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La España que nos queda

Al cuerno las crisis identitarias: España tiene un problema mucho más urgente y se llama crisis económica. 2011 se erige como el año en que terminará el gran bache y todos los españolitos respiramos aliviados. Algunos encontrarán trabajo más pronto que tarde. Otros no lo harán nunca. Pero la sensación que nos grabarán en el cráneo es que España va bien y punto en boca.
España no va bien. España va fatal. España va mucho peor de lo que creyeron los mal llamados catastrofistas de 2008, aquellos gafes a los que se acusó de antipatriotismo. España está peor que entonces y estará peor que ahora porque es un país con una economía deficiente y una industrialización de país mediocre, un berenjenal económico que se va camino de convertirse en caótico con todos los países más pobres y con menos derechos sociales que van a nuestra zaga y no tardarán, si no lo han hecho ya, en igualar nuestro poco potencial productivo. España sigue produciendo como en los setenta. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿En qué energías o producción puntera destacamos? ¿Qué bien de primer mundo fabricamos? ¿En qué nos podemos llamar líderes?
Lo que ha cambiado entre los setenta y la actualidad es el pelotazo del ladrillo. Ya lo dijo el ministro Solbes en operativo: "España no puede seguir siendo un país de obreros y camareros". Se refería a que teníamos que cambiar nuestro modelo de productividad de obra y bar, aunque nunca entendí lo segundo: mientras que las inmobiliarias juegan con la especulación que tanto daño ha hecho a este país, se me escapa el símil con los bares. Es igual. El caso es que la España del ministro Solbes y de la actual Salgado no han hecho esfuerzos porque ese modelo productivo cambie. Ni el PP de Rajoy ha propuesto tampoco nada. De todos los planes para salir de la crisis, ninguna invertía en la reconversión de España. Sólo hay que ver en qué consistió el plan E: seguir dando trabajo a los obreros para que no creciesen las listas del paro. Trabajos, por cierto, que en ningún momento repercutirían en el producto interior bruto del país. Una subnormalidad a la que los españoles tenemos que decir basta.
Mi exabrupto no es suficiente. España ha recibido un aviso al que no ha hecho caso. Nuestro presidente ha sido cortoplacista, la oposición ha sido improductiva. La situación de este país no ha variado apenas de la de hace ocho años. Lo único que ha hecho el ejecutivo ha sido poner parches, uno para contener el circo y otro para pegarse el culo al sillón del poder. Nuestra clase política es tan mediocre que no hará nada por salvar nuestra economía si eso los separa de sus lujosas dietas de cada mes.
Pero el panorama es más grave que nunca. No existen dos soluciones de salvación para una crisis que se repite. La inversión en inversión, desarrollo e innovación de los presupuestos de 2010 es menor que la de 2009, igual que la de 2009 fue un recorte respecto a la de 2008. España, mientras tanto, se agarra e insufla oxígeno al modelo productivo decadente que la ha llevado a la crisis y le señala la soga. Pero asumámoslo, ese modelo productivo es decadente. Es el modelo de un país en vías de desarrollo, y no el de un país desarrollado. Somos unos ilusos si pretendemos competir en modelo con los países por desarrollar, y a la vez queremos estar a la altura de los desarrollados. Nuestros dirigentes no mueven un dedo por levantar este país y sólo se dedican a agitar el brazo del muerto para que nos pensemos que sigue vivo. No sé cuántas personas son conscientes del peligro en el que nos encontramos y lo mal -no mal como ahora. Peor- que lo vamos a pasar cuando ni los parches tengan capacidad de tapar. No hay responsables en la Moncloa con voluntad de que España apunte hacia arriba en 2030: se conforman con que no se hunda para las elecciones que están por venir. Y están jugando con nuestro dinero, nuestro bienestar y lo que es más preocupante, nuestro futuro. No sé qué se supone que debemos hacer para frenar este suicidio en pos de unos políticos vanidosos que no les importa nada más que su sueldo y futuro inmediato. Pero hay que hacer algo, y hay que hacer algo pronto. Nos lo estamos jugando todo.

9 comentarios:

Catapúm dijo...

¿Hay que hacer algo? Bien, bonita entrada. Sólo nos falta dejar de quejarnos y lanzar el grito al cielo para responder a ¿qué hay que hacer?. O lo que es más importante: ¿por qué no lo hacemos?.

Jorge dijo...

Con el símil del bar supongo que se referirá a la dependencia que hay en bastantes sectores del país al turismo.

Keldor Gaunt dijo...

¿2030? Dudo mucho que España llegue a 2020. El modelo económico-productivo se agotó hace tiempo, y nadie quiso cambiarlo. Ahora la teta ya está seca, a los españoles nos toca aceptar que vamos de cabeza al tercer mundo. Y el que tenga posibilidades, que abandone el barco porque se hunde.

Cronista dijo...

Supongo que tienes razón, Jorge. Solbes lo podría haber dicho con otras palabras, porque cuando habla de bares no pienso en turismo.

Isi G. dijo...

Una gran entrada, sí señor. Yo también estoy de acuerdo en que habría que cambiar el modelo productivo, que depender del turismo y el ladrillo estaba claro que no iba a salir rentable a largo plazo, pero había mucho dinero negro que blanquear y mucho dinero que robar ahí.

Esperemos que en algún momento la situación remonte... O eso o maleta y a irnos, qué remedio...

Un beso.

Annika dijo...

Perfecto, totalmente de acuerdo. Ahora la gracia está en qué hacer y porqué coño no lo estamos haciendo ya¿?

Prigkinissa dijo...

Sí, a mí también me preocupa. Pero... ¿cuál es la solución?. ¿Que el PSOE abandone y tome el relevo el PP? Ambos hacen lo mismo: parches y más parches, de un tipo y de otro, pero parches. Hay que reinventar España ( eso incluyo a los ciudadanos*) y hay que hacerlo YA.

* Cuanto más conozco a personas de otro países más entiendo por qué nos va mal. V-A-L-O-R-E-S

Anónimo dijo...

Reflexiones...

1. Esto lo venía diciendo yo hace tiempo. Y nos llamaron catastrofistas.

2. En Alemania llevan mucho tiempo trabajando las mismas horas (aunque en su contrato ponga que trabajan menos) y cobrando bastante menos de su sueldo habitual sin quejarse. ¿Por qué? Porque Alemania los necesitaba y porque había que levantar el país. Alemania avanza. Dile a un español que trabaje las mismas horas por menos dinero "por su país". Huelo a manifestaciones.

3. Sí, tita Merkel y compañía saben qué hacer con ese dinero para levantar el país. ZP y demás parásitos políticos que ha tenido que sufrir España, o no han sabido o no les ha dado la gana cumplir con su deber, que es servir al pueblo.

4. Mi vecina trabajaba como enfermera en un hospital. Le dieron X tareas para hacer. Terminó en unas horas y al pedir más trabajo le dijeron que no podía ir tan deprisa, que eso no podía ser, que las tareas eran para toda la mañana. Porque si somos productivos despiden a la gente, no somos necesarios. Y lo peor es que igual acaba siendo cierto. Viva España.

5. Mi hermana ha trabajado en una fábrica de camisas prácticamente toda su vida laboral. Últimamente ha escuchado críticas hacia "el viejo", el jefe. Vale. Ese jefe, al menos este sí, les da un trabajo. Ni las acosa, ni las explota, ni las sobrecarga. Exige lo que tiene que exigir. Viva la gratitud de los españoles en tiempos de crisis.

6. Termino la carrera en dos años. En cuanto acabe me largo de aquí para no volver. Me prometí no divulgarlo mucho, porque como muchos me copien la idea habrá emigración masiva y puede que no me acojan tan bien en mi país de destino. Pero yo me largo. A España volveré a por el pescado y a por el blanc i negre. Y por la playa.

Mi consejo: aprended un idioma, comprad un billete de ida, y empezad de nuevo donde sea. La fuga de cerebros de hace décadas no va a ser nada en comparación con la que se avecina.

Alejandro G. Cabrera dijo...

Mediocridad, esa es la palabra.

Tu entrada ha sido como una inyección de ánimo. Sí, sí, ¡de ánimo! Ahora tengo más claro que nunca que tengo que acabar como sea Periodismo. Y que no puedo dedicarme sólo a esto. Que tengo que trabajar mientras y seguir aprendiendo... porque lo que nos espera es chungo... y si hay que salir de este país a buscar trabajo hacerlo con la seguridad de que, por lo menos, estamos algo preparados.