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Experimento en el metro

Yo se lo propongo a los científicos, porque este experimento me resulta un pelín más interesante que el crear gusanos homosexuales o los hábitos de fumador del mono de culo rojo. El asunto está en saber qué opina la gente de otras personas, cómo las juzga en cuestión de milésimas de segundo, y cuanto interviene su subconsciente.
Esto empieza así: una mujer entra al vagón del metro. El asiento más próximo es un espacio entre un negro y un sudamericano. El siguiente, entre un anciano y una fondona cajera de supermercado uniformada. Y más allá, un par de asientos vacíos donde podría estar más ancha. ¿Dónde se sentará? ¿Dónde te sentarías tú?
Todo esto viene porque me quedo mosqueado algunas mañanas cuando la señora de turno pasa de largo y prefiere ir un poco más lejos para sentarse al lado de otras personas. En el caso de hoy, el hueco estaba entre servidor y un latinoamericano. ¿Será él? ¿Seré yo? ¿Será que llevo la música muy alta o que tengo pintas de ir a abalanzarme encima del primero que pase? Sea lo que sea, algunas personas prefieren otros asientos. Otras, en cambio, no se lo piensan tanto. O me prefieren a mí al inmigrante de turno, no importa que se vea que viene de trabajar en la obra y que es el más vulnerable de todo el vagón. O no. Es igual: todos, al entrar al vagón, tomamos rápidas decisiones. El porqué, se lo dejo a los científicos. O a los sociólogos. A quien quiera encargarse, en fin.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando subo al bus, prefiero sentarme en un lugar despejado, y no compartir asiento con nadie. Si no queda de otra, me siento al costado de alguien o voy parada. Creo que a cada quien le gusta tener un espacion personal... y por supuesto depende la pinta de la persona con la que te sientes al costado (hijo: ese dia derrepente estabas despeinado!)

Anónimo dijo...

te ha faltado contemplar la opcion de quedarse de pie por educacion, por que seguramente exista en el metro otra persona que necesite mas el asiento que estas ocupando, como es mi casa, aunque cuando me siento no miro quien esta sentado al lado, solo miro si esta libre y prou

Anónimo dijo...

cuando entro al bondi (ómnibus), me siento en el primer lugar vacío contra la ventana que encuentro, si no hay ninguno, elijo el asiento más próximo al guarda, y si no me siento en el primero que vea, a no ser que vaya un viejo con pinta de verde, en ese caso prefiero ir parada. Pero nunca juzgo a los que van sentados por su pinta o por su color, o por la plata que aparenten tener.

Anónimo dijo...

Creo que uno siempre prefiere sentarse en un lugar solo.
Pero si es por sentarme me da igual al lado de quien, es una persona ante todo, da igual como vaya peinada, vestida o de que nacionalidad sea.

*boreal* dijo...

Tienes toda la razón, el dilema de ¿dónde me pongo en el bus? lo tenemos todos cada día y siempre terminamos poniéndonos alejados de todo el mundo o dónde nos sintamos menos "incomodos", teniendo encuenta que estamos rodeados de extraños.
Yo, personalmente, siempre me quedo de pie en la guagua(autobús en canarión)por un lado, porque así evito tener que decidir un asiento u otro, y por otro porque siempre que me siento, al rato termino levantándome denuevo para cederle el sitio a algún anciano o anciana.
También, si te sientas, corres el peligro de quedarte en el asiento de la ventana, y que se siente a tu lado alguien que se vaya a bajar en una parada después de la tuya. Así, inevitablemente surge el momento: "Perdone, me deja pasar, la próxima es mi parada" y con ello los equilibrismos para caminar airosos hasta la puerta sin pegártela.
Creo que seguiré quedándome de pie intentando no hacer demasiados prejuicios por el que esté al lado.

Pruna dijo...

Si voy en bus y me bajo al final de la linea busco un asiento cerca de la ventana, para no tener que levantarme, si son pocas paradas me quedo cerca de la puerta. Y en el metro no me siento nunca porque es imposible encontrar uno vacío, y si lo encuentro me da igual quien haya al lado.

Anónimo dijo...

El primer sitio que veo, lo importante es sentarse :P Es en serio.

Anónimo dijo...

Yo con sentarme tengo suficiente (sobre todo por las mañanas... menudas peleas!! xD). Pero si puedo elegir, huyo de adolescentes y de gente que huele mal, aunque a veces de esto último te das cuenta demasiado tarde...

Nazaret dijo...

Los sociólogos y psicólogos estudiaron eso hace miles de millones de años, y puedo resumírtelo porque es muy sencillo. la gente, es espacios cerrados tipo metro, tren, autobús, en primer lugar va a buscar siempre el asiento vacío, ya sea indivual como doble, o cuádruple. ¿Por qué? Por el famoso espacio propio, es decir, todos necesitamos nuestro espacio, y cuando un desconocido lo invade nos sentimos vulnerables, y lógicamente no nos gusta. Por eso siempre tratamos de ir solos. Cuando no nos queda más remedio que compartir asiento, siempre vamos a sentarnos junto a alguien que nos inspire confianza y nos de buenas vibraciones. Si no, no nos sentaremos, somos capaces de ir de pie con tal de no compartir nuestro espacio con un desconocido que no nos dé buen rollo.

Si te fijas, yo lo hice en el metro de Bilbo, que no sé cómo será el de Valencia, las personas cuando nos sentamos a esperar al metro, en los bancos, siempre es dejando espacio. El primero, se sienta en el centro o en una de las esquinas. El siguiente, se sentará lo más lejos posible. Y se irán poco a poco acortando distancias. Una vez más, es por aquello del espacio. Si nos invaden, no nos gusta.

Esto salía en un anuncio de coches, ¿eh? hay que ver un poquito la tele :P

Anónimo dijo...

mmm yo no monto bus