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Psicosis e iPod

Hace ya unos cuantos años, ¿cinco, seis? me atracaron en la calle Jaca, pasarela oscura y solitaria entre los Viveros y la Hípica. Entonces no me pasó nada, aunque no por falta de oportunidades. Un mensajero de MRW salió del coche armado con un bate de beisbol a espantar a la decena de chungos que querían quitarme el dinero. Si no llego a ponerme en mitad de la carretera a parar el coche, no sé qué hubiese pasado.
La cosa hubiese quedado en la anécdota de no ser porque una semana después me atreví a volver al geriátrico donde colaboraba, pero no sin miedo. "Pero no vayamos por la calle Jaca, por favor. No tentemos la suerte". Fuimos por San Pío V y en la misma puerta de Viveros, por segunda vez en escasos días, nos atracaron. Ahí sí me quitaron el dinero, el móvil y hasta unos bombones que mi madre había comprado para los ancianos terminales. Terminó muy buen corazoncito con los mayores. Dios había decidido que era mejor que no volviese.
Con dos atracos en tan poco tiempo viví una auténtica psicosis. Salía de casa, pero me costaba mucho. Cualquier persona que viese con mala pinta a cien metros de distancia ya me ponía histérico, pedía a mis amigos cambiar de acera y era capaz de correr como una gacela con cualquiera que pidiese un euro. Algunos se lo tomaban a broma y a otros les molestaba, porque no lo ponía nada fácil. Pero de verdad que sufría, lo juro. No sentirme libre por la calle, por mi ciudad, tener el miedo a que en cualquier momento te puede pasar cualquier cosa. Estoy seguro de que alguno sabrá a lo que me refiero, no es ningún chiste.
Con los meses me fui calmando, muy poco a poco. La psicosis fue viniéndose a menos hasta desaparecer, si bien nunca he perdido ese sentido de alerta para el peligro. Así, lo justo. Aunque nunca le perderé el respeto a la calle Jaca, dicho sea de paso. Entre relinches y drogadictos, puedes pasarte de principio a fin sin más compañía que la luna de Valencia.
Pero bueno, esta historia es de hace mucho tiempo. Ya lo había superado. Me encanta pasear por Valencia, sentirme libre. La libertad es mucho más valiosa que la vida, menuda obviedad.

Hasta hace unos días.
En mi misma calle, mi misma manzana, la esquina de Pochi. Un chico con el rostro magullado y lleno de cicatrices, y la boca que parece el rosario de la aurora, sale de su quietud cuando me ve acercarse. Se planta delante de mí. Hace una señal a los dos armarios que están diez metros de distancia, plantados en una verja esperando a alguien o algo, y vienen hacia mí. Me enseña el paquete de tabaco. Supongo que me dice si tengo fuego, lo mismo que si llevo la hora o si tengo un euro para el metro. Cualquier excusa para pararme en la calle y saquearme.
Supongo que dice eso, porque llevo la música a tope. No oígo lo que me dice. Cojo y me doy la vuelta sobre los talones. Le dejo con la palabra en la boca, a él y a los otros dos pandilleros que vienen a por mí. Vuelvo a casa, no me han seguido. No me siento seguro hasta llegar a la portería. No me han quitado dinero, no me han robado el iTouch, ¿pero se puede decir que no me hayan arrebatado mi sensación de libertad? Eso vale mucho más que todo lo demás. Me siento inútil, rebajado, y sin embargo sé que podría haber sido infinitamente peor. Salgo a la calle de nuevo, tiempo después, y no paro de mirar hacia todos lados. Cruzo de acera para no pasar por la esquina, no sea que. Ellos no han ganado nada, pero yo he perdido abiertamente.

En realidad me pasó algo que llevo mucho tiempo imaginando: una situación trágica en la calle, mientras suena la música a toda pastilla en mis oídos. Hace tiempo quise escribir un relato corto de una chica a la que violaban mientras en sus oídos sonaba Copacabana. Ni sus gritos ni los jadeos de él, sólo la voz de Barry Manilow cantando la historia de Lola y los demás. La chica, igual que aquel de La Naranja Mecánica, no podía volver a escuchar la canción sin volverse loca.
No llegué a terminar ese relato, pero hace poco un personaje de S.F.I., la historia que estoy escribiendo ahora (novela, pero suena demasiado pretencioso), moría en la calle mientras escuchaba la misma canción a toda virolla en su mp3.
No recuerdo qué canción sonaba en mi iTouch el otro día. Mi mente, gracias a Dios, ha borrado todo el sonido de la escena. Y eso que no podía oír otra cosa.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lo peor que puede pasar... no tener libertad. Tener que cuidarte y desconfiar de todos...

Nazaret dijo...

Preferiría mil veces que me atracaran en la calle a lo que me pasó. Y si, también en mi caso se lo tomaron a risa, pero no tenía ni puta gracia. Se lo contaba a mi jefe, se meaba. Claro que un par de semanas después, cuando me tocaba ir al turno de las 7 de la mañana, me dijo que se sentía mal por aquello que le había contado. Suerte que mi padre estaba de noche y me esperaba para llevarme al curro antes de ir a dormir. No hubiera podido soportar andar durante 40 minutos por las calles de mi ciudad a las 6.30 de la mañana. Ya es difícil encontrar un alma los sábados a las 8, y como dices, para qué tentar a la suerte.

A mi las dos veces me ocurrió a escasos 100 metros de casa. Supongo que precisamente por eso, porque dejo la calle principal para colarme por otra más tranquila, y es cuando aprovechan para atacar.

Ya sabes, te entiendo perfectamente, viví la misma paranoia. En octubre me había apuntado a un curso de autodefensa que era en mayo, porque tenía muchas ganas de hacer uno. Me ocurrió en enero. Mala suerte también, supongo. Si no al menos le habría reventado la cabeza al subnormal.

En fin, que yo tenía mi rencor muy bien guardadito en el subconsciente...

Anónimo dijo...

vayas experiencias las tuyas....cosas asi a uno le dan a reflexionar y hablar con mi yo conciente,¿que haria si me viera en una situacion como esa?emmmmmm...pues como ser humano seria capaz de hacer cualquier cosa,como francisca es muy probable;si aquel dia ando de malas pues creo que me atreveria a pelear,si ando distante creo que solo atinaria a correr o a desparecer,ahora si es muy de impreviso no lo sé,por eso anden prevenidos ,entrenarse es una buena forma,defensa persona por ejemplo es una buena alternativa,ahora si tienes un caracter potente ,no creo que haga falta.En todo caso es una muy buena alternativa el arriesgarte y enfrentarte a los opresores ,seria como de pelicula,aunque pierdas la vida hay que ver el lado positivo lo hiciste valientemente..como miles de nuestros heroés nacionales,se arriesgarón ,ya que tanto creerse un heroe no?
Aun asi siempre alerta...
pd: bien truculentas los temas de hitorias de jovenes violadas,me llama bastante la atencion y me parece bastante extraño que una persona se atreva a escribir cosas y temas como esos y a la vez muy gracioso...su final...

Anónimo dijo...

Lo peor es que yo ya tengo el tic policia... Miro para atrás todo el tiempo y me cambio de acera... Y aún no me ha pasado nada xD
Nunca me han llegado a atracar, pero tengo la psicosis igual... Me intentaron robar el bolso en el parque, el parque estaba totalmente plagado de gente paseando, el chico no llevaba nada, todos vieron como me intentaba coger el bolso, como estaba totalmente detrás pegado a mí durante buena parte del paseo, y tuve que ser yo la que me diera cuenta y pegara el tirón de manera totalmente instintiva para que no me robaran el bolso (con mi movil, mi dinero, mi ipod...). El chico sonrió y se largó. Pensé en ello todo el día, era sensación que dices, no me salía la palabra, pero sí, rebajada, que venga cualquiera y sin más pueda quitarte lo que es tuyo. Y eso que allí no pasó nada, ni nadie hizo nada, porque nadie nunca hace nada... Eso es lo que me da rabia. Que da igual que estés en un callejón oscuro o en un vagón lleno de gente y dos chicos te empiecen a llamar de todo, nadie se pondrá de tu parte, y porque solo les dió por decirte supuestos piropos de dudoso gusto y luego insultarte cuando pasabas, que si les hubiera dado por pegarte de tortas nadie levantaría la vista.

Nacha dijo...

Mi madre dice que yo llamo a los delincuentes, pues constantemente en el bus en el que venimos juntas le sucede un asalto o un connato de.
Ella ya no se atreve a salir conmigo en bus, sin embargo yo tengo que seguir haciendolo y siempre ando mirando a todo mundo, si algo me da mala vibra mejor me bajo enla primera parada y tomo otro, o si esto sucede en la calle, me meto a cualquier negocio cercano y en donde encuentre mucha gente...
Supongo que si soy paranoica, pero prefiero llamarlo prevenir, pues uno nunca sabe lo que puede encontrarse en la calle y menos por estos días.

freshwater dijo...

Me identifico contigo... a mi también me pasó eso... Afortunadamente, hace tiempo que no me pegan ningún susto de esos.

Y si, lo peor es sentirte sin libertad en tu propia ciudad... es más, en tu propia calle.

Anónimo dijo...

te imaginas la psicosis de alguien a quien le han entrado a robar a su casa, hay no solo pierde la libertad de andar por su ciudad, no puede ni siquiera llegar a su propio hogar por miedo ...
por dios es lo peor que le puede suceder a alguien , tanto como en la calle como donde sea ...es una sensacion horrible

En la universidad conoci a una chica que para ella el robo era algo nada importante pues en su familia la mayoria de sus primos robaban y lo contaba asi con mucha naturalidad, ella reconocia que vivia en un lugar donde chicos tambien robaban pero reconocia que ella no lo haria nunca porque estaba aburrida de vivir en ese entorno .. aunque claro siempre quede con eso ...no confiar en ella ... que tanto podria creerle , o que podia hacer me daba miedo ...

Anónimo dijo...

4 veces me paso. 4 en un semestre. Es frustrante en verdad, por que pasan muchas cosas por la mente en esos momentos, la idea de escapar de aquel lío y de hacer un "plan" que no puede fallar sin que salgas herido de alguna forma, es bastante impotente.

Nunca lo vi desde tu perspectiva, el quitarte la libertad y vivir en uns psicosis constante, pero es cierto y no lo veía, al no poder estar tranquilo sobre las calles y vivir temeroso de que la situación vuelva a repetirse es como si en verdad estuvieses prisionero, prisionero del miedo y la incertidumbre.

Una ocación me paso y sin mayor accidente.

La segunda fue con una navaja en mano y mi miedo fue brutal, aunque no lograrón quitarme nada.

La tercera con una pistola. Creo que este asalto fue el que más me impacto, por que el miedo que tenía de que el asaltante por nervioso tirara del gatillo fue realmente catatónico.

La cuarta resulte golpeado. Eso pasa cuando te opones rotundamente.

Puedo decir que a partir de estas experiencias de verdad mi vida si a cambiado, no con un giro de 360° pero si de forma significativa. No puedo asistir a mi colegio sin pensar que algo puede pasarme en cualquier momento, no he llevado mi vida igual, temo salir a comprar algo o incluso de caminar el mismo camino cada día.

Son cosas a las que sonaría estúpido acostumbrarse, pero al final... cuando no paras de vivir de esa forma, terminas por resignarte a que cuando tenga que pasar algo, pasará. (aunque conviene más estar a la espectativa y mantener una alerta permanente) Más vale prevenir.

A mis amigos les es bastante molesto que los haga cambiar de acera o que tenga la "sospecha" de alguien, lo cual me pone más tenso y nervioso.

Prigkinissa dijo...

"La libertad es mucho más valiosa que la vida, menuda obviedad."¡Qué frase! En cambio, los seres humanos tenemos más desarrollado el institno de supervivencia, qué triste.

Es extraño lo de la música. A mí me da yuyu cuando voy en un coche con la música a tope, debe ser que mi inconsciente recuerda alguna escena de accidente de tráfico con música de fondo...

Anónimo dijo...

Me quito el sombrero ante ti. Tiene muchísimo mérito que después de eso mantengas la confianza en la sociedad y sigas invirtiendo tu tiempo en ayudar a los demás (por ejemplo desde este blog). Felicidades y gracias.

En ese sentido creo que he tenido muchísima suerte. Lo peor que me ha pasado ocurrió hace dos meses en Madrid, en Moncloa, cerca del Ejército del Aire. Allí había llegado yo desde Bilbao con mi maleta para asistir a un encuentro académico. Pero había llegado el primero (como acostumbro) y estaba solito. Un tío me vino a pedirme dinero para el metro. Aunque sea un tópico, su imagen me hizo desconfiar y no me atreví a sacar la cartera en la que ocultaba además la llave de mi maleta y toda la documentación. Me empezó a echar un discurso de que si estaba dejando las drogas y de que yo era un egoísta de mierda... Me empecé a asustar. Ni siquiera me atreví a salir corriendo hacia el Ejército porque Dios sabe qué habría ocurrido si le doy la espalda al individuo. Al final, llegaron mis compañeros y el tío se amedrentó.

Naturalmente que no se puede comparar ni de lejos con lo que te pasó a ti. Lo que quiero decir es que me sorprende muy gratamente que sigas al pie del cañón cuando otros por chorradas hemos estado a punto de dejar cualquier tipo de voluntariado o colaboración social, para llevar una vida "más segura".

Indudablemente esas cosas marcan. Yo antes cuando iba a mis clases de Inglés las mañanas de los sábados pasaba por el estadio de San Mamés. Un día me crucé con una persona. Le miraba fijamente. Él hizo un gesto inofensivo con la cabeza y yo salí corriendo hasta entrar en la contigua Escuela de Ingenieros y toparme con el guardia de seguridad... No me alejé del guardia hasta bien entrada la mañana y a partir de entonces cogí un camino tanto más largo como seguro para ir a mis clases...

Anónimo dijo...

A mi me pasó dos veces en periodo muy corto y justo en esa edad que empezaba a salir con los amigos. Era un sentimiento de impotencia tan grande... me sentía tonta (encima!)
Pasé mucho tiempo intentando llegar siempre acompañada por alguien a casa y cuando no podía ser hacía los trayectos corriendo.
No hace mucho que recordé esos momentos y caí en el cambio de actitud tan brutal que he hecho con el paso de los años, creo que ahora soy demasiado confiada. Es como si mi subconsciente me dijese que si aparento estar tranquila no se acercarán tanto a mi. Porque eso sí que lo tienen, son unos cobardes! sólo se acercan a quien creen más indefenso...

Anónimo dijo...

vaya k chungo todo! o_o
nunca me paso nada de eso y creo k me moriria de miedo luego!

Yo NUNCA oigo musica en la calle desde k vi un capitulo de csi miami k mataban a varias chikas k hacian futing con musica y asi aprovechaban a acercarse sin k ellas le oyeran. Ademas me parece superimprudente! ya un dia casi arrolla el tranvia a mi hermano k no lo oyo venir!!

Anónimo dijo...

Nunca me asaltaron, pero camino por la calle totalmente alerta. Algunas amigas se ríen, pero es que ando cruzando a la otra vereda, esquevando los contenedores dee basura, las calles oscuras. Si puedo, no ando sola de noche. Siempre llevo algo en la mano con lo cual defenderme, ya sea un paraguas o el llavero en mi mano, sacando una llave entre cada nudilo. Voy mirando para todos lados, y nunca escuchando música (aca en Uruguay si te ven con auriculares te roban), saco el mp3 cuando me subo al bondi y lo guardo al bajarme. Y siempre llevo unos pocos pesos en el bolsillo, para que los chorros se queden contentos, porque si no tenés nada, te hacen cualquier cosa.

Aca te asaltan niños, con botellas partidas, navajas, palos, lo que tengan. Son niños, pero si no tenes nada, te escupen, te orinan o te cortan la cara (esto es lo que a algunos conocidos les ha pasado). Es un peligrgo. Y no les podés hacer nada, porque si les pegás y te ven, vas preso.

Prigkinissa dijo...

¿Qué significa "bondi"? qUÉ PALABRA TAN GRCIOSA, fonéticamente hablando. Me encata el español de america. Ains...y odio mi acento madrileño, ja,ja.

Anónimo dijo...

Lamentablemente debo decir que si conozco la situacion de paranoia que tan bien describis en el post. Me robaron una vez, un chanboncito con una navaja ( oxidada, cabe agregagr), no tenia mas que unas monedas y un reloj barato, pero claro esta que lo mas valioso que uno pierde en un asalto es la seguridad. Yo por una semana tambien, todas las antenita sparadas,el cambio de calle no te sirve de nada, desde ya te lo digo.a mi cuando me asaltaron les vi las cara sy me cruze de calle, de nada sirvio....
Ahora no ando pensando en eso pero algo cambio, eso si.

Anónimo dijo...

Vaya, que mal, y eso que no has venido a México, DF, en verdad aqui las cosas son peores.
Tienes mucha razón, lo peor que te pueden quitar es la libertad y la tranquiliadad, yo soy amante de la noche, me encanta andar por la noche divagando un poco, y sin embargo, debido a la inseguridad, no puedo hacerlo como quisiera, tienes que cuidarte en todo momento y vivir con miedo a ser agredido, eso, no es vida.
Y lamentablemente, no queda de otra que acostumbrarte, ya que el gobierno hace caso omiso a estas situaciones.