho y que pienso retrasar al máximo porque sé que cuanto más lo haga, más me emocionará. No se me ocurren otros archivos igual de nostálgicos de mi vida. Si a alguien le parece infantil, quizá no tenga muy claro lo que hago yo: es un mero repaso del año, con las cosas que te afectan y las que te ilusionan, como quien escribe un diario anual. Nostalgia a tutiplén.
Mi carta de este año es un cómic. Todo sea por que Melchor, Gaspar y Baltasar me presten más atención, yo, que les he sido un chico tan fiel que no me he vendido al rojo de Coca-Cola. Esta es la primera página. Las demás, of course, son asunto personal.

Conmensurable dolor

Tendemos a relativizar los sentimientos de unos al enfrentarlos a los de otros, pero los acontecimientos o las circunstancias no son las que determinan la cantidad de dolor. El hombre que pierde el hijo no tiene el primer grado de sufrimiento, ni el despedido el número dos, ni tampoco el tres para la que olvida guardar los últimos cambios en el documento y lo echa todo a perder. Si sufrir es doloroso, menospreciar el sufrimiento de otros por no considerarlo suficientemente justo es igualmente horrible, porque nadie nos ha dotado de la autoridad ni el conocimiento para evaluar cuánto daño ha infringido algo en alguien. Sólo nos lo puede decir la persona, y lo que haya sucedido es lo de menos.
Digo esto porque lo he visto con demasiada frecuencia. "No tiene derecho a quejarse por su situación: la mía es el doble de mala", "Tampoco es para tanto; mira lo que le ocurrió a Jacinta", "Si a mí me hubiese pasado eso no me andaría quejando". Pero el dolor es algo subjetivo y, lo que es más importante, cada uno tiene su capacidad de dolor individual.
De modo que si podemos comprender que un gordo se asfixie corriendo cien metros pese a que hay otros que ni siquiera de despeinan, y nadie se atreve a relativizar el agotamiento de este hombre porque comprendemos que su capacidad es menor, también tenemos que admitir que con el dolor ocurre lo mismo. Al igual que con la resistencia, la paciencia o tantas otras cosas, nuestro máximo de sufrimiento es limitado, y normalmente se alcanza el borde en una distancia mucho más corta de lo que querríamos: no creo que una persona que ha perdido a toda su familia pueda sufrir más si además pierde la casa: ha llegado al borde, finito. A lo mejor su borde está a la misma distancia que quien sólo ha perdido a su padre, y no por eso vamos a menospreciar el dolor de éste último ni decir que tiene menos derecho a sufrir.
Esto del dolor se aplica al resto de órdenes de nuestras vidas. Al agotamiento en el trabajo (el que trabaja cargando cajas como el que escribe informes), a la morriña por regresar a casa (se vive en Palencia o Nepal) o a la capacidad de sentir presión (el presidente del gobierno o el cura de pueblo en quien confía toda la población). Dejemos de menospreciar o valorar a peor unos sentimientos por otros, porque desde el momento en que nuestras capacidades no son infinitas, todos podemos alcanzar nuestros límites mucho antes de lo que ordena la situación. No somos súper hombres ni para sentir todo el dolor que podríamos, ni para relativizar nuestros males en comparativa de los de los demás.

Relecturas obligatorias

No soy dado a releer, sobre todo cuando hay tanto en la pila de lecturas pendientes. Sin embargo, hay unos cuantos títulos que me gustaría releer dentro de unos años. Por un lado están mis favoritos, que irán cayendo a medida que haya olvidado (casi) por completo la primera lectura, pero mientras tanto tengo trabajo con la también necesaria relectura de sagas. Hay cuatro soberbias que necesito volver a visitar, sobre todo porque algunas como El señor de los Anillos o La materia oscura no las leo desde hace más de diez años y estoy seguro de que mi impresión actual será radicalmente distinta a la de cuando tenía once o doce años. Memorias de Idhún o Harry Potter las tengo más frescas, pero tengo curiosidad por los detalles de la nueva lectura. Todavía no releo Tobi Lolness, una saga sublime pero que leí hace demasiado poco tiempo como para replantearme una segunda vuelta.

Del marido el apellido

El proyecto de ley para que dentro de dos años, los apellidos se coloquen por orden alfabético y no el del padre en primer lugar me deja traspapelado. Yo, que me considero un defensor apasionado de la igualdad de sexos, nunca he visto problema en que el primer apellido sea el paterno y el materno el segundo. El machismo está en otras cosas, no en esto. Después de todo, ¿quién podría considerar esta tradición machista, cuando los españoles llevamos el apellido de nuestras madres a todas partes? Si lo nuestro se considera una degradación de la mujer, ¿qué ocurre entonces con todos esos países, practicantes de la democracia desde mucho antes, donde la casada cambia su apellido por el marido, y sus hijos jamás heredan el que tenía de soltera? Margaret Thatcher hubiese sido Margaret Roberts, y el thatcherismo se habría conocido como robertsismo, Marie Curie se conocería hoy como Marie Sklodowska y la escritora Agatha Christie sería Agatha Miller. El mismo vicio se produce a veces con los latinoamericanos, aunque parezca una ruleta rusa: Eva Perón sería Eva Duarte (que lo era, ¡pero hay, cuántos la conocen por el apellido de su marido!) y la recién enviuadada Cristina Kirchner dejaría brillar un poco más su Fernández, que se omite la mitad de veces. Aunque prefiero nuestra tradición de apellidos, no me atrevería a decir que otras opciones sean menos válidas. A la vista está que una mujer no se queda en casa por cambiarse el apellido.

No sé por qué me cuesta imaginar un cambio en España. Supongo que será cuestión de vagueza mental, el gusto de no tener que pensar qué apellido es el del padre y cuál el de la madre. Imagino que cuando te sientes orgulloso de tu apellido, lo quieres en primer lugar y punto. Reconozco que jamás utilizo el segundo, a menos que tenga que rellenar algún documento oficial, pero la historia cambiaría si mi segundo apellido no fuese típico y vulgar. Tengo un primo que se cambió el orden de sus apellidos hace un par de años: el de su madre le gustaba y el de su padre no (objetivamente, tenía toda la razón). Mi tío se sintió ligeramente herido es un orgullo heráldico, pero mi tía estaba tan hinchada de felicidad que había que tocar una campanita para provocarle alguna reacción.
Con este nuevo proyecto de ley, yo hubiese sido uno de los afectados. Tengo curiosidad por saber si mis padres hubiesen mantenido la tradición o se hubiesen prestado al orden alfabético, pero qué se yo, la posibilidad está ahí. Se antepone el alfabeto a un orden supuestamente machista y me pregunto yo qué tendrán que decir los Zurbarán. Que les pregunten a ellos si no están discriminados. O la fiesta de los Abad, que a partir de ahora serán siempre los primeros (lo que seguro que compensa toda una infancia de salir a corregir los ejercicios de la pizarra. Maldiciones de ser los primeros en la lista, pero quien ríe último ríe mejor). Dentro de nada tendremos que acostumbrarnos a un nuevo orden, aunque podemos adelantándonos a los acontecimientos reordenando alfabéticamente los apellidos de la gente de nuestro alrededor. De último siempre podremos volver a cambiarlos al cumplir la mayoría de edad. También podemos convertir nuestro primer apellido en una inicial o sencillamente omitirlo. Es cuestión de gustos. Si hoy existe una mujer feliz con los vicios, esa es la señora Zapatero. Cuando parió a un Jose Luis Rodríguez, nadie le haría creer que su hijito pasaría a la historia por el apellido de la madre. Y sin reformas de ley ni gaitas.