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Malos tiempos para la literatura juvenil

Los clásicos de la literatura juvenil no interesan a los jóvenes de ahora. Emilio Salgari, Julio Verne o Enid Blyton son tres buenos ejemplos de autores que arrasaron en el pasado pero que hoy sólo compran abuelos trasnochados como regalo de primera comunión. Sí, a nuestros padres les encantaron, pero es que son los mismos padres que se lo pasaron «pipa» con La casa de la pradera. No seamos injustos con nuestros ancestros: es lo que tenían a mano.
La literatura juvenil (en el rango de edad más amplio) sufrió su revolución industrial con Harry Potter, pero  otros ya habían marcado un tanto mucho antes. C.S. Lewis fue uno de los primeros con Las crónicas de Narnia, un clásico de más de medio siglo que en España hemos necesitado mucho tiempo para apreciar, y otros como María Gripe (Los escarabajos vuelan al atardecer) o Michael Ende (La historia interminable) también se atrevieron con historias que se salían de los cánones habituales y han pasado muy bien el paso del tiempo. No desayunan gachas ni se dedican a beber té, está claro. Uno de los autores más significativos de los años a.R. (antes de Rowling) es el genio Roald Dahl, que inició hoy hace medio siglo su carrera como escritor con una bibliografía impecable que se extendería hasta después de su muerte (y Dahl, a diferencia de Lewis, ha sido justamente laureado en nuestro país por su carrera de infantil-juvenil, pero todavía hay muchos que lo desconocen en su faceta adulta, igual de excelente). Los libros del escritor galés triunfan hoy igual que ayer porque son imperecederos. Leer Las brujas, El GFB o Charlie y la fábrica de chocolate, por citar tres ejemplos, es sumergirse en algunas de las joyas de la literatura juvenil.
Sin embargo, el auténtico boom editorial de la literatura juvenil llegó con Harry Potter en 1997. De la saga que vivió ya lo he dicho todo, pero es justo reconocer el mérito de otra saga que se inició un poco atrás, en 1995: La materia oscura de Philip Pullman. La trilogía es una joya de la literatura juvenil y de la literatura en general, aunque no haya tenido la misma repercusión que el niño mago. Las dos, publicadas casi a la vez, son de lo mejor que puede haber en una librería dedicada.
Pero hay otros contemporáneos que no son británicos y también se merecen mil honores. Cornelia Funke es una buena mina de historias por la que siento un respeto reverencial, aunque aburra y apasione a partes iguales. Quizá el francés Thimothée de Fombelle sea autor de una sola obra, pero de ser así, bien habrá merecido la pena su brillante Tobi Lolness. En lo nacional tampoco nos quedamos cortos: Elvira Lindo fue la reina en los noventa con su Manolito Gafotas, una saga políticamente incorrecta que vale para todos los lectores. Más recientemente, pero dura y permanece, es la corona de Laura Gallego, que rompió moldes con Memorias de Idhún y todavía quita el hipo con cada nuevo lanzamiento, capaz de demostrar que la narrativa juvenil que gusta no es la de los guerracivilistas ni anoréxicas, sino la de las historias que atrapan, las historias que no se han contado antes.
Pero entonces, si la cosa fue tan bien durante la década que duró la publicación de Harry Potter, y unos años de coletazo más, ¿por qué la calidad de los lanzamientos ha caído tan en picado? ¿Por qué desde el éxito de Crepúsculo no paramos de enganchar una moda tras otra a cada cuál peor? ¿Cómo hemos desviado nuestra atención -editores incluidos- de las auténticas apuestas literarias por obsesionarnos con historias de amor que sólo convencen a las de siempre y hemos dejado de apostar, salvo por los que son un seguro, en las novelas de verdad? La narrativa juvenil vende mucho, pero de unos años para ahora lo hace con una calidad funesta. Menos mal que todavía hay novedades que nos hacen recuperar la fe, porque los catálogos de hoy parecen más obra de redactoras del Cuore y Sálvame que de enamorados de la literatura. Los de ahora son éxitos encumbrados por quinceañeras que renegarán de sus gustos en cuatro días, y sus autores harían bien en abrocharse el cinturón antes de estrellarse con el olvido. No hay victoria más efímera que la que conceden las adolescentes menos exigentes, pero da la casualidad de que les estamos dando a ellas -y algunos ellos- la batuta de la tendencia actual. Estos años crepusculares serán de bonanza económica, pero aún más de pobreza literaria.
Hace un año participé como jurado en los premios anuales de literatura juvenil que organiza El Templo de las Mil Puertas en la categoría de novela española, y la selección de nominados no pudo ser más traumática. No había de dónde rascar. Ninguno de los bombazos editoriales nos seducía lo más mínimo. Mucho marketing pero poco ingenio. Al final seleccionamos sólo un par de títulos, y los dos habían pasado prácticamente desapercibidos por las librerías. Pero no hay que lamentarlo: al menos dos autores (o autoras) se atrevieron con algo arriesgado. Algo fuera del circuito de libros de papel couché.
Ojalá nos olvidemos pronto de las modas y volvamos a apostar por literatura de calidad. Aunque sea por el placer de releerla cuando seamos más viejos. Aunque sea por el gusto de regalar buenos libros a nuestros nietos cuando se dé la ocasión. Si una abuela del futuro regala a Moccia o Meyer en 2071, lamentaremos que los mayas no acertasen con el Apocalipsis que nos tenía que masacrar. O cruzaremos los dedos porque prefiera el videojuego del expositor de al lado.

25 comentarios:

EPI el Anónimo dijo...

¡Grande Cronista! Por fin he encontrado a alguien que reconozca que desde Crepúscula la lij está en decadencia.

Cucaracha en su guarida dijo...

Me quito el sombrero.

Alejandro Martínez dijo...

Croni, tú estás analizando el mercado español, pero en Venezuela, Argentina, Ecuador, México y Chile hay muy buenos libros de literatura infantil. No son sagas, son novelas y cuentos de un solo tomo.

Y estoy de acuerdo en que Crepúsculo y sus clones nunca debieron aparecer en el mercado editorial. Si en el futuro sólo existiesen esos libros, toda la teoría literaria estaría enfocada en el estructuralismo....

Anónimo dijo...

He de decir que tienes toda la razón. También debo de reconocer que he leido a Meyer y a Moccia, pero si en el momento te fascinan al tiempo te fatigan.

Pero una cosa que debo hacer incapié. No todo esta perdido, hay excepciones, conozco dos sagas que de verdad valen muchísimo la pena, tienes tramas nuevas y buenísimas. Las sagas de las que hablo son Los juegos del hambre y Cazadores de Sombras.
De ambas van a sacar película, y sí, miedo me da.

Un saludo (:

Eirene dijo...

Si bien tienes razón, me parece que te equivocas en algo.
El mercado juvenil baja de calidad, es cierto, pero la mayoría de libros que nombras son infantiles, no juveniles.
Creo que para alguien que se encuentre en la franja de los 14-18, si bien encontrará buenas lecturas en la Materia Oscura, Momo o las Crónicas de Narnia, me parece que quedan muy cojas para un lector que necesita algo más.
Títulos como los Juegos del Hambre, el Ciclo de la Luna Roja o el Nombre del Viento, creo que se acercan más a un público juvenil que Narnia, por poner un ejemplo.
Igualmente la literatura juvenil siempre me ha parecido una estupidez, con perdón. Creo que cuando dejas la niñez, y te adentras al mundo de la adolescencia puedes leer casi cualquier libro que caiga en tus manos. ¿Por qué se empeñan en centrar a ávidos consumidores en novelas rosas de amores imposibles y penas espantosas, cuando tienen la capacidad de leer algo mucho más profundo, denso y bueno?

Anónimo dijo...

Croniii!!!! Increíble o.O Por supuesto que las grandes autoras son Laura y Cornelia, pero desgraciadamente, las modas pasajeras, que no tienen verdadera "chicha" y nos cuentan lo mismo una y otra vez, lo estropean todo. Yo quiero ser escritor, pero si antes era difícil conseguir publicar un libro, con la situación en la que nos encontramos, estamos peor. Como bien dices, los editores se fijan últimamente en lo mismo y desgraciadamente, si algún autor publica una nueva novela juvenil, pasa "casi" totalmente desapercibida...

JuLio Urízar dijo...

Es un hecho que la imagen de la lij decayó a partir de los vampiritos. Muchos toman ahora la lij como literatura comercial y en ciertos casos, basura. Y no se equivocan. Pero los que andamos en esto y nos tomamos la literatura en serio, es decir, más que una moda, sabemos cuáles son los títulos que vale la pena leer y releer. No es por meter ciertos libros de la lij dentro de un canon, pero es que es indudable que la calidad de historia y de forma de un Ende o Funke es superior a las historias de vampiros y demás clones. Por eso: larga vida a Ende, Laura Gallego, Rowling,Funke, Gripe, Pullman, Wyne Jones y otro montón que seguro olvido. Por cierto, siempre he querido leer a Dahl, es mi cuenta pendiente.
Pero hay otra cosa: no hay que olvidar a los clasicos "de antes", Verne, Salgari, Kipling, a ellos los leyeron muy seguramente quienes hoy escriben lij, si tu abuelo "trasnochado" te regala uno de estos libros para tu primera comunión, es posible que sea uno de los mejores regalos que recibas y deberías darle las gracias.

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo en mucho de lo que dijiste, e incluso yo siendo una "fan" del libro crepusulo admito que no es una joya literaria, pero no me gusta la gente que denigra otras cosas solo por el simple hecho que no le gustan, o les parece de mala calidad. Me parece que la base de todo, incluso en la literatura, es respetar a los demas, y creo que muchos fans mas acerrimos pueden sentirse ofendidos. A mi la historia me gustó, y debo decir, que aunque no se compara con Harry Potter, y no sea un futuro libro para el canon, me parecio interesante e incluso muy entretenido. Repito, yo opto por un respeto mutuo, y la no critica a lo ajeno, puede ser un libro malo, pero por algo fue un best seller, y tuvi tanto exito, algun atractivo debe tener, eso es innegable. Un abrazo

Diamond Lion dijo...

Pues yo tengo la colección completa de Verne y me llega y no fue que me la regalaran fue que me encontré uno de él y me llego completamente. Cierto que la literatura infantil mejoro por una época y ahora son lecturas que engañan por la manera que enganchan pero después te das cuenta que no te queda nada.

MiryamArtigas dijo...

"Si una abuela del futuro regala a Moccia o Meyer en 2071, lamentaremos que los mayas no acertasen con el Apocalipsis que nos tenía que masacrar. " jajaja que grande.

He de decir que tienes razón, pero a medias. Cierto es que la literatura juvenil cada vez tiene menos "calidad" pero no creo que sea por las propuestas, ni por los escritores si no porque es lo que gusta. Quizá por ello las editoriales prefieren dar una campaña brutal de Marketing a un libro no valga mucho pero que saben que va a llamar la atención de los adolescentes, pero el mercado es así.

Yo lo reconozco, empecé a leer gracias a la saga de Harry Potter, pero desde entonces me enamoré de la literatura y ahora tengo mi propio blog literario donde realizo reseñas.Gracias( y a veces por desgracia) tengo que leer muchísimos libros que no llaman mi atención en absoluto, pero de repente, encuentro uno que me recuerda por qué hago lo que hago.

Meyer y Moccia ha hecho MUCHO daño, pero quizá ha incitado a otros lectores a indagar por la literatura y encontrar aquellos clásicos de los que hablas que "merecen" la pena.

Nada es blanco o negro ;)
No conocía el blog pero me ha llamado la atención, nos leemos!

Carla Navarro dijo...

No estoy de acuerdo contigo acerca de que la LIJ haya decaido de la manera que dices. El problema está en el tipo de LIJ que se "consume". Y sí, digo "consume" porque aunque me duela decirlo hasta la Literatura se ha vuelto un elemento de consumo. Así va, ahora debe de ser algo que enganche y entretenga. ¡Qué pena! Todo "machacadito" y bien "masticadito", vaya a ser que a se haga pensar, reflexionar...

Las editoriales desde ese día en que vieron que Harry Potter hacía caja, se dedican a encargar trilogías todavía peores. Tochos de papel encuadernados con tapas negras con colores llamativos, que deberían recapacitar su publicación, es lo que encontramos una y otra vez. Algunos escritores vendidos a ese tipo de libros por y para el marketing. Y grandes lanzamientos en mesas del Corte Inglés... ok! Pura estrategia comercial ¿y?

Si te vas al fondo de armario de las oolecciones, siguen publicándose muy buenas novelas, tanto infantiles, como juveniles. Novelas interesantes, que te llevan a la reflexión, al debate...

Libros que te lleven a otros libros. Y eso es lo que tiene la literatura (ya ni infantil, ni juvenil, ni de adultos). La Literatura, simplemente.

Se publican buenos libros. Pero quizás no sean esos los que las editoriales se dedican a enviar a las revistas on-line o blogeros. Porque en esas publicaciones no va el mismo dinero invertido.

Espero que antes o después, se den cuenta de que exprimieron tanto a los vampiritos, que los dejaron secos. Que a los espectros enamorados de mortales le quedan dos telediarios y que la última moda de "litebasura rosa" durará una temporada... y al final, la literatura es la que sobrevive.

Unknown dijo...

Si, son malos tiempos para la literatura juvenil. A mi me gustaría leer otro tipo de lectura juvenil que la que hay en el mercado, pero es dificil, así que opté por no leerla...

besos

Anónimo dijo...

Pero... ¿No se supone que todo eso se engloba dentro de lo que ahora se llama "literatura para jóvenes adultos"? Y yo me pregunto, ¿qué es eso de "jóvenes adultos"? Me temos que no es más que un invento para identificar a un sector de público que ya debería de estar leyendo literatura para adultos; que, de hecho, quiere algo más porque le tira ya para atrás la literatura juvenil como tal, dirigida al público con la edad adecuada, pero que le da pereza la literatura adulta. Y eso que un bestseller cualquiera no es que exija un gran esfuerzo de comprensión precisamente...

En fin, ¿una nueva vuelta de tuerca al síndrome de Peter Pan? Y al de Wendy por cierto, ya que estamos.

Salgari, Verne, etc. es literatura que la leía (y la lee) público adulto, son obras "para todos los públicos". De ahí que sean clásicos y de ahí que, quizás, ya no estén tan de moda entre el público juvenil. El tiempo pasa y ciertos pasajes ya no se comprenden tan de forma inmediata, quizás por puro desconocimiento de la historia. No olvidemos que son obras escritas entre finales del siglo XIX y principios del XX. Describen un mundo que ya no es el nuestro y eso supone un esfuerzo extra para el lector. Un esfuerzo que antes no tenía que realizar porque representaban un mundo no tan lejano.

Pero tampoco endiosemos a los clásicos. Ha salido por ahí Narnia y me parece el ejemplo perfecto de una obra que ha envejecido realmente mal. Si se ha vuelto a poner de moda es únicamente por el cine, dentro de unos años caerá en el olvido.

De la novela rosa para pijas ñoñas y machistas que van de guays ya no hablo. No vale la pena.

Anónimo dijo...

¿Malos tiempos para la literatura juvenil? Más bien lo contrario.

Dejemos las cosas claras, las editoriales no son ONGs. Hacen su trabajo en parte por amor a la literatura y en parte por amor al dinero. Si ven que el mercado pide novelas rosas, pues ellos se las dan. Y esto es muy importante: tú no puedes crear un mercado o público; o existe o no existe. Punto. Y si las que más compran literatura juvenil son las quinceañeras obsesionadas con Edward y otros tanto, es normal que los editores las traten como reinas.

Ojo, yo paso de modas. Me cansa que sean tan formulaicas. Pero se siguen publicando buenas obras englobadas dentro de la literatura lijera, sólo que hay que saber encontrarlas. En el corazón del sueño, Pomelo y limón y La Estrella son obras españolas que han recibido muy buena crítica y que presentan algo diferente alejado de modas. En cuanto al mercado anglosajón, ya se considera a autores como Melina Marchetta y Megan Whalen Turner como clásicos modernos, mientras que Laini Taylor está elevando al romance paranormal con su obra a cumbres insospechadas, Holly Black sigue publicando libros, no todo lo que ha escrito Maggie Stiefvater es Temblor, Paolo Bacigalupi ha ganado un Printz, Suzanne Collins revolucionó una vez más el mercado (aunque la mayoría de las distopías que han surgido a raíz de ello no valgan mucho), etc.

Sí, se publica mucha mierda. Es cierto. Pero se lleva publicando mierda desde que se inventó la imprenta. Y entre toda esa basura hay pequeñas joyas que resistirán el paso del tiempo. No veo que hay de tan desesperado en la situación actual. Eso sí, es curioso que la mayoría de los autores anglosajones que he mencionado en el párrafo superior aun no hayan llegado a España, y eso sí que es una pena.

Menxudis dijo...

Justo lo mismo estaba pensando yo el otro dia rememorando las grandes lecturas de mi adolescencia, entre las que estan todas las que has puesto y algunas más como Artemis Fowl (aunque la calidad de los ultimos baja bastante), el Aprendiz del espectro, Maquinas Mortales, Flannagan. Libros de aventuras, intrigas y tambien amor que no se centraban de manera obsesiva en un solo tema, ni servian para contentar a un grupito de niñas sin cerebro sino que tenian esa magia que los ultimos libros juveniles que he leido han intercambiado por la típica imbecil y su chulo macizo.
¡Viva la literatura infantil de calidad!

Anónimo dijo...

Cronista, ¿con qué morro te atreves a decir que las quinceañeras no pueden tener la batuta? ¿No te das cuenta que así te acusarán de snob y cultureta?

Anónimo dijo...

No estoy muy puesta en lo que se publica últimamente, pero sí es cierto que reconozco que los quince euros que me dejé en Crepúsculo fueron una de las peores inversiones de mi vida. Lo compré cuando aún no estaba de moda, diría que con diecisiete años, y no me gustó en absoluto. Además, por culpa de Meyer, la visión mundial de los vampiros ha cambiado radicalmente.

¿Has leído "La Guía Fantástica" de Joles Sennell? A pesar de su simple argumento, rebosa de fantasía por los cuatro costados y hace algun que otro guiño a ciertas obras de la literatura. Quizás el libro te parezca algo infantil, pero yo flipé con su sigue fascinando. Creo que es una pena que esta obra haya caído en el olvido.

Para no alargarme más, sólo haré un apunte sobre los autores y obras que comentas: gracias a tu blog descubrí Tobi Lolness y me gustó tanto que me animé a leerla en versión original. Lo único que no me gusta son los dibujos: a pesar de que son bonitos, no se adaptan, en muchos casos, con las descripciones que el libro te da.

Mema dijo...

Tienes toda la razón: la literatura juvenil está de capa caída y le está costando remontar.
Pero hay un punto en tu entrada que no me gusta nada: ese "las adolescentes". Tks, tks... ¿qué pasa, que la mayoría de "los" solo elige literatura de la buena?
Cronista, pierdes un punto en la entrada por esto, te la dejo en un 9 :p.

S dijo...

Muchas cosas positivas he tomado de esta entrada, a pesar de su naturaleza. Gracias por las recomendaciones :)

Estelwen Ancálimë dijo...

Pues a mí los libros de Enid Blyton me encantaron...

Yubi dijo...

la trilogia de los juegos del hambre y el libro de Delirium son dos libros que han conseguido cautivrme,s i bien creo que tienes razon,y ultimamente mas que nada releo mis viejas reliquias, algun libro se salva de tan funesta exposicion.
Crepusculo en su momento me cautivo,me encanto,y los relei...
Pero el BOOM que ha generado en la gran pantalla es algo que me asquea y avergüenza,ir a intentar ver la fidelidad de la pelicula y encontrarte con niñas que gritana l ver un biceps.
En fin.
Larga vida a la buena literatura que siempre nos quedarà.

Clara dijo...

Volver de las vacaciones y encontrar un post como este es un regalazo. Dices verdades como puños y eso está bien para poner encima de la mesa algunos de los problemas y también inquietudes sobre la literatura juvenil.

Aunque quizá yo no lo vea tan negro. Hay muy buenos escritores en estos días y creo que su reconocimiento no tardará en llegar. Al menos confio en que así ocurra.

Saludos y un placer leerte de nuevo :)

lugacapa dijo...

Bien dicho... y a esperar a que saques tu obra literaria ;)

Aria dijo...

Creo que los libros buenos no necesitan tanta publicidad. Lo que necesitan es que seamos un poco menos perezosos y empecemos a buscarlos. Creo que es hora de perdernos en las librerías o en internet buscando títulos nuevos y en las bibliotecas buscando los "viejos", pero somos muy perezosos y tenemos cada vez menos tiempo.

Igualmente estoy viendo que sacan muchos libros muy parecidos entre ellos. Ahora esta de moda las sagas distopicas y los amores sobrenaturales. Y puede que sean novelas buenas, pero no traen nada nuevo, no arriesgan.

Unknown dijo...

La verdad, estoy muy de acuerdo. Paso largas horas en dos librerías de Vigo, y hace un tiempo me he dado cuenta de que la sección juvenil a la que tanto idolatraba era pura novela rosa, así que me pasé a la literatura para adultos, y me llevé verdaderas sorpresas: Terry Pratchett, Patrick Rothfuss, Deborah Harkness... Pese a ello, los libros que más me han tocado son los de Laura Gallego, y día tras día veo que la calidad no ha bajado. Así que... SUML-AR LAURA!!!