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La prohibición de los toros brevemente meditada

Que hoy es un día histórico para Cataluña, no hay lugar a dudas. Que basta ya de que julio de 2010 le traiga fechas históricas a la región también, que entre lo del estatuto, la manifestación y las celebraciones del mundial, parece que estas tres semanas van a ocupar más en las enciclopedias de Cataluña que todas las batallas del rey don Jaime I el conquistador.
Ni soy taurino ni entiendo la pasión. La respeto, porque me niego a creer que la gente busque la sangre por la sangre, pero creo que ni la más bonita de las culturas merece una muerte, ni de animales ni de personas. Me figuro que quien siente la tauromaquia pensará que todo vale, y desde luego, no le encontrará el mismo valor a un toro que a un humano. Yo sí. Lo cuál no significa que no coma carne: más bien, que me repugna el placer en el dolor.
Al cuerno si estos animales están protegidísimos desde que nacen hasta que mueren, saltando de flor en flor por las tierras de Andalucía: sigue siendo un espectáculo de muerte; el argumento de la supuesta extinción tampoco me vale: si no los criasen los ganaderos, el Estado lo haría con los parques naturales y subvenciones, de modo que no temo que desaparezcan un día; y el argumento de "hipócritas, ¿no sabéis que el resto de animales que coméis también se matan?" me apena, porque demuestra que no entienden la diferencia entre alimentación y espectáculo de sangre. Todavía no ha llegado el día en que vaya al matadero de juerga; ahora bien, lo mejor de todo es eso de "les encanta prohibir". La prohibición nace de una ley, y demos gracias a que existen las leyes con sus "desagradables" prohibiciones porque evitan en buena medida que nos roben por la calle, estafen o rajen en canal. Si ellos se llenan la boca con el "prohibido prohibir", yo vengo con el "viva la prohibición". Viva la prohibición cuando se trata de terminar con un espectáculo repugnante. La libertad de ver un toro morir no puede valer más que la vida del propio toro.
El colmo de las estupideces que he oído hoy es que Cataluña hace esto por su anti-españolismo. ¿Quién se supone que lo hace? ¿Todo el parlamento? ¿O es el PSC, o CiU, o ERC? Porque lo que es el el PSC, ha dado libertad de voto (y su líder ha votado en contra de la prohibición); en cuanto a CiU, Artur Mas se ha despegado rápidamente de que esto es un éxito del catalanismo, negando la relación; incluso el Carod-Rovira de ERC, que viene a ser el anti-santo de mi devoción, ha dicho que hay que acabar con los toros "por más que sea una tradición catalana", de modo que queda claro, de boca de todos los partidos, que nadie considera la tauromaquia algo únicamente español, siquiera español. Hasta el más catalanista ha admitido la catalanidad de la mal llamada fiesta nacional, así que por favor, políticos y opinadores, dejen de agitar las masas con un debate que ya se solucionó y se solucionó a su favor. Los españolistas han repetido hasta la saciedad que es un problema de anti-españolismo cuando ni ERC ha insinuado algo así. Todo ha quedado en que es una salvajada contra los animales. No hay nada más que entender. A menos que los taurinos no quieran que el debate se vaya a lo aplastante de la ética, y prefieran desviar la atención con un asunto de identidad.
Lo bonito es que todo esto haya salido gracias a una iniciativa popular, herramienta casi desconocida. Lo malo es que los diputados voten algo tan polémico cuando sus votantes no han dicho esta boca es mía, ni el asunto estaba en sus programas. Cuando ocurre algo así, o haces referéndum o lo incluyes en los programas de las próximas elecciones. Pero visto la disparidad de opiniones en el parlamento, incluso dentro de las propias formaciones, ha quedado claro que los únicos que no han sido escuchados son los ciudadanos en su conjunto. Me hubiese encantado que la prohibición saliese del pueblo y no del buen o mal humor del diputado de esta mañana.
Termino con una reflexión: los toros se acabarían por sí mismos si se retirasen las subvenciones. Así es como lo habría hecho yo, porque tanto derecho tiene a vivir (ya sea en un prado o mediante un empleo remunerado) el toro como el profesional del mundo taurino, que no es menos valioso que el otro. Que vale que no los maten, pero dejarlos en la calle tampoco es la mejor opción. Que la tauromaquia desaparezca poco a poco, mantenida hasta la muerte por sus cada vez menos aficionados. Y ya veremos qué hacen con la Monumental: con lo turística que es Barcelona, y lo listos y emprendedores que son los catalanes, no me extrañaría nada que la tauromaquia sin sangre comience su tradición aquí. Tiempo al tiempo. La necesidad exprime el cerebro, y algunos van a tener que superar viejos prejuicios y deseos de sangre para continuar comiéndose su pan. Ojalá que el resto de España imite esta decisión.

17 comentarios:

Catapúm dijo...

Prohibir me parece siempre la peor de las soluciones posibles, una prueba clara de que ante la imposibilidad de hacer las cosas razonadamente, preferimos cortar por lo sano y obligarnos a cumplir algo para lo que no estamos suficientemente preparado.

Después hay que ver las formas: 180.000 firmas recaudadas no me parece que refleje la opinión de siete millones de personas, y las encuestas dicen que la mayoría de la población hubiera preferido no prohibir las corridas de toros. En este caso la democracia ha actuado imponiendo a la población una medida de unos pocos.

Yo sé que se ha votado en un parlamento. Hay que acatarlo, por supuesto, pero de justo no tiene nada, aunque ese ya es otro debate.

Está claro que esta prohibición tiene otros matices. No digo que los tengan la población que apoya la prohibición -el pueblo siempre es el inocente- sino los políticos, que buscan su tajada.

Me pregunto por qué optan por cortar por lo sano, y no buscan otra solución. Si se trataba de evitar a los toros el sufrimiento, que se prohibiese matar en las corridas de toros. En el sur de francia se celebran corridas de toros también, pero según tengo entendido simplemente se torea, dejando de lado todo esa parafernalia de banderillas y muerte.

¿Nadie en el parlamento catalán ha propuesto eso? ¿No han buscado medidas? En absoluto, han ido a por los toros.

Yo no soy taurino, no me gustan los toros; pero entiendo que aunque se deben respetar lo que diga la mayoría, una democracia debe intentar favorecer a todos, y no aplastar a todos los que no piensen como el grueso de la población.

Hermy dijo...

Además de todo lo que has nombrado, también ponen por excusa que si se eliminase esta fiesta, muchos trabajadores quedarían en el paro.

Es increíble que justifiquen de una manera tan deplorable la no abolición de la tauromaquia.

No tengo nada más que añadir, tú lo has dicho todo: chapeau.

Saludos

Aineric dijo...

De acuerdo contigo totalmente. Nunca me ha gustado ver los toros, ni nunca los he ido a ver - ni intención-. GRacias a Dios, aquí en Canarias no hay toros, ni compartimos esa pasión viendo como cortan las orejas a los pobres toros. Y luego te pengan una semana en las noticias con la recuperación del "pobre" torero con no se cuantas cornadas... ¿No querían espectáculo? Pues ya lo tienen.

Alma Errante dijo...

Me parece que la sociedad se ha vuelto un tanto morbosa. Cuando le pregunto a alquien por qué ven los toros, me dicen que les gusta ver las cornadas y cómo juegan los toreros con los pobres animales hasta matarlos.

Saludos

Ana dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Si son incapaces de torear sin provocar dolor al toro, mejor cortar por lo sano de una vez, y ojalá que pronto el resto de España tome ejemplo de esto. Otra solución que creo que habría sido más satisfactoria para todos es torear con banderillas de velcro, es decir, pegarlas en vez de clavarlas. Así se queda el "arte" (lo pongo entre comillas porque para mí sigue sin ser arte, pero a quien le guste...) y desaparece la crueldad del espectáculo. Pero ya te digo, yo estoy encantada. Que les den a todos los que disfrutan viendo sufrimiento y muerte.

Alejandro G. Cabrera dijo...

Para mí lo más patético es ver cómo los que se la pasan queriendo prohibir (llámese aborto, llámese matrimonio igualitario, llámese subida del IVA, llámese Estatutos, llámese botellones, llámese etc, etc, etc.) vengan ahora con el argumento de "prohibir está mal". No sé si tendrán razón o no, pero que usen ese argumento según les convenga hace que me la parta. Juraito.

No estoy de acuerdo en que se debía dejar morir a la fiesta por sí sola. Porque mientras llegue ese momento seguirán maltratando a los toros.

¡Saludos!

Historias para (no) dormir dijo...

Estoy de acuerdo con todo lo dicho aquí: las corridas taurinas son un espectáculo de muerte y, por lo tanto, creo que la decisión de prohibirlas es acertada. Pero también estoy de acuerdo con que hubiese sido mejor una votación popular en Cataluña.

Me gustaría recordar además que Cataluña no es la primera comunidad autónoma que prohíbe los toros. Las Canarias ya lo hicieron en 1991 y no hubo ningún problema. Buscando información del tema me he enterado que el impulsor de la prohibición en las islas fue un diputado del Partido Popular. Que no nos vengan ahora con lo de "España se rompe" (como ya han dicho Aguirre y Rajoy), porque su partido fue el impulsor hace ya 19 años.

Estelwen Ancálimë dijo...

Una pequeña puntualización: los que van a los toros no van a ver la sangre, ni se complacen en la tortura. Van a ver arte. Van a ver los pases de capote y muleta, van a ver esa danza de siglos de antiguedad que interpretan toro y torero. Lo de la sangre es un añadido, para muchos inconveniente (si fueras a los toros, sabrías que todos los espectadores prefieren una muerte rápida y limpia para el toro, y que por muy bien que el torero haya ejecutado la faena, si mata mal y hace sufrir al animal, todo el mundo lo abuchea y no se lleva ni una oreja). Y cualquier aficionado puede decirte que nadie sale de la plaza más feliz que el día que se indulta un toro. Yo lo vi una vez y es emocionatísimo, todo el mundo salía de la plaza con una sonrisa en la boca porque el animal había sido indultado.

En este sentido, lo que se debería hacer no es prohibir las corridas de toros, sino fomentar que se respete al máximo la vida e integridad física del animal, como se hace en Portugal y en algunos países latinoamericanos. De ese modo, se evita el sufrimiento del animal y los aficionados pueden seguir disfrutando de lo único que disfrutan: del arte de la tauromaquia.

Keldor dijo...

Yo estoy de acuerdo con Jotaez, hoy por hoy no me gustan las corridas de toros (a pesar de que quise ser torero cuando era pequeño) y no consideron que sean representativas de nada, ni de españolidad, ni de tradición ni nada, salvo de muerte y sufrimiento. Pero si se quiere hacer desaparecer, la prohibición a golpe de reglamento me parece la peor de las soluciones. Como bien ha dicho Cronista, el único que no ha sido tenido en cuenta es el propio pueblo en su conjunto.

Y esto me parece peligroso. Peligroso que un grupo de presión, reuniendo suficiente número de firmas, consiga llevar al parlamento (del ámbito regional que fuere) la prohibición de algo, y que los parlamentarios lo aprueben sin contar con la opinión de sus representados al respecto. Coincido con Cronista, eso se debería llevar a los programas electorales o se solicita un referéndum, y ya entonces se votaría la cuestión. Porque ¿y si mañana un grupo de "amigos de la moralidad" (por inventarme un nombre) decide prohibir el carnaval de tenerife por considerarlo una fiesta indecente? ¿Y si pasado un grupo de ecologistas hace lo propio con las fallas valencianas por su elevado nivel de contaminación acústica y las emisiones de humo que provocan? ¿No merecería al menos que se escuche lo que tenga que decir el conjunto de ciudadanos afectados?

Tampoco hay que olvidar que la tauromaquia, es por encima de todo una industria. Un negocio que enriquece sobremanera a empresarios taurinos y toreros, pero que además da de comer a mucha gente, desde quien diseña los trajes de luces a quien los confecciona, quien cose capotes y telas, hasta los que limpian la arena de las plazas. Por deplorable que les parezca a muchos, lo cierto es que desde ayer hay gente que ha perdido su medio de vida porque lo han decretado así unos políticos, en virtud del ruido que ha hecho un colectivo. Y no entro en que el colectivo en cuestión tenga o no razón en sus reivindicaciones, pero la prohibición tiene consecuencias y no todas son agradables.

Como matiz hacia lo expuesto por Historias para (no) dormir, en Canarias nunca hubo una gran afición taurina (sólo conozco una plaza en todo el archipiélago y no se usaba para espectáculos de tauromaquia desde 1983, y aún entonces lo hacía de forma compartida, sirviendo como sede de eventos de diversa índole), de modo que su abolición en 1991 no levantó polémica alguna (la respuesta popular fue en plan "pues prohíbelas, total, ya no se celebran desde hace 8 años").

Nyna dijo...

Si lo que se quiere es disfrutar del "arte" de la tauromaquia (pases y demás), puede hacerse sin dañar al animal. De hecho, en EE.UU, en Las Vegas se quiso hacer y se llevó a cabo, con la condición de no tocar al toro. Y en otros lugares se ha hecho incluso como una representación teatral. No es necesario llegar al maltratato, si como se dice por aquí, lo que se quiere realmente es disfrutar de esa danza.
Así que tomad nota.

Lo que es evidente es que lo que se hace en las plazas en España es un maltrato brutal a un pobre animal. Y no nos podemos quedar de brazos cruzados.
Para los más ignorantes: sí, tiene sistema nervioso y capacidad para producir emociones. Y no, ningún animal ha nacido para eso.
Si no se entiende este punto me parece que más vale que busquéis ayuda en un psiquiatra :)

freshwater dijo...

Pero, ¿qué diferencia hay entre matar un animal para comerselo y matar a otro para divertirse? Las dos son necesidades humanas, y para satisfacer ambas, se puede evitar la muete del animal.

Sí, no hace falta matar a un animal para comer carne. El animal también sufre en el matadero. No, no vas al matadero para divertirte, pero vas para satisfacer otra necesidad tuya: alimentarte. Y para mi, la necesidad humana de ocio y de alimento, lo siento, siguen siendo necesidades humanas equiparables.

Es decir, que para mi la postura hipócrita es la tuya. Y muy muy muy hipócrita además.

Anónimo dijo...

Bien matizado, Freshwater (a veces haces las cosas bien, premio para el "caballero"): "Para ti".
Afortunadamente, para la inmensa mayoría de personas matar para comer y matar por diversión no es lo mismo ni de coña, es realmente patético partir de esa premisa para llamar hipócrita a nadie.

Estigia dijo...

Uy, sí sí...

¡¡La necesidad de ocio es igualita a la de comer carne!!

1. Quien encuentre diversión en la tortura de un animal muy bien de la cabeza no puede estar. Empatía cero. Y nada de humano tampoco.


2. Hay MUCHOS otros caminos para el ocio. Ni que el ocio sólo se consiguiera viendo la muerte y tortura innecesaria de un animal.


Porque entonces, si yo consigo mi ocio matando gente o violando niños, ¿por qué han de prohibírmelo? ¡es una necesidad!

3. Comer carne es necesario, porque sin proteínas no se pueden llevar a cabo algunos procesos. Por suerte, ahora existen suplementos para llevar una vida vegetariana. Pero no podemos comparar el comer carne (mucha gente IGNORA las condiciones de los animales, y ADEMÁS, hay animales criados en granja) con la visión gratuita e indiscriminada de la muerte dolorosa de un animal, a lo que llamamos arte.


Lo siento, yo también soy muy cuadrada: un taurino es un sádico, como poco. Citando a Schopenhauer (aunque claro, Schopenhauer era un salao que no tiene idea de nada):

"La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter; de tal manera que se puede afirmar, de seguro, que quién es cruel con los animales no puede ser buena persona".




Incoherencias, a puñaos. Como dice Carlin: consistency.

Nyna dijo...

-100 puntos al tal freshwater que necesita divertirse maltratando animales. ¿Necesidad humana?
Ten el decoro de no incluir a los demás en ese grupo tan "humano", por favor...

+100 puntos a Estigia. La cita de Schopenhauer lo dice todo.

Ana dijo...

Hay que estar muy mal de la cabeza para encontrar diversión en la sangre y la muerte. MUY MAL. Quien se divierta maltratando a un animal, para mí es un PSICÓPATA y un SÁDICO con todas las letras. Si eso es una "necesidad humana", prefiero considerarme un animal de otra especie.

Anónimo dijo...

Yo creo que estas fiestas no se deberían de prohibir si no simplemente cambiarlas,al igual que se ha hecho en portugal y no sé si en algún otro sitio, a mi no me gustan los toros, pero entiendo que a otras personas sí y puesto que este es un país libre hay que respetar las opiniones de todos y no creo que haya que llamar loco o otras cosas a las personas que sí disfrutan viéndolo.Espero que estas fiestas con cientos de años de tradición no acaben por extinguirse.

Estigia dijo...

Hay gente a la que les encanta las películas snuff o ver porno infantil. Y ambas cosas están prohibidas, ¿por qué? Muy sencillo, los derechos de esas personas priman al grotesco disfrute de esos telespectadores.

Pasa lo mismo con el argumento de la tradición. También lo es la ablación y el pegar a las mujeres. Pero creo que no hace falta explicar pro qué ambas han quedado obsoletas en cualquier país cuya economía se base en algo más que la venta de cañas de azúcar.

Pues pasa lo mismo con los toros. Uno desde su asiento disfruta muy bien viendo como torturan al animal. Querría ver a ese meapilas disfrutando del "arte" de los toros, pero con su propio hijo lleno de banderillas, aunque creo que en ese caso, la excusa del arte no le valdría.

Nada, hipocresía.