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Yo soy revisionista

Sí, con todas las letras. Soy revisionista. Y a mucha honra. Si no fuese revisionista sería un jodido borrego. Lo siento, pero no estoy hecho para balidos.
Me sorprende negativamente que en pleno siglo XXI todavía existan doctrinas que tenemos que creernos a pies juntillas. Es un ejercicio de aprendizaje sin derecho a crítica, lo cuál me suena más a secta o dictadura que a tiempos modernos. Imaginad que el Código Penal prohíbe cuestionar o revisar (revisar no es negar: es eso, revisar para concretar) la teoría de Darwin. Yo la cuestiono, lo siento, y eso no me convierte en un creacionista. No a menos que tú seas un inculto y me quieras llamar así, pero mis opiniones no tienen nada que ver con la Palabra de Dios. Nada más lejos de la realidad.
Estos días comprobamos cómo un obispo (o lo que sea) afincado en Argentina persiste en negar el Holocausto. No es que lo niegue absolutamente: es que niega que fuese exactamente, al 100%, como dice la doctrina. Un revisionista, vamos, como tantos otros. Ahí el Papa le pide que recule, la Merkel se estira de los pelos y los rabinos se ponen a quemar el Nuevo Testamento. Un cuadro que ni el Guernica.
Imagino el daño que pretenden hacer algunos con el revisionismo del holocausto. Quieren quitar culpa a los nazis y acabar diciendo que ahí sólo murió un judío que se cayó de la bici, pero eso no quita que haya otros miles de historiadores en el mundo que intentan conocer lo que de verdad ocurrió y se encuentran más impedimentos por parte de los exterminados que por los exterminadores, y no precisamente porque el asunto les produzca traumas, a la vista del crédito económico, mediático y social que le sacan más de medio siglo después. Simplemente no quieren que nadie estudie y revise los hechos, nadie que no vaya con su discurso, y quien no vaya con ellos es considerado antisemita. Ahí queda todo.
Yo no me atrevería a negar que existió el holocausto, porque de verdad existió. Tampoco creo que las cámaras de gas sean un mito, si existen pruebas que lo demuestran. Pero si hay tantas pruebas como dicen que hay para demostrar que no fueron seis millones de judíos asesinados, sino que fueron menos, yo quiero saberlo. Si fueron cuatro millones no se exculpará a los nazis, si es lo que temen. Pero mientras más intentan demostrar que puede haber errores en las cuentas, y que si bien no fue menos cruento pero sí hubo menos víctimas, los judíos les tapan la boca e impiden que realicen cualquier tipo de investigación. Por más que las cuentan lo le salgan a alguno.
Los revisionistas, que pueden ser incluso judíos (¿por qué no? Hablamos de datos objetivos, no de sentimientos), sostienen buenos argumentos que nadie hace ni caso. Mientras, países como España prohibían por ley que nadie revisase el Holocausto, bendita libertad de expresión. Supongo que uno es libre de decir que murió un millón más de los seis popularizados, pero decir que fue uno menos no gusta tanto. Encantadoras víctimas. Gracias a Dios que nuestro Tribunal Supremo tiró por tierra esa ley, y que hoy somos un poco más libres que ayer de estudiar nuestra propia historia. No estoy a favor del revisionismo del Holocausto: es que estoy a favor de todos los revisionismos, en tanto que quiero aprender y que lo que aprenda sea lo más certero posible. En los campos de exterminio, en la Guerra Civil española, con Napoleón, con la Iglesia o donde haga falta. La verdad sobre todas las cosas. Y que nadie nos diga lo que nos tenemos que creer, prohibiéndonos demostrar lo contrario. ¿Si fueron seis millones de judíos de verdad? Yo no lo sé, como tampoco sé lo contrario, pero no consiento vivir en un mundo donde uno tenga razón por ley.

10 comentarios:

Rocy dijo...

Es que sobre ese tipo de cosas nunca vamos a saber la verdad.

Y si lo sabemos, no será la verdad del todo, quedará siempre algo oculto, aunque pensemos que no.

Es el cuento de nunca acabar.

Astianacte dijo...

La historia es lo que nos ha traído a este mundo lleno de comodidades, es una de mis frases célebres (o igual la escuché en alguna parte, pero es una buena frase).

Y conocer historia es conocer el presente, el por qué de las cosas que hacemos hoy en día. Además, espero que en el 2150 estudien nuestro comportamiento y lo transformen en uno mejor.

Porque la historia tiene su parte buena, y su parte mala. El Holocausto es historia, y nadie puede cambiar eso. Igual que nadie puede cambiar que los musulmanes conquistaran la Península Ibérica o eliminar la violencia feudal que hubo esos años, por ejemplo.

Pero, a lo que iba, el Tribunal Supremo habrá hecho bien en derrocar esa ley, pero no sé si el remedio ha sido mejor que la enfermedad. No he vivido una dictadura, y no me gustaría vivirla. Pero ver como destruyen la historia de nuestro país cada vez que en la televisión vemos como quitan monumentos de las calles solamente porque se averguenzan de ellos, da pena.

Y podría seguir con más ejemplos de como la humanidad de hoy se está adueñando de la de ayer. Y también podría hablar de la "Historia de la humanidad. Versión Iglesia" pero es un tema demasiado largo :P

Prigkinissa dijo...

No tengo ni una sola pega a tus argumentos, por esta vez. Quizá el problema es que la historia muchas veces se basa más en sentimientos que en hechos objetivos. El ser humano es así, es más subjetivo que objetivo.
No soporto a las víctimas que se convierten en villanos, no soporto las dictaduras, no soporto las mentiras y, menos aún, las verdades a media.¡Viva el revisionismo, pues!

Pazcual dijo...

Al final del día, se sabrá la verdad. Si fueron menos o más (pensé que eran 6) pues ya se verá. Nada repará el dolor de las victimas y negar este tipo de cosas es, a opinión personal, una vergüenza.

En un país como el mío -Colombia-(y España lo vivió con Franco) en dónde las desapariciones fueron (y esperemos que no se presenten en un presente, valga la redundancia)el pan de cada día para ciertos pueblos y/o ciudades era desapariciones y masacres. Tal es la situación, que actualmente no se tiene una cifra certera. Sin embargo, y como has escrito tú, eso no quiere decir que haya que negar esa etapa de la Historia.

Como acaba de escribir esta chica, no hay nada malo en revisar y chequear. Si todo se hace con una base de reparación y aclaración, ¿porqué no?

Saludos,

Paz

Pruna dijo...

Sin que sirva de precedente, por esta vez estoy de acuerdo. La historia la manipulan los vencedores. Siempre ha pasado, en la novela de 1984 queda muy claro.

Ante cualquier acontecimineto hay más de una versión, y puede que ninguna de ellas sea la verdadera. Si esto ocurre con hechos relativamentente cercanos en el tiempo, imagina con hechos más lejanos.

En cuanto a Darwin, de momento es la teoría, que no la ley, que más me convence, pero estoy dispuesta a cambiar de opinión si alguien formulara otra teoría diferente que me convenciera con pruebas y argumentos. De momento la creacionista no lo ha hecho.

No creo en dios. Y cada vez que reflexiono sobre ello, estoy más convencida de que no existe. Cuando murió mi padre, envidiaba a los creyentes, porque ellos tienen un consuelo, pero para mí la vida es hermosa en sí misma, no porque exista el paraiso después, hago mío el lema de los ateos.

"Probablemente dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida"

Saludos

Rubén Mato dijo...

No me parece mala la idea de ser revisionista, pero este es uno de esos casos que han sido tratados y manipulados por unos y por oros. ¿Es posible que se descubra algún dato nuevo al respecto? Si. ¿Es posible que se llegue a conocer toda la verdad? No lo sé, pero lo dudo mucho.

El otro día me dieron una buena lección de realismo periodístico. La objetividad es una falacia. Existe la honestidad. Y eso viene siendo contar las cosas lo más verazmente posibles, confirmando todos los datos. Un revisionismo exhaustivo. Es por ello que creo que [probablemente] no veamos nunca la verdad del asunto. Y en caso de que alguien la aseverara, es muy probable que mienta, se equivoque o lo engañen falsos datos. Y es que en este enigma, me cuesta mucho pensar que todas las fuentes a consultar vayan a ser honestas. Y que todas las pruebas dispuestas vayan a ser reales. Ha pasado mucho tiempo, y las verdades, con el paso del tiempo, se vuelven más débiles.

Por cierto, yo sí creo que existió.

Anónimo dijo...

A mí algunos videos de negacionismo del Holocausto me ponían muy enferma. Pero realmente si que llegan a ponerse muy a la defensiva con el revisionismo, de hecho califican de revisionismo lo que no lo es. Por ejemplo, con la última novela que he leído. Parece ser que a los alemanes de la época de la II Guerra Mundial con alguna relación con el nazismo no se les puede retratar como gente que ama, o que siente, o que quizás alguien apreciaba... Porque hasta eso es revisionismo XDD Venga ya por Dios... Un ejemplo (no idéntico al de la novela), si tenemos a un tío nazi no puede amar a sus hijos, ser un marido dulce y un buen padre (eso es darle una "luz" muy amable) no, mejor hagamos que sea un padre autoritario y cruel y que pegue a su mujer. Sin embargo, a mi me parece mucho más aterrador e interesante lo contrario, pensar que alguien puede darle a sus hijos un beso de buenas noches y al día siguiente dirigir un campo de concentración. Pero parece que tener una mínima cualidad buena les hace sentir que en cierto modo ya no es "malo" o que se redime totalmente(lo cual es una estupidez, porque lo mismo muchos asesinos en serie amarían a su madre. Es que no se puede odiar a todo el mundo, digo yo...)

Anónimo dijo...

Confident dijo…
Y la verdad aquí es esta… Si no fueras revisionista, -o pensases en la forma que lo haces- no serías Hombre con Criterio y quizás pocos estuvieramos leyendo este blog… Se revisionista con todas las de la ley!!!

Plumas dijo...

Me sorprendes Cronista.
Morgana.

Kirvyn dijo...

Hola Cronista,

Nunca pense que escribirias de este tema, Yo tambien me considero revisionista. Si no as leido este libro, buscalo, te sorprendera:
El Mito de los 6 Millones, de Joaquin Bochaca.

Salvador Borrego es otro autor del tema.

Henry Ford escribio un libro sobre los Judios tambien, pero mucho antes del holocausto.

Saludos!