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La Colina de Watership

Mi colegio, el segundo al que fui, tenía muchos defectos. Uno de ellos era el poco incentivo a la lectura que hacían. Mientras que recuerdo usar con relativa frecuencia la biblioteca de Escolapios, en Cumbres jamás pude usarla. Era una habitación cerrada con llave, con libros viejos apilados, y a la que nunca se entraba a menos que hubiese que catalogarla. Porque para eso sí la usamos: para archivar los libros. Pero no conozco a nadie que leyese uno solo de esos.
El primer y último culpable era mi profesor de Literatura, la persona más inepta que he conocido en la vida. Y hablo en serio: jamás he visto profesor más inculto y orgulloso de su estupidez. Teniendo en cuenta que este sujeto enseñaba Lengua y Valenciano de 2º de Bachillerato, el asunto es para echarse a temblar. Hoy sé que el próximo curso, por fin, el director le ha puesto en la E.S.O.. Y sigo pensando que se le queda grande... Dios, no quiero sonar rencoroso, pero de verdad me dolió muchísimo que la que podría haber sido mi asignatura favorita pasó sin pena ni gloria durante los seis años que estuve en Cumbres. Lo divertido de este profesor es que pensaba que yo sería escritor. Y me trataba como tal. Me pasé un año sacando auténticos dieces en comentarios de texto de literatura sobre temas que ni me había mirado. Mis amigos leían mis exámenes boquiabiertos comprobando que no había metido absolutamente nada de materia en todo el comentario. Pura palabrería. Pero a él le servía, lo cuál dice bastante poco a su favor. Luego tuve época de sacar ceros con los mismos comentarios, quizá porque se dio cuenta (bastante tarde) de mi tomadura de pelo. De 10 a 0 sin cambiar un ápice. Pero así era él. Y le decía a otros profesores que escribía relatos muy buenos. Un día me lo comentó el de Economía, y otro la de Matemáticas. Dos de Matemáticas de hecho. Lo cierto es que nunca nadie de mi colegio leyó ningún relato mío, ni jamás les hablé de ellos. Pero qué cosas, en mi afición acertaron.

Este mediocre profesor guardaba la llave de la biblioteca. Cuando necesitaba una excusa para no dar clase, nos llevaba a cinco escogidos a sorteo para archivar libros. Debo agregar que me encanta manejar con libros. En una de esas visitas a la biblioteca me encontré con una de las pocas novelas que tenía la habitacion: La Colina de Watership. Pertenecía a una edición del paleozoico y estaba cubierta de polvo. Lamente su triste final, oculto en una oscura cueva formada por un atlas del mundo y un ejemplar enciclopédico de la A a la C. Al cuerno con los libros de colección, pero un relato merece ser leído. Y sin embargo ahí estaba, muerto en la biblioteca fantasma del Cumbres.


Volví en alguna otra ocasión (la biblioteca fue movida de sitio, pero siempre estuvo cerrada bajo llave). El libro estaba aquí o allá, pero siempre olvidado. No leí la sinopsis. Nunca las leo. Pero algo me atraía. Una vez en la universidad, le pedí a los Reyes Magos que me consiguiesen esa novela que tanto me había impresionado, nunca supe el porqué. El 6 de Enero nos encontramos en el cuarto de estar. Luego me enteré de que no había sido nada fácil de encontrar, y no sé si prueba de ello o no, pero tenía restos de sangre en el lomo de las páginas.
Cuando me sumergí en esta historia, me topé con un par de conejos. Sí, los personajes protagonistas son conejos. Hablan, claro, y tienen sentimientos. Pero aquí acaba todo parecido con una película de Disney. Los conejos de Richard Adams viven la crueldad, la muerte, la desesperación, el exilio, lo viven todo y todo es emocionante para mí el lector. Me tuvo en vilo del principio al final y todavía hoy, que hace muchos tiempo que lo leí (no recuerdo si hace ocho meses o hace un año y ocho meses, para que veáis la mala memoria que tengo) lo recuerdo con emoción. Sin duda, una de las novelas que más me ha dejado pensativo en los días posteriores.
Luego intenté conseguir otras copias para algunos amigos míos a los que se lo recomendé, pero no hubo éxito con la búsqueda. Al parecer, está descatalogado. Pero eso no es problema y para eso están las librerías del libro viejo, ¿o no? Anteayer mismo me compré un libro que buscaba por cinco euros.
Mientras tanto mi ejemplar lo tiene una amiga. Espero que no sea verdad eso de que libro que dejas, libro que pierdes...

4 comentarios:

Nazaret dijo...

Pues no sé si será verdad, pero yo tengo uno de una amiga desde la ESO. Y no se lo devolví porque no sabía nada de ella, hasta que me la topé el otro día currando en el FNAC. Cosas de la vida.

Yo nunca pisé la biblioteca, no es mi fuerte. Me gusta leer, pero a mi ritmo, no que me den 3 días para devolverlo o si no la próxima vez te cobraremos recargo, o en la versión universitaria, no podrás sacar otro hasta dentro de un mes.

Además tengo la mala costumbre de releerlos porque se me termina olvidando todo. Me pasa igual con las pelis, por eso prácticamente no voy al cine. Pero los libros y yo nos amamos desde que aprendí a leer, y espero que ese amor sea para toda la vida.

De verdad era sangre? Igual era simplemente óxido. Qué fuerte xDD

Admin dijo...

Nunca había oído hablar de ese libro o_O (no es de extrañar..debe haber un montón de libros de los que no sé nada).
Yo tengo alguno aquí de mi prima pero espero devolvérselo pronto (es que siempre se me olvida!!) y en cuanto al libro que te regalaron...tenía sangre?? buah tienes que analizarlo para saber que es!! pero como sea sangre xDD

Anónimo dijo...

Yo también era de esas, por lo menos desde que entré en la Facultad (hasta entonces recuerdo que estudiaba y bastante). Pero con los 18 y una cafetería abierta taaaantas horas, debo mi éxito en los exámenes más al continente que al contenido. Resultado: mi abuelo decía que pasé por la Universidad, pero no a la inversa..

No he leído "Las uvas.." pero sí "La Perla" y he de decir que hace honor a su nombre..

Nazaret dijo...

Aiba! Estaba viendo la expulsión de Amor de la casa del GH mientras seguía con mi lectura de Las Tierras Baldías, tercera parte de La Torre Oscura de SK, cuando leí ese título.
- ¿Shardik? -le interrumpió Jake-. Pero eso es el título de un libro, un libro de nuestro mundo... Lo escribió el mismo autor de aquella obra famosa sobre conejos...
- ¡Richard Adams! -exclamó Eddie-. Y el libro sobre conejos era La Colina de Watership (...).

Ka.