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Relato: El náufrago

Taller de Escritura narrativa, segunda clase. Llevo preparado mi relato a encargo, que es la peor forma de escribir. El profesor había dado estas pautas: un náufrago que vuelve a la civilización y se reencuentra con su amada. Después de comprobar que soy el único de la clase que ha seguido las pautas, leo mi participación con la voz temblorosa, termino y el profesor dice: "¿Eso es todo?". No, señor, podría ser más, pero usted me ha cortado cualquier libertad de creación. Esta es la estupidez de relato que he preparado para clase, siguiendo las órdenes que auguro ya que no volveré a respetar. Me irá mejor, visto lo visto.


EL NÁUFRAGO

            No es que la isla fuese enorme, es que él era la nada.

            En medio de un enorme océano de pensamientos, sujeto a una superficie de soledad, estaba él en su ensimismamiento. Él era nada, pero nada no significa minúsculo, ni ligero. Nada tampoco quiere decir andrajosa, siquiera apátrida. Nada quiere decir que él no estaba ahí, en la isla. De modo que la isla era todo lo que no era él.

            —Ten fe. Me gustaría poder ver tus ojos.

            Si alguna vez has estado perdido en el mar, y no me refiero a sobrevivir al naufragio de un transatlántico o caer con paracaídas de un avión, no, sino simplemente cuando la corriente te arrastra de la orilla y lo adviertes demasiado tarde, a ese “perdido” me refiero, si lo has vivido quizá sepas lo que se siente. Todo es agua tibia y salada, el cielo se confunde con la superficie y no hay ni rastro de los delfines salvadores que viste en las películas. Por haber no hay ni tiburones, lo cuál todavía te reportaría algún titular en los periódicos cuando encontrasen tus huesos, y tu máxima incertidumbre es saber si morirás ahogado, por el sol o de sed. Morir de sed en el océano siempre le da un sentido irónico a la vida, pero un sentido a fin de cuentas. Algunos mueren sin saber para qué han nacido.

            Nuestro hombre tuvo la fortuna de encontrar una isla. La llamó Cayo Penélope Cruz.

            —No te rindas. Muy pronto estarás aquí.

            Su isla era bastante decepcionante. Cuando uno le hace promesas a Dios jura conformarse con nada, pero ya hemos dicho que nada era precisamente lo que era él. Por eso no le produjo impresión ese montículo de arena, de dos por dos, ensombrecido por un humilde cocotero. No pudo dejar de preguntarse dónde estaban los monos mayordomos de la familia Robinson, pero acabó acostumbrándose. Era su único remedio.

            Día a día, semana a semana, pasó el tiempo en Cayo Penélope Cruz. Le cogió el gusto al coco, luego lo aborreció, más tarde volvió a disfrutarlo y acabó por vomitarlo sólo con acercárselo a la nariz. De vez en cuando recibía la visita de un pulpo, que se acercaba al amanecer y lograba huir sin ser cogido. Nuestro náufrago le llamó “Comida”, eso por si alguna vez se cumplían sus deseos. Nunca ocurrió.

            —Debes esforzarte por salir. Escuchar las voces de fuera. No te abandones, por favor. Eso sería tu fin.

            Pero por muy desgraciada que fuese su vida, por muy sólo que se sintiese, por mucha hambre que tuviese al caer el sol, jamás se planteó el suicidio. Aquello le escandalizaba. Podrían pensar que tenía que ver con unos principios cristianos, pero eso es absurdo: el hombre no creía en nada. Si rehuía el suicidio era por miedo a ser devorado por el pulpo, y aquello sí le provocaba arcadas. No sería el plato de ningún cefalópodo, se prometió. Estaba dispuesto a todo menos a que segregasen tinta con su carne, quizá una muerte digna de escritor, pero no la suya.

            —No puedes seguir así por más tiempo. Tienes toda una vida por delante.

            Esa voz de mujer, tan desconocida y a la vez familiar. Él le ha puesto rostro, y la imagina morena, esbelta, una anoréxica en potencia. No hay ni un gramo de mediocridad en su cuerpo. Le visita de vez en cuando, aunque no hace acto de presencia. Simplemente le susurra palabras de apoyo, como una ráfaga de viento en la isla, y él espera salir un día para conocerla. No tiene ni idea de quién puede ser. Pero la ama con toda su alma.

             

            Fue entonces cuando abrió los ojos.

           

            Un techo blanco. Una ventana cerrada, luz fuera, quién sabe, quizá es un patio interior. Basta levantar la cabeza para ver las paredes blancas, el armario blanco, la sábana blanca. No es el Cielo, es peor.

            —Por fin despiertas.

            El hombre mira a la mujer de la puerta. Es bajita y gorda, y por su rostro parece jovial. Se disponía a salir de la habitación cuando el paciente ha abierto los ojos.

            —Esto es el hospital —dice él, consternado.

            —Trabajo aquí, pero gracias por recordármelo. Llevas tres semanas en coma: ahora mismo llamo al doctor.

            De repente las imágenes se agolpan en su cabeza. Valencia. Dodie Smith. Blasco Ibáñez, con ese imponente Rectorado. Klaus and Kinski en el radiocassette. Sol. Pájaros. Coches. Uno más cerca que el resto. Y más. Cambia la canción. El coche ya está encima. La última pregunta es: “¿Habré cerrado el gas?”. Luego sólo hay oscuridad y después la isla.

            —Necesito verla —el hombre acaba de recordar, y le urge conocer a la mujer sirena. Está enamorado de ella.

            —No sé a quién se refiere. ¿Quiere que llame a alguien en especial?

            Cuando la enfermera se acerca, él advierte su hábito. Una cruz de madera baila al son de los pasos, chocando contra los dos senos. Aprieta a un botón de asistencia.

            —Me refiero a la mujer que venía a verme todos los días. ¿Sabe a quién me refiero?
            Pero la monja ríe divertida, e incluso el náufrago reconoce aterrado esa voz.

            —No hay recibido ninguna visita. Sólo espero que no hayas idealizado mi voz.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda, te irá mejor, visto lo visto... aunque yo estoy orgullosa de ti :)

Rocy dijo...

De todos los relatos que he leído tuyos, este es, de momento, el que más me ha gustado. La expresión de los sentimientos están bien definidos, no hay nada fuera de lo común (no como el relato que escribiste hace tiempo que yo consideraba raro). La verdad que siguiendo unas pautas hayas podido imaginar ese final... no me lo esperaba, me has sorprendido.
No hagas caso del profesor, a veces no saben reconocer las cosas. Solo una duda, ¿de verdad le has puesto ese nombre a la isla? Es que ha sido leer eso y me he quedado o.O ¿habrá sido casualidad?

Muy bueno Croni, te lo digo de verdad :D

C. (@el_croni) dijo...

No es casualidad, es que soy de hacer los deberes a última hora. Y así de actualizados me salen xD

Prigkinissa dijo...

A mí me ha gustado bastante y eso que yo soy muy crítica siempre con todo lo que leo, sea del autor que sea. "Morir de sed en el océano siempre le da un sentido irónico a la vida, pero un sentido a fin de cuentas. Algunos mueren sin saber para qué han nacido". Genial esa parte, últimamente eres muy profundo.

Lo importante es que te guste a ti, que para eso eres el que lo ha creado, no a un profesor que debería recibir clases de sensibilidad ( mira que decir eso a un escritor novel que acaba de leer un relato propio por primera o segunda vez en su presencia) y cuya opinión no deja de ser una opinión subjetiva como la de cualquier otra persona, puesto que todos afrontamos cualquier escrito con ideas preconcecibidas acerca de lo que es escribir bien. Además, es un relato más idóneo para ser leído por uno mismo que para ser escuchado.

Anónimo dijo...

…”Que náufrago mas miserable”…
Yo seré completamente sincera, intentaré no ser muy ácida, pero no me gusta el relato, me faltó mas desarrollo de la historia, se supone que esta narrado en tercera persona, y falto que el escritor se compenetra mas con su distinguido personaje, falto mas derroche de emociones, se supone que estaba solo, en medio de la nada, debería sentirse mas miserable aun, no tiene a nadie, debe sentirse un maldito, y eso en lo personal encuentro que falto, no es que sea un terrible relato, para nada, pero falto, ése algo, ese algo que es el sello propio de cada persona cuando escribe un relato, un ensayo o simplemente un poema, no te deberías dejar guiar solo por lo que dice el profesor eso es un error garrafal, los profesores esperan que uno los sorprenda, si bien hay que seguir ciertas pautas , no hay que hacer todo como quieren ellos, o por lo menos así yo efectuaba mis ensayos, eran muy largos, y si me guiaba por sus pautas, pero el sello propio debía ir, además de la dedicación hacer un relato no es cualquier cosa, para mi era el “momento”, en el cual desarrollada mis capacidades de escritura, al final llegas hasta sentir cierto cariño por lo que escribes, y luego finalmente recibes las respectivas felicitaciones, es todo un proceso.
Y respecto al final, también falto más, es un final demasiado abrupto, además eso no les gusta a los profesores, cuando hagas un relato siempre debes tener en cuento que le agradaría al profesor, no te digo que todo lo hagas como el quiera, por que ni yo lo haría así, pero si debes tener ese aspecto muy presente, eso te da cierta ventaje, debes examinar el prototipo de escritura que le guste al profesor, (que sucias estrategias las mías, pero validas).
En síntesis, tú puedes mas, de hecho comparando este relato con uno que se llamaba “navidad”, el cual era distinto, me quedo con el de navidad, en el relato del naufrago, se notaba ciertas partes tu sello, pero no se distinguía bien, y creo que si hubiera estado en clases me hubiera reído por el nombre de la isla, en fin, tu puedes mas, que la opinión del profesor no te desaliente, y sigue adelante.
Esa es mi opinión, en buena onda por supuesto.

Pazcual dijo...

Mmm..No...Está bueno, pero a ver..Le falta. Mejor parte: "Le cogió el gusto al coco, luego lo aborreció, más tarde volvió a disfrutarlo y acabó por vomitarlo sólo con acercárselo a la nariz. De vez en cuando recibía la visita de un pulpo, que se acercaba al amanecer y lograba huir sin ser cogido. Nuestro náufrago le llamó “Comida”, eso por si alguna vez se cumplían sus deseos. Nunca ocurrió." Fantástico chico.

Paz

Athenea dijo...

A mí me ha gustado mucho, tanto el relato como la imaginación que has tenido para narrarlo.

Yo también escribo, y aunque últimamente he dejado de hacerlo, te puedo decir que nuestra musa para escribir se inspira muchísimo más si no tenemos a un profesor que nos limita la creatividad y que además le sabe a poco lo que le demos -no matter what you give-.

Aunque me hubiese gustado que conociera a su sirena, me gustaron mucho las frases que dices en el transcurso del relato.

Abrazos y sigue escribiendo, que te leo aunque no te escriba.

Anónimo dijo...

Como si importase lo que dijese un profesor, una persona como otra culaquiera.

Yo no soy muy fan de los relatos breves, pero éste me ha gustado. Me ha parecido gracioso que el naufragio fuese un coma y que la amada fuese la enfermera.Además, había momentos profundos y detalles divertidos.

No me ha gustado la última frase, me parece que sobra.

Mariel dijo...

Me pareció un relato excelente... no se que es lo que pretendía quien te lo pidió pero a mi me gustó mucho.

Anónimo dijo...

¿Y el muy %&$@#? te ha dicho "Eso es todo"? Que tío más... sensible, espero que por lo menos no se de aires de genio de la escritura XDD

Sí, los encargos te quitan las ganas de escribir. Una vez me mandaron uno, y estaba totalmente ininspirada (como para todo lo que siento obligación de hacer, la verdad XD), así que escribí sobre lo ininspirada que estaba... Como me encontraba en mi mesa, y no hacía más que tachar lo que escribía, como miraba en la ventana muerta de aburrimiento, matando el tiempo... Curiosamente dijo que le había gustado mucho XD

¿Cayo Penelope Cruz?

Jose Maldonado dijo...

"El profesor había dado estas pautas: un náufrago que vuelve a la civilización y se reencuentra con su amada."
Siento decirtelo, pero creo que el tema es lo suficientemente amplio como para que echando mano de tu imaginación le saques provecho sin mermar tu creatividad, que es lo que al final has hecho; quiza centrandote demasiado en el naufragio más que en la historia de después (que es lo que te pedía el profesor) y que posiblemente te hubiera dado más libertad que la tipica historia de Robinson.
En cuanto al relato, seré sincero, me ha dejado un poco frío; posiblemente porque eran deberes y no te gustaba el tema, con lo que no has trasladado tu pasión por la escritura a estas lineas. Por lo demás, técnicamente perfecto, como siempre, sigue así.

Nazaret dijo...

Jo, ni fu ni fa. Es que tampoco me parece original eso de salir del coma... creo que tienes más imaginación que eso, y se nota que está hecho deprisa y corriendo.

No le eches la culpa a la temática.

Prigkinissa dijo...

Jo, no sé, por los comentarios debo tener el gusto atrofiado :) A mí que me ha parecido muy original, debe ser porque me pongo en tu piel y me imagino pariendo una birria de relato, basado típico Robison.O quizá me influiría demasiado la serie Lost, que me tiene viciadísima. El caso es que inventarte que la estancia en la isla es un coma y que se ha enamorado de una monja por su voz, el hacer entender que el hombre está obsesionado con Penélope Cruz (tanto en el nombre que pone a la isla como en la imagen que le pone a la voz), la frase profunda que ya comenté el otro día, el "chiste" de que morir devorado por un pulpo sería una muerte digna para un escritor y saber que un pulpo es un cefalópodo son detalles geniales. Quizá es que no me gusta la originalidad desbordante que desemboca en un surrealismo excesivo y por eso me ha encantado.

Anónimo dijo...

¿En serio vas a un taller de escritura? ¿Para qué?

¡A mí me ha gustado!

ConfidentLinarola dijo...

Con el “eso es todo?” antes de leer yo me quede: “es que acaso no ha leído el relato Navidad?” .. no viene al tema, pero bueno, mas me ha gustado el de Navidad –por decir algo-. Como siempre no puedo ser objetiva y me encanta “como escribes”, y como soy la persona mas parcializada de este planeta le hecho la culpa al profe…

Me gusto lo de “comida” y la idea de que segregasen tinta con su carne XD …escritor… ha ha me recordó a la película de Guerra de los mundos (la de Tom y Dakota) cuando escupían sangre o algo asi –los traterrestres- y me imaginaba al pulpo…


vale q no viene al caso, XD



seguid con tus ideas propias mejor jiji ^^